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Los encebollados nocturnos de Tarqui siguen vigentes

La hora fuerte de estos negocios es después de la medianoche. Empiezan a atender a las 18:30.
La hora fuerte de estos negocios es después de la medianoche. Empiezan a atender a las 18:30.
Foto: Leiberg Santos / El Telégrafo
25 de marzo de 2017 - 00:00 - Vivian Zambrano Macías

Llega la noche a Manta. Al filo de la avenida La Cultura, 2 letreros buscan llamar la atención de comensales. Ahí, bajando las gradas de la Zona Comercial Nuevo Tarqui, una fila de personas aguarda con paciencia su turno para comprar.

Gloria Congo es una de las clientas que espera. “Recién salí del trabajo y vine a comprar encebollado para la merienda”. Al recibir su pedido, toma sus tarrinas y se dirige  al sector La Pradera, donde habita, para saborearlo con su familia.

Edith Mite y Segundo Ponce son  propietarios de negocios que atienden a los noctámbulos.

Una de las clientas fijas de Edith, desde hace varios años, es Gloria, lo es desde cuando el local Los Encebollados de Jhonny estaba a pocos pasos del Almacén Wilmer, en lo que hoy es la zona cero que dejó el terremoto.

“Aquí nos gusta todo: el sabor, la sazón y la atención. Son muy amables”. Ella compra el plato completo que cuesta $ 2.

En la actualidad, los consumidores se sienten más tranquilos, por la seguridad que ofrece la Zona Comercial Nuevo Tarqui.

Giovanni Cedeño es otro de los clientes de Edith. Asegura que ella hace los mejores encebollados de Manta. “Son espesos, se nota que hacen hervir bastante la yuca y eso le da un sabor exquisito; además lo sirven con chifles frescos”.

El horario en el que más clientela  llega hasta Los Encebollados de Jhonny es después de las 24:00, especialmente los fines de semana, cuando los farreros dejan las fiestas y discotecas y están con hambre.

Edith y su esposo, Jhonny Baque, tienen 12 años en el negocio. Después del 16A se trasladaron al sector de La Poza, hasta que llegaron a su ubicación actual.

El encebollado se prepara en el barrio Cuba, un sector a 10 minutos  de donde funciona el local. La jornada inicia a las 15:00 con la preparación y concluye a las 04:00 del siguiente día, con el último cliente satisfecho. “Las ventas no son como en Tarqui, pero los clientes ya están regresando, incluso vemos caras nuevas”, comenta Edith.

A la mujer ya no le sorprende ningún pedido especial de quienes llegan a su local; unos piden encebollado sin cebolla, otros sin yuca y hasta sin pescado. “Hay requerimientos medios extraños, pero está claro que todos tenemos diferentes gustos”, cuenta. Los precios del plato van desde $ 1,50 hasta $ 2,50, con jugo. Junto al local de Edith están los Encebollados JJJ, de Segundo Ponce, un comerciante que hace 17 años dejó de vender legumbres para ponerse un quiosco de comida nocturna. “Ha sido más rentable”, dice.

Al igual que Edith, antes laboraba en Tarqui. Siempre fueron vecinos. Cuenta que en el sitio había otro local de encebollados, pero que hasta el momento no ha llegado a la Zona Comercial Tarqui. Segundo se encarga de la venta de los platos, que llevan la sazón de su esposa, Dolores Loor. Todas las tardes, ambos salen del sector Nueva Esperanza y regresan con las ollas vacías en la madrugada del día siguiente.

Los fines de semana son los días de más movimiento en su local, sobre todo desde la 01:00 hasta las 05:00. En esos horarios arriban personas de trajes largos y elegantes, mariachis y comerciantes a servirse encebollados, que, cuando estaban en el casco comercial de Tarqui, le decían los agachaditos, porque se vendían en la calle.

Segundo destaca que gracias a este negocio tiene casa y ha dado estudios a sus 3 hijas (Jailene, Julexi y Juzmely). “Estaré en esto hasta que Dios me tenga con vida”.

En la Zona Comercial Nuevo Tarqui el hombre se siente más seguro.  “Aquí está bonito”, sostiene Segundo, quien todos los días pone su letrero luminoso.

Winter Intriago, que habita en el sector Jocay, es uno de sus clientes. Él aprovecha la noche para darse el gusto, porque le encanta el encebollado que se vende en este local.

Juan José Avellán se suma a la lista de quienes prefieren comer de las manos de Segundo. A este comensal, como a muchas personas en Manta y visitantes, le gusta comer encebollados por las noches.  “Vivía a una cuadra de su local (en Tarqui), bajaba en las noches a comer con mis hijas; puedo asegurar que este encebollado es bien preparado, es como hacerlo en casa”.

La Zona Comercial es un espacio habilitado por iniciativa del Gobierno Nacional y el Municipio de Manta para cubrir las necesidades de los comerciantes que se quedaron sin espacio tras el terremoto. (I)

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