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El comercio de ganado, una vieja actividad vinculada a la familia

En el sector de El Charco, en San Gabriel, todos los sábados desde las 05:00, funciona una de las ferias más grandes de la provincia de Carchi.
En el sector de El Charco, en San Gabriel, todos los sábados desde las 05:00, funciona una de las ferias más grandes de la provincia de Carchi.
Foto: Carlos Jimenez / El Telégrafo
22 de octubre de 2016 - 00:00 - Carlos Jiménez

La compra y venta de ganado porcino, vacuno, caballar y ovino es una actividad tan vieja que sus comerciantes la mantienen por tradición familiar más que por negocio rentable.

Las ferias de animales en la provincia del Carchi son mercados al aire libre, en los que se ofertan accesorios para el ganadero, transporte de animales, comida y donde se negocian cientos y hasta miles de dólares dependiendo de los ejemplares.

En la provincia, las de Tulcán, Julio Andrade y San Gabriel son las que más se mueven comercialmente,  explica Rosa María Prado, vendedora de ganado vacuno. Agrega que aún es rentable el negocio, “pero  hay épocas en las que hay demasiado ganado vacuno y los precios se abaratan, además los controles de reses extranjeras ayudan a mantener estable el valor, cuando hay pocos animales se vende mejor”.

La de San Gabriel funciona en el sector de El Charco los sábados desde las 05:00 hasta las 10:00 y, según cuenta doña Rosa, a este sitio acuden compradores de Ambato, Latacunga, Machachi y del sur de Colombia, entre otros lugares. “Este ganadito es de frío y en esas zonas pega muy bien”.

En el lugar policías municipales y funcionarios de Agrocalidad ofrecen soporte a los clientes y a los vendedores. El estimado que mueve esta feria es $ 400 mil semanales.

En un buen día se pueden vender entre 6 y 10 animales, si un comerciante no lo consigue puede ir a otra feria, “no todas son iguales, en algunas hay más o menos compradores”.

Aquí el ganado porcino se encuentra a un promedio de $ 125 la unidad, los toros cuestan $ 350; las vacas lecheras, hasta $ 1.200.

La compra de las reses depende de si el fin de la adquisición es criar a un torete o para peso, en el primer caso se le observa el tamaño, y en el segundo, se buscan animales bien alimentados.

Marcelo Robles, administrador de la hacienda La Esperanza, ubicada en el sector de Piartal, en el cantón Montúfar, explicó que en el mercado se pueden hallar ejemplares de $ 500 a $ 1.000, un animal sin registro y de buena calidad se puede vender en $ 1.500 o $ 1.800, mientras que los que cuentan con registro superan los $ 2.500, “todo va de acuerdo a la calidad del bovino”.

A Blanca Bravo, oriunda de Ipiales (Nariño-Colombia), el lugar le permite vender todo tipo de accesorios necesarios para el ganadero, por ejemplo, jáquimas (cabeceras) para terneros a $ 3, para caballo $ 10, los perreros $ 3, las manilas según el calibre desde $ 0,50 hasta $ 0,80. Indica que desde hace un año y medio frecuenta la feria de San Gabriel, porque en Ipiales ya no existe una. Según ella, la actividad se terminó, porque las autoridades solicitan mucho papeleo para el ingreso de cerdos y otros animales.

La extranjera recuerda que a los 12 años se vinculó a las ferias de animales. “Mi mamá mucho antes venía a vender a Julio Andrade y San Gabriel y como ya está viejita, yo seguí con el trabajo”, detalló.

En Tulcán, la feria se concentra en el sector de El Carrizal, en un terreno municipal de 5 a 6 hectáreas. Allí los comerciantes (unos mil) no están asociados. El sitio funciona desde hace 8 meses los jueves de 06:00 a 08:00.

En el lugar se compra y vende todas las especies. Los precios son variados; por ejemplo, un cerdo cuesta entre $ 50 y $ 200, un ternero desde $ 30 y las vaconas desde $ 1.000, los borregos desde $ 60 a $ 200.

Para el director provincial del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Carlos Romo, la feria libre de Montúfar es una de las mejores del país, porque  moviliza gran cantidad de animales de buena calidad genética.

Recordó que la entidad efectúa los respectivos controles a través de Agrocalidad, que se encarga de vigilar el estatus sanitario animal o vegetal. La entidad estatal monitorea el normal desempeño de los recintos ganaderos a escala nacional.

Desde el 19 de septiembre, en Carchi empezó la campaña de vacunación contra la peste porcina clásica, la meta para este año es inocular a 21.300 animales. Los brigadistas aplican el medicamento y un arete oficial tipo botón a los vacunados y el respectivo certificado único de inmunización. (I)

Camilo Méjía, el personaje

Camilo pedalea como un profesional

A sus 7 años, se perfila como una promesa del BMX. Solo lleva año y medio en este deporte y ya ha competido en importantes válidas del país.

Dice que descubrió el bicicrós un día, cuando acudió a la pista en el sector del parque del Ocho en Tulcán, “vine con mi mami y ahí me gustó ver como saltaban”, añade.

Recuerda que estuvo un mes en una escuela de fútbol, pero al descubrir su verdadera pasión cambió el balón por la bicicleta. Su entrenamiento consiste en fuerza, técnica y ruta, todos los días práctica durante 2 horas por las tardes en compañía de más niños.

Reseña que sus primeras competencias fueron difíciles, pero sus padres le brindan todo el apoyo. Así pasó en la valida nacional realizada semanas atrás en Tulcán, donde se coronó campeón. Cuenta que en la primera manga sufrió una caída, “me fui de cara y me pisaron las costillas”, pero “en la segunda manga me pude recuperar y llegué primero. En la final ya gané”.

Ha competido en ciudades como Ibarra, Quito, Ambato y Pasto (Nariño). Afirma que este deporte es un poco complejo. El casco y la ‘bici’ son sus aliados a la hora de entrenarse y competir.

Estudia en la unidad educativa La Salle, su ídolo deportivo es Wilson Goyes, un campeón panamericano al que le gustaría igualar y a futuro participar en unos Juegos Olímpicos.

A los 2 meses de preparación, cuando Camilo comenzó en el BMX, ya se perfiló como una promesa de este deporte y en su primer campeonato nacional, en 2015, sorpresivamente llegó en quinto lugar. Posteriormente, en la segunda válida en Ibarra (Imbabura) ocupó el cuarto puesto. Durante una competencia en Quito (Pichincha) llegó en quinto puesto debido a una caída; luego, en Cuenca (Azuay), cruzó la meta en tercer lugar; en Puyo (Pastaza), en cuarto lugar y en Ambato (Tungurahua) en cuarto puesto. Pero en la temporada 2016, en Tena (Napo) obtuvo el segundo puesto, en Ambato el tercer lugar y en Quito el segundo lugar, sin embargo en el Gran Nacional de Tulcán alcanzó el primer lugar con medalla de oro.

Para Daniel Paspuel, monitor de la Federación Deportiva del Carchi (Fedecarchi), el bicicros no es fácil y el desempeño depende de las cualidades de los menores, en el caso de Camilo pese a no ser experto tiene virtudes y técnica, que ha conseguido buenos resultados. (I)

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