Fabián Cando llegó a una casa de salud en Riobamba. Fue atendido debido a una gripe que le duró un mes. La preocupación estaba latente porque la cura no llegaba. Finalmente, fue diagnosticado con hipertensión.

Esta enfermedad afectó a sus riñones y debido al daño en ellos tuvo que ser sometido a un trasplante. “Bebía y comía de todo. Pensaba que era sano”, mencionó Cando, quien a los 19 años fue diagnosticado con la enfermedad.

“Estas enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, dislipidemias e hipertensión, si no se atienden a tiempo o se diagnostican tempranamente, pueden causar daños en órganos importantes, como corazón, cerebro, riñones, vasos sanguíneos y ojos, que son particularmente vulnerables”, explicó el doctor Luis Ríos, médico del hospital Eugenio Espejo.

El doctor Ríos agregó que Fabián es un paciente con hipertensión severa porque, a pesar del medicamento con el que se trata, aún mantiene 198 de presión arterial sistólica.

Expresó que esta enfermedad se define cuando la elevación de la presión arterial está por encima de los valores que se consideran topes o normales, es decir entre 140 y 90. “La hipertensión es un problema de salud muy serio; con el paso del tiempo se incrementan casos. En 2002 la población hipertensa era de un 26% y se espera que a 2025 sea de 29,6%”, manifestó el galeno.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2011-2013, “la hipertensión es la segunda causa de muerte en Ecuador (INEC 2011), y el principal factor de riesgo determinante de la carga de enfermedad a escala mundial”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, 1 de cada 3 adultos tiene la tensión arterial elevada, lo que causa aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía.

La organización internacional señala que esta afección fue la causa directa de 7,5 millones de defunciones en 2004, lo que representa casi el 13% de la mortalidad mundial.

Actualmente, el Ministerio de Salud Pública, a través de la Dirección Nacional de Estrategias de Prevención y Control, trabaja para combatir las enfermedades crónicas no transmisibles (enfermedades cardiovasculares, entre ellas hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedades pulmonares crónicas y cáncer), mediante un programa de capacitación y concienciación de las personas.

En las unidades operativas del Ministerio de Salud Pública se realizan actividades de prevención y promoción de la salud, con el fin de atender a la población en riesgo de sufrir hipertensión arterial.

Según explicó Ríos, para que se produzca la hipertensión pueden intervenir diferentes factores, que pueden ser genéticos y ambientales; la falta de una dieta adecuada, exceso de sal, comer muchas grasas, sobrepeso, exceso en el consumo de carnes rojas, estrés, falta de ejercicio, consumo de tabaco y alcohol.

Por ello, el galeno considera que el nuevo etiquetado de productos, que consiste en una semaforización de todos los alimentos procesados alertando el contenido alto, bajo o medio en azúcar, sal o grasa, ayudará mucho para que una persona conozca si el producto es perjudicial o compatible con las indicaciones de su médico tratante.

En la Conferencia Internacional sobre Etiquetado y Políticas Fiscales en Alimentación Saludable y Prevención de la Obesidad, que se desarrolló el 28 y 29 de agosto de 2014, en Quito, la ministra de Salud Pública, Carina Vance, mencionó en su discurso que el Gobierno, con la implementación de las políticas como la del etiquetado de alimentos, pretende lograr que la ciudadanía tenga acceso a información sobre lo que está consumiendo, con el objetivo de prevenir algunas de las enfermedades de mayor incidencia en nuestro país.

DATOS

Según la última encuesta Ensanut, la prevalencia de la hipertensión arterial en Ecuador es del 9,3% de personas de 18 a 59 años.

En Ecuador, los hombres padecen de hipertensión (11,2%) en mayor proporción que las mujeres (7,5%). En la población adulta joven del país (18-19 años) la prevalencia de la enfermedad es del 26,5%.

La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.

La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg1 cuando el corazón late.