A pesar de que sus padres no estuvieron de acuerdo con su carrera religiosa, hoy Lenín Hernández es el sacerdote de la segunda parroquia más representativa de la provincia del Carchi: el Santuario de la Virgen de la Purificación.
Tras 17 años de carrera eclesiástica, Hernández considera un gran honor estar al frente de esta parroquia, y asegura que es ‘La Purita’, como se conoce popularmente a la virgen, quien le ayuda desarrollar sus labores de la mejor manera.
Su vocación empezó a los 11 años, cuando inició la catequesis en su parroquia. En esa época, también formaba parte del grupo de monaguillos que colaboran con el sacerdote. “El padre de mi parroquia me inspiró mucho y yo quise seguir ese camino de solidaridad, de trabajo por el prójimo”.
Comenta que al ser el hijo menor, sus padres no aceptaron su vocación religiosa, pues querían que siguiera una carrera diferente. Por ello, al cumplir 12 años, decidió ir por sus propios medios al Seminario Mayor de Tulcán para formarse como sacerdote.
Recuerda que se consagró como sacerdote en el año 2000, siendo la parroquia Cristóbal Colón la primera a su cargo.
“Empecé como ayudante de otro padre en la parroquia de El Ángel. Esa fue una gran escuela para mí porque comprendí la gran responsabilidad de tener una parroquia a cargo y de todo el trabajo que implica”.
Hoy, el padre Lenín desarrolla proyectos sociales y de evangelización. “La gente necesita mucha ayuda, más que económica, espiritual”, indica. (I)