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La producción de la zona abastece al mercado nacional y al sur de Colombia

La trucha de Tufiño es parte de la dieta del norte

Luis Rosero (foto) tiene un proyecto particular vinculado a la crianza de truchas en la parroquia Tufiño.
Luis Rosero (foto) tiene un proyecto particular vinculado a la crianza de truchas en la parroquia Tufiño.
Foto: Carlos Jiménez/El Telégrafo
15 de octubre de 2016 - 00:00 - Carlos Jiménez

Tufiño.-

En la parroquia noroccidental Tufiño, a 20 kilómetros de Tulcán, en Carchi, con un clima frío andino y una altitud de 3.200 metros sobre el nivel del mar, la crianza de truchas es una actividad regular desde hace una década. El consumo forma parte de la dieta local y foránea.

En el sitio que es fronterizo con Colombia, esta actividad mueve el comercio alimenticio. En el mercado del pueblo cerca de 17 puestos venden trucha frita a un costo de $2,50 por plato.

De acuerdo con el teniente político de Tufiño, Ernesto Tatamués, los proyectos piscicultores datan de hace 10 años. Aquí, sostuvo, existen 2 iniciativas en las que participan 13 personas que pertenecen a la Asociación 30 de Agosto y 2 particulares.

Uno de estos emprendimientos individuales es el de Luis Rosero, quien hace 5 años decidió dedicarse junto con su familia a la crianza de truchas, luego de haber trabajado en un proyecto similar donde aprendió el procedimiento.

En un terreno ubicado a pocos metros del centro poblado y que colinda con el río Chico, construyó 5 piscinas y una laguna artificial que sirve para la pesca deportiva. Rosero explica que el agua de este caudal le permite abastecer del líquido a las piscinas; tiene una captación de 23,5 litros por segundo.

Para el efecto se construyeron gaviones armados (muros de piedra con malla), que desvían parte del agua que ingresa a las piscinas con graduación. Cada 2 meses se siembran miles de larvas de trucha común española en albercas donde serán alimentadas hasta alcanzar el tamaño necesario para la venta.

El desarrollo del pez comienza en las piscinas de alevinaje, posteriormente, conforme crecen, van pasando a los estanques y a los 5 meses son trasladados a la laguna deportiva.

Tatamués añade que las crecidas del río debido a las lluvias, pueden afectar la producción. “No es fácil mantener estos proyectos porque se debe invertir en balanceado”, indica.

Las truchas de Rosero alcanzan pesos de entre 500 y 1.000 gramos y el precio de venta por kilo es de $ 4,50. El tamaño que pueden alcanzar es de hasta 80 centímetros. Son alimentadas a base de concentrados, cada saco de alimento cuesta $ 23,50, en la crianza usa 5 diarios.

“La trucha es parte de la dieta de la comunidad y de los turistas que llegan a visitar las termas fronterizas”, señala. En su negocio invirtió $ 5 mil, un crédito del antiguo Banco Nacional de Fomento (hoy BanEcuador) y un poco de ahorros, este negocio truchero en la semana vende 50 kilos, cada estanque alberga hasta 2 mil truchas, dependiendo de las edades de los peces.

En la parroquia Tufiño se asientan 5 criaderos de truchas. Aquí se aprovecha el agua de las fuentes que se originan en los páramos que rodean al volcán Chiles.

La producción piscícola de la zona abastece al mercado nacional y también al sur de Colombia. Una de las actividades paralelas al cultivo de trucha es la pesca deportiva, otra opción turística del sector.

María Escobar, vendedora de alimentos del Mercado de Tufiño, recuerda que hace una década vende trucha y gallina. Ella trabaja todos los días de 08:00 a 16:00; a diario, dependiendo de la clientela, vende hasta 10 truchas, sin embargo considera que los fines de semana son mejores.

Para su puesto compra 20 truchas que le sirven para 2 días. Afirma que a los usuarios les gusta saborear este plato por su sazón. Escobar lo prepara con sal y aliños, su tiempo de cocción es de apenas 10 o 15 minutos.

En la cascada de Paluz se realiza la pesca deportiva

En el cantón Montúfar, la trucha también forma parte de un concurso de pesca deportiva. La última se realizó por las fiestas cantonales en septiembre pasado, 80 concursantes entre ecuatorianos y colombianos se dieron cita.

Para el evento organizado por el cabildo y el Club Arsenal, en el vado de la cascada de Paluz, ubicada a 4 kilómetros de San Gabriel, se dispusieron 204 truchas provenientes de un criadero ubicado en la zona rural de San Pedro de Piartal.

Durante más de media hora los participantes, luciendo chalecos de diversos colores, botas, gorras y portando cañas, intentaron llevarse el mayor número de pescados. Se tomaron el embalse y parte de la ribera del río, frente a la cortina de agua que produce la cascada.

El evento que ya lleva su segunda edición busca que las familias compartan su afición por la pesca en un ambiente natural. (I)

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