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En Otavalo se crean innovadores tejidos con fibra de totora

La Totora se encuentra en los lagos San Pablo y Yahuarcocha.
La Totora se encuentra en los lagos San Pablo y Yahuarcocha.
10 de enero de 2016 - 00:00 - Regional Norte

Ecuador es uno de los países de América Latina que posee una gran producción de artesanías reconocidas a escala nacional e internacional.

Uno de los cantones que sobresale en esta producción es Otavalo, Imbabura. El cantón es conocido por su capacidad de crear, artesanalmente, objetos con diseños únicos a partir de materias primas locales.

Entre los artículos más destacados se encuentran los tejidos como tapices, ponchos, mantas, cobijas, bufandas e incluso sombreros, aparte de otras manufacturas como instrumentos musicales andinos; productos diversos que son comercializados en la tradicional Plaza de Los Ponchos.

Los artesanos indígenas de las comunidades aledañas a la ciudad de Otavalo no solo trabajan textiles sino que también elaboran artesanías con la totora, una planta nativa de la zona.

En Ecuador la totora se encuentra en los lagos de Imbakucha (San Pablo) y Yahuarcocha, en la Parroquia San Rafael de la Laguna. Esta planta acuática ha sido muy utilizada en artículos de cestería para almacenar y recoger productos del campo, así como en la tradicional estera, un tejido de tallos de totora que tienen la forma de un tapete y que son utilizados como cama de dormir y hasta como elemento decorativo.

Además de su uso artesanal, la totora se utiliza de forma medicinal como cicatrizante de heridas. También es empleada como una planta purificadora del agua contaminada y protectora de la erosión del suelo en las orillas de los lagos.

En Otavalo, alrededor de 3 mil familias dependen del cultivo de esta planta y de las artesanías que de ella obtienen. Estos pobladores utilizan la totora para elaborar sillas, muebles, redes, balsas, cántaros, floreros, cobertizos, techos, entre otros objetos. La variedad de productos que se obtienen a partir de esta fibra, gracias a su forma, color y tamaño, tiene un amplio rango de precios que parten en $ 1, que cuesta un llavero, hasta $ 1.500, que cuesta un juego de muebles.

Una de las empresas que potencia la producción de totora y la comercialización de artesanías es Totora Sisa S.C.C., una corporación comunitaria que surgió por iniciativa de los principales actores sociales de la parroquia San Rafael de la Laguna como la Junta Parroquial, los artesanos de las comunidades Cachiviro, Huayco Pungo, Cuatro Esquinas, Tocagón y la Unión de Comunidades Indígenas de San Rafael (Uncisa).

Su gerente general, Martha Gonza, comenta que la empresa tiene 12 años de creación. Está integrada por más de 20 familias del pueblo kichwa-Otavalo de la zona norte. Su objetivo es buscar nuevos mercados fuera del país, así como la capacitación y asistencia técnica en temas relacionados al desarrollo artesanal y turístico.

“Nuestros mayores compradores nacionales están en Cuenca y Quito, en Cumbayá, Puembo y Tumbaco, donde nuestros productos estrellas son las canastas con tapa y los llaveros en forma de llama, pero además trabajamos en líneas de cestería, bisutería, adornos, muebles y diseños bajo pedido”, menciona Gonza.

Un material de construcción

Este material andino fue empleado como recubrimiento de los techos en casonas antiguas de Imbabura debido a su resistencia y a sus propiedades para conservar el calor.

En otras comunidades quichuas y quechuas como los Uros que habitan en la meseta del Collao (entre Bolivia y Perú), la totora se convirtió en la materia prima para todas sus construcciones y edificaciones, incluso forma parte de su alimentación.

El arquitecto otavaleño Andrés Fuentes Armas quiso revitalizar su uso en la construcción de viviendas en la zona norte del país. Se interesó por este material ya que es un aislante natural, liviano, flexible y su colocación no es complicada.

Por esta razón, el 10 de diciembre de 2015, en la vía Panamericana Norte (Otavalo-Quito), Fuentes realizó la construcción del primer módulo con estructura de madera y paredes de totora. Los materiales, que tradicionalmente se utilizan en artesanías, los aplicó arquitectónicamente y los resultados fueron los esperados: una estructura firme con acabados únicos.

Este es un proyecto coordinado por el Dr. Federico Lerner (Argentina), junto con la participación de la arquitecta Victoria Jones (Argentina), Gisella Cáceres (Ecuador) y Andrés Fuentes (Ecuador). Además, contó con la colaboración de la viceprefecta de Imbabura, Gabriela Jaramillo Puente, la Municipalidad de Otavalo, la Universidad Central del Ecuador y de la PUCESI.

Según Andrés Fuentes, el objetivo fue crear un espacio que funcione como punto de ventas de la empresa comunitaria Totora Sisa y de punto de información turística en la comunidad San Rafael de la Laguna. Ahí la comunidad puede observar los diferentes tejidos de la zona e interactuar con sus creadores. Así el lugar se convierte en un sitio que muestra la riqueza artesanal de la zona.

“Lo que nos interesa es que la gente vea que se puede utilizar la totora de otra manera y tal vez, en algún momento, podamos cambiar ese paisaje de construcciones en hormigón y terminar con fachadas de totora, generando una cara más amigable con el paisaje”, afirmó Fuentes. (I)

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