A muchos les ha pasado que, pese a que se sienten satisfechos con la cena navideña, se repiten los platillos porque todo está sabroso.

Dolor de estómago, pesadez, vómito y flatulencia son algunas de las consecuencias de haberse excedido en la ingesta de alimentos. Y es que con el lema de “Una vez al año no hace daño”, diciembre se ha convertido en el mes en el que más se come.

Aunque su nombre técnico es dispepsia, comúnmente se lo conoce como empacho. Evitarlo es sencillo, solo necesita escuchar a su organismo y ser decidido.

La comida no tiene por qué enfermarlo. En la cena navideña usted puede comer todo lo que quiera y sentirse bien. Para lograrlo, Daniela Parreño, nutricionista dietista, recomienda practicar la alimentación consciente. Esto consiste en hacer caso a las señales que el cuerpo envía sobre cuándo debe parar de comer.

Para evitar el empacho la especialista considera fundamental planificar. Si se tiene cenas navideñas en las noches el resto del día debe mantener una alimentación saludable con platillos que incluyan verduras y frutas.

Muchos acostumbran a tener un ayuno prolongado a lo largo del día para “avanzar” a comer toda la cena, eso no es bueno. Durante el día usted debe hacer la comidas con normalidad, incluso si la cena va a ser muy tarde, debe comer en la noche una ensalada o un vaso con yogur de leche descremada. Es contraproducente llegar con demasiada hambre a las cenas porque va a comer más de lo que debe.  

Otra opción para evitar el empacho es que dentro de la comida navideña, además de todo lo que implica la cena con carnes, arroz, pastas, postres, entre otros platillos, procurar siempre que una de las porciones sea de verduras.

Pero lo más importante de todo es que al momento de ingerir los alimentos hacerlo con conciencia, comer disfrutando el sabor, pero también escuchando las señales de saciedad. 

“Es fundamental vivir estas épocas en familia, deleitarse con las diferentes comidas que quizá no comemos el resto del año, pero hay que hacerlo conscientemente, tratar de escuchar las señales del organismo de que estamos satisfechos y no comer hasta sentirnos enfermos”, explica Parreño.

De acuerdo con la nutricionista, en estas cenas se ingiere el doble de calorías de las que se come normalmente en una comida principal. Solo en diciembre, la gente que previamente ya tiene sobrepeso puede subir entre dos y tres kilos. Mientras que las personas que no tienen sobrepeso pueden subir hasta 500 gramos.

Asimismo, es fundamental ser más activos. Por lo general, en este mes las personas son más sedentarias porque acuden a diversos festejos. Camine, trote, nade, agregue un poco más de ejercicios a la actividad física que ya viene realizando durante todo el año.

Aunque se debería comer por hambre fisiológica, que es cuando el estómago está vacío y se necesita energía, según Parreño en estas fiestas es común que se coma por hambre emocional: se come porque se está feliz, porque se está triste, porque no quiere que se enoje quien le invitó, porque está exquisito, entre otras razones. Evite comer por ansiedad. 

Francisca Cifuentes, asesora nutricional de Pasteurizadora Quito, explica que el azúcar, la sal, el alcohol, las frituras y las grasas aumentan la ansiedad. Recomienda comer más granos enteros, algas, arándanos, frutos secos, chocolate negro, gelatina, lácteos y agua.

Pero si el pavo, el jamón, el lechón, el pastel y todos los platillos estuvieron deliciosos y se los repitió más de una vez, para que las molestias del empacho desaparezcan es recomendable que no coma más hasta que pase el dolor. Beba solo líquidos, poco a poco el malestar estomacal, las náuseas y demás dolencias desaparecerán. Cuando sienta mejoría vuelva a comer, pero de forma saludable. Puede iniciar con una dieta blanda: fruta pelada, cereales blancos y verduras cocidas. Las comidas deben ser ligeras y bajas en grasa.

Cifuentes recuerda que en estas fiestas se debe conservar las cinco comidas del día, tomar 2 litros de agua, comer frutas, verduras y fibra. Y no hacer ayunos. (I) d7a