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UNA MIRADA A LAS costumbres DE NUESTRA REGIÓN austral

Los personajes tradicionales de Navidad perviven en provincias como Azuay y Loja

Los mayorales (hombre, mujer o niño) en el Pase del Niño son los que más llaman la atención, aunque hoy la carga no es tan abundante como en el pasado. Foto: José Luis Llivisaca / El Telégrafo
Los mayorales (hombre, mujer o niño) en el Pase del Niño son los que más llaman la atención, aunque hoy la carga no es tan abundante como en el pasado. Foto: José Luis Llivisaca / El Telégrafo
14 de diciembre de 2014 - 00:00 - Ana Luz Borrero Vega, Cátedra Abierta de Historia. U. Cuenca

Existen similitudes en las procesiones de Navidad en varios de los pueblos y ciudades de las provincias del sur del Ecuador; este corto artículo describe únicamente las de Cuenca, en Azuay, y las de Saraguro, en Loja.

En las fiestas relacionadas con la misa de Navidad, las llamadas ‘misas del Niño Jesús’, o del día de Reyes, el 6 de enero, sobresalen las grandes —y a veces multitudinarias— procesiones; en el caso de Cuenca, los llamados ‘Pases del Niño’ y la procesión del día de Reyes y, en Saraguro, la procesión de Navidad y de los Tres Reyes Magos.

Las procesiones del Niño Jesús o Pases del Niño tienen como objeto la adoración, misa, acompañamiento y celebración de una imagen o escultura del Niño Dios. Algunas de las imágenes son muy antiguas, como es el caso de la conocida escultura del Niño Viajero, de Cuenca, que tiene más de 100 años.

Entre los personajes que participan en las diferentes procesiones del Pase del Niño están las figuras bíblicas que forman parte indispensable de la fiesta religiosa y que representan a María Virgen, San José y el Niño Jesús; así como también el ángel de la estrella, los Reyes Magos y gran variedad de ángeles de todas las edades (el disfraz preferido para pequeños infantes suele ser el de un angelito con alas y alba túnica).

Tradicionalmente, y en representación de los pastores, o en este caso del mundo rural y campesino, que rememora la adoración de los pastores al niño Jesús en Belén, y que acompañan al Niño desde la casa del prioste hacia la iglesia o casa parroquial, y de vuelta a la casa del prioste, están los personajes que describo a continuación: los ‘mayorales’, niños o niñas que van a caballo mostrando ropajes y ofrendas profusas y elegantes; y los ‘cañarejos’ o indígenas; a estos se unen otros personajes que forman parte importante de la fiesta y del baile: los danzantes; los bailarines del baile del Tucumán; los músicos, tanto tradicionales como populares, por ejemplo, el maestro de la chirimía, del pingullo y del tambor o redoblante y la banda del pueblo, además de los indispensables bailarines que alegran y que inician la procesión: los ‘negro  danza’.

Para mostrar el mundo azuayo campesino y silvestre, también forman parte de los personajes en esta importante celebración religiosa los antiguamente llamados ‘jíbaros’, que representan al mundo oriental, ese mundo que se vislumbraba en épocas pasadas como lo exótico, cercano y lejano a la vez.   

Los mayorales del Pase del Niño llevan atuendos vistosos, coloridos, bordados y con lentejuelas, pueden ser niños de ambos sexos, con indumentarias campesinas pero festivas, con sombrero de paja toquilla o de fieltro; es el poncho, en los niños, y la pollera en las niñas, lo que les da el toque de distinción. Montan a caballo, ricamente enjaezado y adornado, que en sus ancas lleva un castillo o armazón de madera cubierto de dulces, galletas, frutas, pan, bombones, ajíes, bebidas alcohólicas, banderas, banderines y ofrendas que luego serán compartidas en familia y con los festejantes, invitados y priostes o compadres del pase.

La ofrenda principal puede ser un gallo, un pavo, cuyes o un cerdo horneado, con guarniciones de papas cocidas, o ají de cuy. La riqueza y variedad de la ofrenda va en relación con la capacidad económica de la familia del niño mayoral; billetes y dólares son parte de la demostración de fe, por un lado, y de poder de los padres del niño bajo el disfraz de ‘mayoral’, por el otro.  

Los ‘cañarejos’ representan a campesinos e indígenas de la provincia del Cañar. Generalmente, además de su vestuario típico y sombrero, del zamarro de borrego y el látigo, a los niños cañarejos también suelen acompañarles ovejitas adornadas con cintas, lo que demuestra su vocación hacia la ganadería y a la vida pastoril.

Los ‘negro danza’, niños disfrazados de afroecuatorianos, con maracas y tamboriles, se tiznan la cara, usan peluca rizada y dan el toque alegre y festivo; su ropa de tela brillante muestra un gran colorido. Suelen ir descalzos y hacen gala de su maestría para el baile y el salto, un mundo lúdico se muestra a través de este importante personaje, poco entendido y poco estudiado.

Los ‘jíbaros’ representan al mundo amazónico que también se rinde al Niño Dios, que baila y festeja la Navidad, que muestra que se ha evangelizado y hace parte de la celebración cristiana; este personaje deja ver las relaciones de Cuenca y su entorno campesino, mestizo e indígena y los personajes de las provincias vecinas, que vienen a saludar al niño en la ciudad. Además de los cañarejos y los jíbaros (shuar), se han incorporado en los últimos años niños disfrazados de saraguros.

Personajes de la Navidad en Saraguro, Loja, los Wiki:

Los días de Navidad, los priostes de las festividades, misa y procesión, tanto los días 22, 23 o 24 y el día de Reyes Magos (6 de enero), conocidos como ‘marcantaitas’ o ‘marcanmamas’, que amarcan (tomar en brazos) al Niño, organizarán la fiesta y cuidarán de observar la tradición que permite la presencia de varios personajes disfrazados, que rememoran las fiestas tradicionales de sus pueblos, muy relacionados con la fecha que coincide con la celebración de Navidad, es decir el Cápac Raymi incásico.

Es así que en Navidad en Saraguro se da la presencia de importantes personajes que acompañan al prioste en el traslado de la figura del niño Jesús, desde la casa del prioste a la iglesia parroquial y de vuelta; estos suelen ser los llamados ‘juguetes de Navidad’ que se representan en variados personajes. Según la capacidad organizativa del prioste, una procesión y festejo de Navidad puede contar con más de una treintena de personajes: danzantes niños o niñas sarawis, varios Wikis, ‘mayores o menores’, ‘ajas’ o ‘diablicos’, osos, y también el tigre y el león, quienes bailan y demuestran un sinnúmero de habilidades y destrezas con el público. Wiki literalmente significa ‘lágrima’ en kichwa, quiere decir: “el que hace reír hasta llorar”.

UN FESTEJO QUE LLEGÓ JUNTO CON LA COLONIA

Una de las principales festividades del calendario litúrgico en nuestro país es la Navidad, que muestra un importante sincretismo religioso, así como la presencia de costumbres y tradiciones que se remontan a épocas prehispánicas, o que permiten la convivencia de personajes y tradiciones, tanto del mundo andino, como los resultantes del mestizaje cultural y del mundo barroco y colonial.

Durante las celebraciones religiosas de la Navidad, un sinnúmero de personajes son parte de las formas simbólicas y de carácter devocional y socio-cultural, que participan tanto en los actos litúrgicos, como en las procesiones, desfiles y en la misma fiesta.

Los festejos de la Navidad se remontan a la época colonial y por todos es conocido que se relacionan con festejos que tienen origen en las creencias espirituales cristianas, como en los antiguos festejos y celebraciones en ambos mundos, el viejo y el nuevo, relacionadas con los solsticios.

Los pueblos prehispánicos dentro del mundo andino celebraban el 21 de diciembre el Cápac Raymi, o el festejo del solsticio de verano austral. Este festejo en el mundo andino, permite la unión de lo humano con lo divino, refleja la tradición con el cambio, el júbilo y la esperanza.

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