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La numismática cautiva a docentes, historiadores y jóvenes de Ambato

La colección de Vladimir Paredes incluye monedas y billetes de todo el mundo, además de fotografías de inicios del siglo pasado.
La colección de Vladimir Paredes incluye monedas y billetes de todo el mundo, además de fotografías de inicios del siglo pasado.
Fotos: Roberto Chávez / El Telégrafo
30 de octubre de 2016 - 00:00 - Carlos Novoa

Además del valor nominal que tienen las diferentes monedas de todo el mundo, estas piezas de metal, plata, oro o níquel, tienen un beneficio adicional para algunas personas.

Se trata de los numismáticos, coleccionistas que hacen grandes esfuerzos por adquirir, dar mantenimiento, exhibir y conservar las fracciones monetarias de diversas épocas.

Pese a que se desconoce la fecha exacta en que apareció la numismática, se sabe que los emperadores romanos coleccionaban monedas de los territorios que conquistaban.

Desde entonces esta pasión se internacionalizó y hoy por hoy cautiva a cronistas, arqueólogos, profesores y jóvenes aficionados a la historia y antropología. Es el caso del ambateño Vladimir Paredes.

Él es la antítesis de la mayoría de coleccionistas de monedas en el país, por su edad. Mientras gran parte de ellos son sexagenarios, este auxiliar de servicios que labora en el horario vespertino del colegio Bolívar, tiene 32 años.

No obstante, sus conocimientos sobre numismática lo colocan en la lista de coleccionistas de Tungurahua.

“Entre ellos están Lorenzo Saa, quien es un destacado filatelista, los hermanos Ballesteros, quienes son conocidos por coleccionar carros antiguos, y Eduardo Espinoza, reconocido numismático de Ambato. Si bien todos ellos recopilan diversos objetos y poseen nutridas galerías, los une la pasión por la historia, pues el coleccionismo implica además una fascinación por esta materia”.

Pese a que su colección se compone de poco más de 500 piezas, de las cuales más del 70% son monedas ecuatorianas, y que en comparación con los muestrarios de los personajes antes mencionados es pequeña, él imparte algo de sus conocimientos en la pinacoteca del centenario colegio Bolívar.

Allí muchos jóvenes de los horarios matutino, vespertino y nocturno, han aprendido mucho sobre esta disciplina. Billetes y monedas de Australia, Israel, Nueva Zelanda, Canadá, Francia, España, entre otras naciones, son familiares para el joven numismático.

Lorena Cabezas, estudiante del instituto Bolívar, indicó que “de él aprendimos, por ejemplo, que la numismática se originó como una ciencia anexa a la arqueología. Creo que muchos chicos se han ‘contagiado’ de la curiosidad que lo caracteriza , y que lo han convertido en todo un experto en el asunto”.

Entre los artículos más llamativos que componen la colección de Vladimir, está una moneda de la época nazi, que si bien no tiene un valor establecido, en el mercado internacional de los coleccionistas podría superar los $ 2 mil.

Historia en una moneda

Beatriz Morales, otra joven ambateña apasionada por coleccionar y estudiar monedas, destaca la importancia de la disciplina en la educación moderna.

“Si bien me dedico a la docencia en una escuela, me especializo en análisis de unidades monetarias de todo el mundo. Sin duda cada moneda cuenta una historia, por ejemplo una pequeña pieza de níquel que fue elaborada en los años 70, da fe de un enorme cargamento de monedas que Guillermo Rodríguez Lara mandó a acuñar, y que al final fueron fundidas y nunca llegaron a circular”.

Otra de las lecciones históricas que las piezas brindan a quienes las conservan, es la de los sellos que familias adineradas imprimían en las monedas a fin de explotar a sus criados.

“Aunque las fichas ya tenían todos sus componentes: la cara de un ilustre, el sello en la parte posterior, el relieve trasversal en los bordes y la numeración y valor nominal, ciertos hacendados de siglos pasados imprimían en la pieza de metal una rúbrica personal con la que se comerciaba dentro de los negocios existentes en las diferentes haciendas del país”.

Algo parecido ocurre con filatelia, que es la disciplina que colecciona y estudia los sellos, sobres y demás documentos postales. Cada uno de estos objetos tiene extractos y detalles de la época en que estaban en vigencia. “Por tal razón incluso se ha recurrido a sellos antiguos para corroborar hechos históricos”, añadió Israel Miranda, filatelista ambateño. (I)

DATOS

Los sobres y sellos postales de siglos pasados suelen exhibirse en muestrarios de vidrio. Cada 3 meses se les aplica un líquido especial que previene la formación de moho y otros contaminantes.

Un tratamiento similar se aplica a los billetes, con la diferencia que en el papel se debe aplicar un aerosol especial que no permite la corrosión de la tinta.

Las monedas tienen mayor durabilidad; sin embargo, se las debe limpiar con aceites y líquidos específicos que conservan el metal.

La mayoría de numismáticos y filatelistas, exhiben sus colecciones en grandes muestrarios de vidrio. Esto a fin de evitar la contaminación directa sobre el metal y papel, y el deterioro por manipulación.

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