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Hay personas que cargan en su bolsillo ‘lo justo’ para el pasaje

Por ‘un centavo’ puede quedarse del bus

No utilizar monedas hace que se formen columnas de usuarios en las unidades de transporte público. Foto: Fernando Machado / El Telégrafo
No utilizar monedas hace que se formen columnas de usuarios en las unidades de transporte público. Foto: Fernando Machado / El Telégrafo
02 de agosto de 2015 - 00:00

Para muchos utilizar el transporte público es el “pan nuestro de cada día”. Ancianos, madres, trabajadores y estudiantes lo utilizan a diario, esa cotidianeidad, sin embargo, no significa que cada nueva jornada en el autobús deje de ser una aventura o quizá hasta un drama.

Al tomar el bus, depositar el dinero y sentarse en la parte final de este transporte, uno tiene una vista general de todo ese escenario sobre ruedas que, en muchos casos, es toda una ‘aventura’.

Una madre de familia que lleva a su hijo en brazos se desespera cuando la máquina no acepta sus monedas y la incomodidad de cargar al bebé aumenta su angustia; al final vale más el centavo que la tecnología.

El conductor no es de gran apoyo, su preocupación es acabar su ruta en el menor tiempo posible y le insiste a la mujer que baje del bus porque debe seguir con el recorrido.

El interés por continuar el viaje no es solo del conductor sino también de los pasajeros que, en lugar de ayudar a la madre con un centavo, demuestran su ansiedad por seguir el camino, lo que obliga a la señora a bajarse del bus.

Es común observar que quienes cargan en su bolsillo lo justo para el pasaje revelan el miedo en su cara cuando la máquina rechaza sus monedas.

“Esto es cuento de todos los días”, dice Javier, un hombre de 76 años, quien a veces alcanza ‘con las justas’ a pagar el medio pasaje ($ 0,12), como le corresponde por su edad.

El anciano, que depende del dinero que recibe de la recolección de desechos plásticos, por lo general carga solo monedas de un centavo, y cuando la máquina rechaza una de estas, muchas veces debe bajarse de la unidad.

Sin embargo, los representantes de la Cámara de Transportes han comunicado que ningún ciudadano puede quedarse sin el servicio y que los conductores deben llevar a los pasajeros que tengan monedas de un centavo, señalan que una de las causas de que estas máquinas no acepten algunas de esas monedas es que existen aproximadamente 18 tipos de monedas de un centavo y el sensor solo reconoce 4 de ellas.

Cuando estos casos se presentan, los conductores son los encargados de asegurarse de que no se viole el derecho del pasajero de usar este servicio público. Y si lo dicho anteriormente no se cumple, el ciudadano tiene todo el derecho de denunciar estas anomalías.

Este dilema del centavo no ocurre cuando uno utiliza la tarjeta electrónica SIT (que sirve para la tarifa nominal y la diferenciada), que está disponible para los ciudadanos desde el año 2010.

Pero la dificultad que tienen algunos pasajeros para hacerse de una de estas tarjetas hace que, quieran o no, muchos terminen dependiendo de la incertidumbre del centavo para llegar a sus destinos.

“Yo utilizo la tarjeta y así no tengo complicaciones con los centavos”, dijo Mercedes Cando, usuaria del transporte. Wilmer Bravo, presidente de la Cámara, señala que el uso de la tarjeta incluso ayuda a operar más rápidamente el transporte urbano e impide molestias a los pasajeros. (I)

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