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Las tortugas cuentan con un centro para rehabilitarse

Rubén Alemán (i) es el técnico encargado del centro. Lo asiste la bióloga Diana Cárdenas y 3 guardaparques.
Rubén Alemán (i) es el técnico encargado del centro. Lo asiste la bióloga Diana Cárdenas y 3 guardaparques.
Foto: Mario Rodríguez / El Telégrafo
03 de junio de 2017 - 00:00 - Mario Rodríguez Medina

Hace 2 años y medio, Jubilada, una tortuga golfina de 25 años, llegó a manos del veterinario Rubén Alemán, técnico del Ministerio del Ambiente (MAE), con una fractura en el caparazón y el cráneo, debido a que un bote le había pasado por encima. Además le dañó la aleta derecha baja, la que fue amputada.

“Dos policías la trajeron un día y desde ahí hemos tenido un largo proceso de recuperación”, indica Alemán, mientras intenta interactuar con Jubilada.

Esta tortuga se mueve poco; el galeno explica que esto se debe a que el animal sufrió un trauma sicológico con el accidente. “Cuando le amputé la aleta, dejó de moverse. Fueron varios días hasta recuperar la movilidad. A veces la sacamos al mar, pero no sé cuándo estará lista para ser liberada”.

El técnico expresa que la rehabilitación de una tortuga dura años. “En los reptiles es más complicado que en otros animales”.

Jubilada es uno de los 24 quelonios que son atendidos en el Centro de Rehabilitación de Fauna Marina Machalilla, que está ubicado al final de la playa de Puerto López.

El recinto, el único en su tipo en el país, fue creado hace 4 años, ante la necesidad de un espacio para la recuperación de animales marinos, incluidas aves (en la actualidad hay un pelícano, que tiene un ala rota, y 3 piqueros patas azules).

Hay casos variados que llegan al lugar. Esta semana fue liberada una tortuga carey que presentaba quemaduras en la cabeza, porque había estado expuesta al sol por mucho tiempo, después de haber quedado atrapada en una red de pesca.

Alemán asegura que el 95% de las muertes de las tortugas es causado por el humano. “En la pesca mueren muchas, porque les pegan por accidente. Además afecta mucho la basura que arrojan al mar, pues se alimentan de eso. Las estadísticas revelan que de cada 1.000 tortugas, una llega a ser adulta”.

Desde su apertura, el centro ha recibido a más de 400 aves, así como centenares de quelonios. Además llegaron lobos marinos y un delfín. “Construimos el lugar con autogestión y ayuda del Fondo Ambiental Nacional (del Ministerio del Ambiente), así como con el aporte de varios amigos y ONG”.

Diana Cárdenas es una bióloga marina que colabora en el sitio. A cargo de Alemán están los guardaparques Irwin Villigua, Juan Dueñas y Daniel Ventura.

Villigua cuenta que meses atrás se demoraban hasta 6 horas en cambiar el agua de los 21 tanques que hay en el recinto (en su mayoría comprados con autogestión y otros donados por la ONG Wildaid). “Ahora, con las bombas que tenemos reducimos el trabajo a 3 horas; esto se hace a diario. Desgraciadamente días atrás se nos robaron una bomba y eso nos complica todo”.

Entre las complicaciones más comunes con las que llegan las tortugas están el encontrar basura en su estómago. “Muchas veces debemos sacarles el anzuelo del esófago y su recuperación es larga. Pero ellas no se apegan a las personas; diferente es con los mamíferos y lobos marinos, ellos cogen cariño, por eso tratamos de liberarlos lo más pronto posible”.

La bióloga Cárdenas, además de ayudar en la parte medicinal de los animales se encarga de gestionar fondos para el centro. “Es algo muy difícil, pero poco a poco las personas entienden la importancia del centro”, acota la especialista en fauna marina, para quien lo más complejo del trabajo en el lugar es inculcar a los pescadores sobre los cuidados que deben tener en el mar para no afectar a los animales. (I)

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