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Aparte de su historia manufacturera, lo sobrenatural envuelve al sitio

La fábrica Imbabura, ícono textil de Atuntaqui

Al recuperar esta fábrica, se contempló la adecuación de nuevas instalaciones, incluyendo un museo. Foto: Cortesía PUCE Ibarra
Al recuperar esta fábrica, se contempló la adecuación de nuevas instalaciones, incluyendo un museo. Foto: Cortesía PUCE Ibarra
28 de junio de 2015 - 00:00 - Fernando Campos. Estudiante PUCE

En Atuntaqui, la mayoría de la población reconoce la característica sirena de la fábrica Imbabura. El actual Gobierno recuperó y rehabilitó este espacio de 10 mil metros cuadrados de construcción y lo convirtió en el Complejo Fábrica Imbabura Empresa Pública, un lugar turístico, con nuevas instalaciones, que incluyen un museo, un centro de convenciones, un teatro, un centro de fomento productivo y un restaurante. La inversión en el lugar fue de $ 18 millones.

Las gigantescas máquinas, utilizadas décadas atrás, continúan intactas. Al recorrer el lugar es posible recrear cómo trabajaban decenas de ciudadanos.

Según el libro Fábrica Imbabura: la historia y los acontecimientos más relevantes de Antonio Arte, para los habitantes de aquella época trabajar en esta fábrica representaba una “gran oportunidad”.

Alrededor de esta fábrica también se han tejido varias leyendas, como aquella que sostiene que sus instalaciones son recorridas por fantasmas. Estas ‘presencias’, según las historias, se han advertido en algunos espacios como el caldero.

Muchos de los pobladores incluso llegaron a sentir temor de recorrer ciertas áreas. Hay quienes aseguran haber sentido la presencia de estos fantasmas que incluso fueron fotografiados en la oscuridad.

En la década de los treinta, esta fábrica llegó a tener cerca de 1.200 obreros. Entrar a la fábrica es una invitación a viajar en el tiempo: los calderos, tinteros e hiladoras se detuvieron en 1997.

Su actual cuidador, Rodrigo Collahuazo, toma precauciones antes de ingresar al sitio donde funcionaban los calderos: cuelga de su cuello un crucifijo y se persigna 3 veces.

Asegura que las ánimas de quienes habitaron esos lugares siguen ahí y se niegan a abandonar el lugar.

Este ícono de la industria textil fue declarado Patrimonio Cultural Industrial en 2001. Una década después se inició su recuperación y fue convertido en Museo Fábrica Textil Imbabura. (I)

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