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La zona fue territorio de la extinta cultura pasto

El milenario Bosque de los Arrayanes guarda historia y protege a la naturaleza

‘La Catedral’ es el sitio favorito de los visitantes. Es un espacio en el que los árboles forman un círculo y entre sus copas se cuelan los rayos de sol.
‘La Catedral’ es el sitio favorito de los visitantes. Es un espacio en el que los árboles forman un círculo y entre sus copas se cuelan los rayos de sol.
Foto: Marco Salgado / EL TELÉGRAFO
20 de mayo de 2017 - 00:00 - Coralía Pérez

San Gabriel, Carchi.-

Un sendero de madera conduce a los visitantes por un recorrido de aproximadamente 30 minutos, en los que se aprecian diversas especies de flora y fauna propias de la zona, además de la sensación de paz que brinda el milenario Bosque de Los Arrayanes.

Esta reserva natural se ubica en la comunidad de Monteverde, perteneciente a la parroquia urbana San José, a 15 minutos en auto (11 km) de San Gabriel.

Los arrayanes, grandes árboles que llegan a medir hasta 20 metros, son el componente principal de este hábitat único en Ecuador. En Sudamérica, solamente Bariloche, en Argentina, cuenta con un bosque de características similares.

Actualmente, son 16 ha las que conforman este santuario de vida silvestre, que hasta hace algunos años, fue destruido para ocupar el espacio en actividades agrícolas, según datos de la Prefectura del Carchi.

Hoy, a pesar de que el bosque está rodeado por cultivos y pastizales, ya no se encuentra en peligro de desaparecer, pues, tanto autoridades como ciudadanos, comprendieron su importancia  histórica y ambiental.

El lugar acoge a cientos de animales silvestres, entre los que se destacan conejos, ardillas, mirlos y gorriones, además de sapos, arañas  e insectos.

En cuanto a la flora, los centenarios arrayanes están acompañados por varias especies de orquídeas, que crecen entre sus tallos rojizos, además de musgo, encinos, pandalas, uvillas y huicundos, entre otros.

El espeso follaje de este árbol crea un escenario inigualable. Durante el recorrido, los rayos de sol se cuelan por entre las copas

Pamela Acosta, habitante de San Gabriel, decidió visitar el bosque con su esposo. Asegura que les gusta recorrerlo por la tranquilidad y el aire puro que allí se encuentran.

“Es un lugar de paz, en el que se disfruta de la naturaleza y te conectas con tu entorno, sobre todo porque no hay señal telefónica”, bromea la turista. “Aquí el celular solamente sirve para tomar muchas fotos de recuerdo de este hermoso lugar”, concluye.

En la zona se asentaron los Pastos, antiguos habitantes de esta región, quienes acostumbraban a hacer rituales religiosos, para honrar a sus muertos y a la naturaleza. Por ello, restos humanos y vasijas de barro fueron hallados en este sitio.

En los alrededores también se encontraron piedras grabadas con figuras que aún no se han logrado descifrar.  

El ingreso al bosque no tiene costo, y está permitido acampar, aunque no se pueden prender fogatas, por ello es necesario llevar buena iluminación, cobijas o sacos de dormir térmicos y alimentos no perecibles.

Los recorridos solamente se pueden realizar durante la mañana,  momento ideal para disfrutar de este atractivo. (I)

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