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Las ciudades inteligentes se 'piensan' a sí mismas

Vancouver, en Canadá, es una de las ciudades más sostenibles, porque en ella se trabaja en propuestas innovadoras. La participación ciudadana es fundamental.
Vancouver, en Canadá, es una de las ciudades más sostenibles, porque en ella se trabaja en propuestas innovadoras. La participación ciudadana es fundamental.
Fotos: Brazilian experience
16 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

Imagine por un instante cómo sería vivir en una ciudad inteligente. Si bien habrá personas que la conciban plagada de pequeños robots que nos facilitan la vida, el término ‘inteligente’ abarca varios conceptos relacionados con el desarrollo económico sostenible y el uso de la tecnología.

Más allá de la posibilidad o no de interactuar con robots, estas urbes están concebidas para proporcionar soluciones integrales a los inconvenientes cotidianos por medio de una conjunción de eficaces sistemas de comunicación y dispositivos como sensores.

Así, por ejemplo, en una determinada avenida se encenderán las luces de los postes cuando haya peatones, el sistema de alcantarillado permitirá ahorrar agua y los semáforos realmente ayudarán a evitar los embotellamientos.

En otras palabras, la tecnología y el urbanismo se unirán para hacer la vida más fácil a los ciudadanos y para conseguir que los grandes núcleos de población sean más eficientes desde el punto de vista energético, mitigando el impacto ambiental.

La ciudad de Curitiba, en Brasil, es considerada una de las primeras ciudades inteligentes del mundo y una de las más ecológicas de América Latina.

Esta urbe, con cerca de 2 millones de habitantes, se destaca, principalmente, por su sistema de transporte público BRT (Bus Rapid Transit) con carriles específicos para autobuses bien diferenciados y separados de los del resto de vehículos.

También es ‘inteligente’ por tomar medidas contra el cambio climático como parte de su planificación urbana, al crear espacios verdes que en la temporada de lluvias sirven para absorber la escorrentía y en la época seca permiten regar y mantener parques que proporcionan calidad de vida a sus ciudadanos.

Además, lograron transformar su sistema de saneamiento por medio de la descontaminación hídrica, al mejorar la calidad del agua de sus ríos.

Londres es otra ciudad que impulsa diferentes iniciativas para ser considerada ‘inteligente’. Es así que el plan para que adquiera esta categoría se puso en marcha en 2011 y está previsto que se complete en 2021.

En esta metrópoli ya se emplean sensores para reunir gran cantidad de información sobre la ciudad en tiempo real. Los datos generados son aprovechados, a través de las primeras plataformas de acceso libre a todos los datos públicos recabados en la ciudad.

Londres ha estructurado su estrategia de ciudad inteligente en el Smart London Plan a partir de una visión de la ciudad al 2020. Las autoridades han asumido que los datos y la información son la nueva infraestructura y que para desplegar todo el potencial de la ciudad, atraer inversiones y anticiparse al crecimiento de la población y a la sobrecarga de la infraestructura tradicional (viviendas, puentes, calles), es necesario liderar el desarrollo de la infraestructura de datos y los servicios que se derivarán de ella, como lo advierte la revista Bastión Digital.

Londres reconoce y utiliza los datos y la información como un servicio. Esto permite la toma de decisiones informadas y el diseño de políticas públicas basado en un diagnóstico ajustado de la realidad.

Hoy son muchas las ciudades que buscan convertirse en ‘inteligentes’ y que están involucradas en proyectos de gran escala para lograrlo.
Vancouver, en Canadá, es una de las ciudades más sostenibles, porque en ella se trabaja en propuestas innovadoras como la construcción de nuevos edificios neutros al carbono.

También se destaca Singapur donde se ha puesto en marcha el proyecto Live Singapore que busca fórmulas para mejorar la vida de los ciudadanos. A través de sensores, elementos conectados a Internet y los propios teléfonos celulares de los habitantes, el proyecto mide cómo funciona la ciudad y cómo interactúan sus ciudadanos con ella.

El proyecto consiste en el desarrollo de una plataforma tecnológica que permite la recolección, en tiempo real, de información relevante, que se genera en diversas fuentes.

Además, el sistema permite el análisis de los diferentes datos para llevar a conclusiones sobresalientes, que permitan tomar decisiones estratégicas y mejorar la gestión de la ciudad.

En Curitiba hay un sistema que absorbe el agua lluvia para reutilizarla.

Otras ciudades

Niza, en Francia, tiene 3 mil sensores desplegados por 160 hectáreas en la zona oeste de la ciudad que forman parte de su sistema de monitorización medioambiental.

Como parte de su plan de transformación en ciudad inteligente, Nueva York tiene sistemas de iluminación inteligentes y medidores de agua inalámbricos en edificios públicos.

Fuentes: www.aprendedeturismo.org/ar.bastiondigital.com

http://smart-cities.euroresidentes.com/

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