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El Telégrafo
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La reducción de frecuencias y los retrasos de estos son una constante

Aeropuerto Mariscal Lamar, un vuelo en descenso

Las frecuencias de vuelos hacia Guayaquil se han reducido de 17 a 5, en los últimos 4 años.
Las frecuencias de vuelos hacia Guayaquil se han reducido de 17 a 5, en los últimos 4 años.
Foto: José Machado / EL TIEMPO
01 de septiembre de 2017 - 00:00 - Tomada de El Tiempo

Cuenca.-

Tres años es el plazo de vida útil del recapeo de la pista del aeropuerto Mariscal Lamar. Cuando este se cumpla, la ciudad se verá en la necesidad de invertir una elevada suma de dinero en mantenimiento y no será el único gasto en una terminal aérea que tiene sus días contados.

De acuerdo con el concejal Cristian Zamora, miembro del directorio de la Corporación Aeroportuaria de Cuenca (Corpac), es necesario un conjunto de áreas de seguridad para evitar la salida de aviones de la pista, denominado RESA, que va de la mano con un sistema de frenado de emergencia denominado EMAS. La inversión alcanza los $ 23’000.000.

El gerente de la Corpac, Carlos Jácome, indica que en un plazo no mayor a 5 años habrá que recapear toda la pista del aeropuerto.

El concejal Marco Ávila, quien fue gerente de dicha institución en la administración anterior, menciona que todas las soluciones que se puedan dar en torno a la actual terminal aérea representarán trabajos “parche”. Recuerda que desde 1978 se ha barajado la posibilidad de un nuevo aeropuerto.

Sostiene que es urgente una “propuesta seria de planificación”, que empiece por reservar el suelo para el emplazamiento de la nueva infraestructura.

Mientras que Zamora considera necesaria la creación de un fondo que se nutra cada año y permita cubrir a mediano plazo la inversión para la obra. La idea de un nuevo aeropuerto no solo obedece a los temas técnicos y de seguridad.

Los ediles coinciden en que una terminal aérea de mayor tamaño puede ofrecer soluciones de carga, conexiones regionales con países vecinos, así como nexos internacionales a través de escalas.

Un informe de la Junta Investigadora de Accidentes Aéreos (JIA) revela lo que para los pilotos es una verdad a todas luces: la pista es pequeña, complicada y exige el máximo desempeño de la tripulación para poder aterrizar y despegar.

El gerente de la Corpac señala que, a pesar de estos factores, el aeropuerto es seguro. “Si no hubiesen las condiciones en este aeropuerto no se podría volar, se requiere el máximo performance, pero las condiciones están dadas para que la ciudadanía se sienta tranquila, es más, hacemos un llamado para que siga usando los servicios”.

La JIA reconoce que, tras el recapeo, no se han registrado incidentes lo que garantiza la funcionalidad y seguridad del aeropuerto.

Pero tanto el gerente de la Corpac como los concejales reconocen que el buen estado de la pista es un alivio temporal y, según Jácome, “lo ideal sería (en un futuro) reconstruirla”.

Estudios del nuevo aeropuerto

Las condiciones económicas de la Corpac no son las mejores, el propio alcalde Marcelo Cabrera lo ha mencionado en repetidas ocasiones.

Cristian Zamora sostiene que es necesario un nuevo modelo de gestión en el que bajen los costos de los vuelos. “Los precios altos restringen el mercado. Lo que proponemos es un servicio low cost, como se aplica en otros países, para que se oferten vuelos baratos y suba la demanda”.

Marco Ávila propone que se revea el subsidio al combustible de avión y los costos aeroportuarios, con el fin de que los precios bajen, suba la demanda y la economía de la terminal se recupere. También propone convertir al aeropuerto en un destino comercial y turístico.

Jácome rechaza el subsidio. Sostiene que la reducción de los costos vendrá únicamente con la programación de vuelos, el aumento de la demanda, la atracción de nuevas aerolíneas y la libre competencia.

Para el incremento de pasajeros pide acciones desde las cámaras y las entidades estatales, con el fin de que se promocionen los destinos y programen vuelos. “Sin ser ave de mal agüero, si no tenemos pasajeros (los viajes a Guayaquil) se van a suspender en un tiempo determinado”, sentencia el funcionario.

Los concejales indican que si no se toman acciones urgentes, eso puede pasar también con las pocas frecuencias que aún existen.

De acuerdo con los estudios de la Corpac y los análisis de posibles terrenos para el nuevo aeropuerto, el de Ricaurte, por ejemplo, es un proyecto que resulta costoso y no es factible por ser una zona densamente urbanizada.

Mientras que la llanura de Tarqui no cuenta con la aprobación de hacendados y ganaderos; tiene una pendiente pronunciada rodeada de montañas, y la neblina constante dificulta el aterrizaje.

El de Baguanchi no tiene suficiente extensión; el de Pachamama de Llacao es un área altamente ventosa. El Plateado es una zona patrimonial y no apta por su gran pendiente lateral.

En el sitio actual, la compra de terrenos aledaños para su ampliación no es factible por el costo. (I)

Esta es la llanura de Tarqui, una de las opciones para construir la nueva terminal aérea, pero aún no hay la aprobación de hacendados y ganaderos de la zona. Foto: José Machado / EL TIEMPO

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