En convenio con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) está impulsando las ‘Pasantías Empresariales de Agricultura Familiar’.

A través de esta metodología de aprendizaje, las asociaciones con mayor fortalecimiento organizativo imparten sus conocimientos y experiencias a otras organizaciones.

En Guayas, por ejemplo, durante tres días la Unión de Organizaciones Campesinas Cacaoteras del Ecuador (Unocace) y Nueva Esperanza (Balzar) trasmitieron el ‘secreto de su éxito’, en forma práctica y vivencial, a asociaciones de otros cantones y de las provincias de Santa Elena, Manabí y Santo Domingo.

José Coronado, analista de la Coordinación General de Innovación del Magap, explicó que esa metodología ya fue utilizada con buenos resultados en Chimborazo, Imbabura y Bolívar. “Las organizaciones adoptan la experiencia de sus pares que ya tienen un plus en los temas abordados”, dijo, y agregó que se busca que las organizaciones acojan conocimientos y experiencias de forma más práctica y en su propio idioma.

Uno de los asistentes a las pasantías empresariales fue Lizardo Mesías, representante de la Corporación Agropecuaria de Pequeños Agricultores Manga del Cura (Manabí). En su contacto con otros productores, él conoció sobre los procedimientos para fortalecer su asociación, nociones de comercio justo, prácticas de manejo del grano y procesos de elaboración de subproductos del cacao.

“El método sirve para conocer las cosas buenas que hacen otras asociaciones (...) Al ser jóvenes debemos aprender de la gente que tiene experiencia”.

La organización a la que pertenece Mesías fue creada en 2008; cuenta con 82 socios jurídicos, y 273 productores, que trabajan dentro de una alianza con tres asociaciones de la zona.

De lo aprendido, Mesías opinó que es una ventaja trabajar de manera asociativa “porque no es lo mismo que un solo productor compita con una tonelada frente a los exportadores. De manera asociativa logramos volumen, mejor calidad e inclusive mejor precio”.

Los productores de Manga del Cura venden su producción a transnacionales, pero, su meta a corto plazo, es renovar las plantaciones para mejorar la productividad, y vender directamente de manera asociativa en mercados internacionales.

La asociatividad es una fuerza productiva en sí misma

La Unocace, creada el 2 de febrero de 1999, agrupa a 1.730 pequeños productores de cacao nacional fino de aroma, de Guayas, Los Ríos y Bolívar.

La organización tiene 10.400 hectáreas de cacao, con Certificación de Comercio Justo (FLO), y produce 1.500 toneladas métricas de cacao por año. De igual forma, comercializa sus productos (polvo de cacao, licor de cacao, manteca de cacao, cacao en grano) al interior y exterior del país.

Para Víctor Bajaña, presidente de Unocace, trabajar asociativamente aumenta las rentas y mejora las prácticas agrícolas en las fincas.

Bajaña contó que el agricultor estaba acostumbrado a vender el grano al intermediario, solo secado al sol y sin ningún tratamiento poscosecha. Para lograr el cambio, dijo, capacitaron en buen manejo del grano a los socios y directivos de las organizaciones filiales.

“Logramos que el productor no venda su cacao al intermediario y secándolo en plástico, panchas de lata o a orillas de las vías, sino que la comercialización sea asociativa para lograr un diferencial de precio en cada quintal de cacao”.

Los productores se empoderan cada día porque los diferenciales oscilan entre $ 20 y $ 25 por quintal frente al cacao tradicional.

Mencionó que “eso nos mantiene en el negocio, nos permite ser sostenible en el tiempo y brindar todos los servicios”.

Una organización crea sus condiciones de sustentabilidad

Para Freddy Cabello, gerente de la Unocace, el productor asume la asociatividad cuando observa el beneficio de los servicios que aquella permite alcanzar.

“La organización debe entregar servicios eficientes para que el productor se sienta no solo beneficiado sino también interesado en contribuir a mejorarlos y ampliarlos”.

Añadió que, para perdurar en el tiempo, la organización debe crear un sistema de ahorro o capitalización y, también, establecer indicadores de gestión que permitan evaluar sus avances.

“Si la directiva puede generar esos elementos, entonces la organización camina hacia su sostenibilidad”.

A lo anterior se suma la necesidad de elaborar un propio plan de desarrollo organizacional y tener políticas claras al respecto.

“Eso le ayudará a la dirigencia de una organización a cumplir con los objetivos planteados y a brindar un buen servicio a sus asociados”. (I)