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El Telégrafo
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La declaratoria de emergencia lleva cuatro días, pero aún no es una solución

A los 34 meses aparecieron los problemas por la construcción del tranvía en Cuenca

Así lucen, abandonados, los trabajos en la calle Gran Colombia a la altura del sector Corazón de Jesús.
Así lucen, abandonados, los trabajos en la calle Gran Colombia a la altura del sector Corazón de Jesús.
Foto: Fernando Machado / El Telégrafo
20 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Una ciudad caotizada por el tráfico,  sectores desolados donde se levantan las obras, negocios cerrados y reclamos permanentes de los ciudadanos, es la imagen que presenta Cuenca a 34 meses desde que se iniciaron los trabajos del tranvía.

A finales de diciembre de 2013  iniciaron los primeros trabajos. Tener una nueva movilidad fue propuesta de campaña del exalcalde Paúl Granda, pero no le alcanzó para ser reelecto. Para consolidar el proyecto se firmaron dos contratos, el primero para la provisión e instalación y puesta en servicio del sistema de tranvía con las empresas GME Alstom, CIM, TSO, Ineo, Intra, UTS, Cita Cuenca por un monto de $ 142’600.000. El segundo, para la construcción del patio-taller, preparación de la plataforma e implementación de sistemas tecnológicos para soporte del sistema.

Este se rubricó con el Consorcio Tranvía Cuatro Ríos de Cuenca, con una inversión de $ 72’138.460.

Marcelo Cabrera, al llegar a la Alcaldía, retomó las obras, pero puso en conocimiento de la Unesco para saber si debía o no utilizar el Centro Histórico. Un año después, octubre de 2015, se puso en marcha la primera unidad del tranvía (prueba), la 001 en un tramo de 1,5 kilómetros a una velocidad de 5 k/h, en el sector de la Feria Libre, donde están concluidas las obras.

Un año después aparecieron los problemas. El consorcio español Cuatro Ríos de Cuenca abandonó 700 puntos donde laboraban. La declaratoria de ‘emergencia urgente’ llegó hace tres días para retomar los trabajos en los frentes abandonados, según los ciudadanos afectados, pero aún no hay un cambio y dudan de que las obras sean entregadas a inicios de diciembre en el Centro Histórico.  

En la calle Gran Colombia, entre  Padre Aguirre y Juan Montalvo, ayer en la mañana no había trabajadores, el espacio estaba abandonado. Al llegar a la esquina de la Juan Montalvo, unos 15 obreros colocaban  adoquines en las vías. Siguiendo esta misma calle, desde la Coronel Tálbot hasta la calle Octavio Cordero, en tres cuadras, las obras también están abandonadas.

Uno de los trabajadores que prefirió no identificarse dijo que no pueden hacer nada porque no hay material, “nos ofrecieron dar collarines y cobre, pero hasta ahora no nos llega”, indicó. El obrero agregó que la empresa española no les ha cancelado dos meses. “Me deben más de $ 600, espero que me paguen lo más pronto”, dijo.

Al salir a la calle Baltazara de Calderón y Gran Colombia, la arteria está totalmente abandonada. Víctor Fárez, dueño de la única tienda abierta en el sector, manifestó que el abandono es ya de más de 15 días.

Al fondo de la arteria está una retroexcavadora que, según el vecino del lugar, lleva paralizada por algunos días.  En este  sitio no han avanzado los trabajos, la calle aún está en tierra. “No sé qué vamos hacer”, expresó Fárez. (I)

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Habitantes piden que los retiren

Construyeron "muros" frente a los parqueaderos

En el tramo de las calles Gran Colombia y Octavio Cordero, hasta llegar a empatar con la Unidad Nacional, en una distancia de cinco cuadras, la situación es complicada para los moradores.

Si bien los trabajos terminaron, pero construyeron unos muros de 40 centímetros que impiden que los carros  ingresen a los garajes. Claudio Ullari dijo que en los próximos días, de manera simbólica, procederán a romper estas estructura que no ayudan a los vecinos, “si el Muro de Berlín se destruyó, no nos queda otra cosa”, dijo el morador, agregando que en las grandes ciudades de Europa se convive con el tranvía, porque está hecho bajo un trabajo adecuado, “pero acá es todo lo contrario”, manifestó.

Según como avanza la calle, el muro  disminuye, “señor yo no puedo meter mi carro, tampoco sacar, mire usted como nos dejaron, tengo allí un muro”, dijo un indignado vecino, quien contó que el comercio está “muerto” en este lugar y que otros quebraron. (I)

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