No escucha bien. Cada vez que sus hijos le quieren decir algo, se acercan a su oído y le hablan con un tono de voz alto. Es Rosa Elena Camuedo, quien, pese a tener una discapacidad auditiva y diversos problemas de salud, no cuenta con una identificación del Consejo Nacional de Igualdad de Discapacidades (Conadis).

Mamá Rosa, como la conocen sus nietos, vive de la venta de caramelos y la recolección de botellas plásticas. La mujer de 45 años recibió ayer la visita de una brigada de la Misión Las Manuelas, cuyo objetivo es actualizar los datos de las personas con discapacidad censadas en años anteriores e identificar las necesidades actuales de este grupo poblacional que vive en situación de riesgo o pobreza.

Douglas García, gestor del proceso, y Mariana Deidán, miembro de Las Manuelas, arribaron hasta el hogar de Rosa, ubicado en la intersección de las calles Loja y Venezuela, en el Centro Histórico de Quito.

Una gruesa cadena y un candado oxidado protegían la entrada de una casa rentera de estilo colonial. Al ingresar, en el patio principal, varios niños jugaban descalzos, entre ellos los nietos de Rosa.

La mujer, que desde hace 9 años es viuda, salió desde una puerta de madera desgastada. Por su falta de audición, una de sus hijas fue la encargada de ayudar a los funcionarios a recaudar la información necesaria.

Rosa es jefa de familia, madre de seis hombres y cuatro mujeres. En la actualidad es responsable de dos menores de edad y también ayuda a sus hijas que ahora son progenitoras. Una de ellas es madre soltera, mientras que otra tiene una hija que nació con discapacidad intelectual.

A sus 7 años, Sofía Simbaña cuenta con un carnet del Conadis. El documento detalla que su grado de discapacidad es grave y el porcentaje es del 53%.

La pequeña no habla y al igual que los otros niños también permanecía en el patio jugando con botellas plásticas.

García y Deidán ingresaron en el hogar de Rosa compuesto con de habitaciones. En el primer espacio, un amplio costal lleno de envases plásticos reposaba junto a una mesa de madera en la que estaba una cocineta amarilla.

Mientras los funcionarios recaudaban información del tipo de vivienda, Rosa contó que antes de que su conviviente muriera tuvo un aborto espontáneo por lo que le realizaron un legrado. A partir de esa práctica médica empezó a sentir malestares, pero hasta la fecha, por falta de dinero no se ha tratado sus afecciones.

García informó que la acción de Las Manuelas busca actualizar el registro con el objetivo de que el Estado pueda reforzar su atención, a través de los diversos programas que impulsa la nueva Secretaría Técnica Plan Toda una Vida.

Cuando los funcionarios salieron del hogar de Rosa, un vecino alertó que en el segundo piso vive un adulto mayor no vidente y que por su avanzada edad ya no sale del cuarto que arrienda en esa casa.

García indicó que también lo visitarían. Antes de que él y su compañera lleguen a la casa de Rosa visitaron otros tres predios en los que se les informó que las personas con discapacidad registradas con la antigua Misión Manuela Espejo ya no vivían ahí. Incluso una ya falleció.

El registro fue simultáneo

Las brigadas no solo empezaron en la capital. Las visitas también se realizaron de forma paralela en Guayaquil y Manta.

Cada equipo conformado por tres brigadistas y un gestor se desplazó con el apoyo de tres militares, encargados de brindar seguridad.

En Quito, el teniente David Santacruz informó que 30 uniformados fueron asignados para las visitas.

Para la selección de los sectores a visitar, la Secretaría Técnica Plan Toda una Vida informó que se utilizaron los datos del registro social a fin de identificar a las familias que señalaron tener al menos una persona con discapacidad y que al valorar su situación socioeconómica se encontraban en pobreza o extrema pobreza.

Laura Anangonó, coordinadora de las brigadas en la capital informó que 13 equipos se desplazaron hasta  tres sectores urbanos: Centro Histórico, La Libertad y Chilibulo.

Está previsto que en esta primera fase de visitas, la cobertura llegue a 1.258 familias quiteñas. En Guayaquil son 9.870 hogares y en Manta 1.117. Posteriormente, las brigadas recorrerán todo el territorio nacional, cumpliendo el cronograma dispuesto por la Secretaría Técnica Plan Toda una Vida.

Anangonó recordó a la ciudadanía que el registro es gratuito y solamente lo pueden elaborar las brigadistas de Las Manuelas, quienes  están identificadas con su uniforme (un chaleco azul con el logo de la Secretaría) y portan un carné numerado. Asimismo, los equipos recorren solo las zonas designadas previamente. (I)