Santa Rosa, cantón histórico de la provincia de El Oro, celebra sus fiestas en honor a su patrona Santa Rosa de Lima y al camarón.  Según la historia ha sido la ciudad ‘mártir’, y con el apoyo y el trabajo de sus moradores salió adelante.

El cantón experimentó los efectos de la guerra con Perú en 1941, una invasión que duró siete meses; también por dos aluviones (1927 y 1997), pero hoy es la segunda urbe más importante después de Machala, ya lidera la producción de camarón en cautiverio.

Salió de la crisis paulatinamente y sus habitantes se convirtieron en emprendedores. En el cantón se está incentivando el turismo gastronómico y de aventura. La parroquia Jumón, por ejemplo, es conocida por ser un pueblo donde se prepara tradicionalmente el seco de chivo.

“Mi mamá empezó a preparar el seco de chivo hace más de 38 años. Ahora el negocio sigue con las hijas, lo que representa un ingreso para solventar nuestros gastos y los estudios de los niños”, dice Sara Calva Preciado, de 47 años.

Y es que los campos de Jumón están llenos de chivos. Sus dueños les dejan a rienda suelta en las mañanas y antes de caer la noche ya están en sus corrales. Se alejan para buscar alimento, monte o paja, pero también comen maíz, es lo que asegura María Alvarado, habitante de la localidad que tiene ocho de estos animales.

Ella también forma parte del negocio familiar que se denomina La Esquina del Chivo Jumoneño, donde además se venden secos y caldo de gallina criolla, guatita y almuerzos. La parroquia Jumón está a 25 minutos de la vía Panamericana que comunica a Machala con Huaquillas, a diez minutos del aeropuerto regional y de la terminal terrestre de Santa Rosa.

Justamente Jumón tiene el humedal más grande de la provincia de El Oro, se llama ‘La Tembladera’ y  es una laguna de 200 hectáreas que aún encierra los mitos y leyendas de sus pobladores, lo que la hace más interesante para el turista.

La afluencia de visitantes ha subido significativamente desde febrero del año pasado. Antes llegaban entre cinco y 10 personas por fin de semana,  ahora hay una media de 150 visitas, únicamente los domingos.

Leonardo Porras, gerente de Proyectos de la Asociación de Productores Agro Artesanales La Tembladera, explica que la afluencia de personas podría seguir incrementándose, pues hace poco la Universidad Técnica de Machala les entregó un estudio de marketing que incluye la nueva marca de La Tembladera, y una estrategia de publicidad que será aplicada en toda la región sur del país.

“Ahí se puede conectar con la naturaleza de diferentes maneras: con paseos en bote, kayak o bicicleta”, indicó el funcionario.

Mitos y leyendas en el sur

Pero lo que más llama la atención al turista son las leyendas que los propios pobladores relatan. Alcides Fernández es nativo de la zona y conocedor de la laguna. Considera que el sitio está “encantado”, “porque se escuchan murmullos, cantos de gallos, campanadas, como si en el fondo existiera una ciudad. Además ha visto “luces que salen desde la profundidad del agua”.

“Primera vez que vengo al lugar y es un sitio donde se puede hacer deporte, a la vez da un poco de miedo porque las plantas crecen en el agua, parece que algún animal va a salir”, dijo Esperanza Aguilar, una turista de Piñas.

Para convertir a la laguna en un sitio turístico, la prefectura de El Oro, entregó un bote con motor de 25 caballos de fuerza, una balsa con remo, 20 bicicletas y cinco botes a pedal.

El aporte de estos implementos se suma a otros proyectos que el Gobierno Provincial ha ejecutado en el sitio, como la conservación, reproducción y repoblación de especies. (I)