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Las nuevas generaciones olvidan las tradiciones de Semana Santa

Algunos mantenses acudieron esta semana a misa en la iglesia Perpetuo Socorro.
Algunos mantenses acudieron esta semana a misa en la iglesia Perpetuo Socorro.
Foto: Leiberg Santos / El Telégrafo
15 de abril de 2017 - 00:00 - Vivian Zambrano Macías

Entre el ayuno y la abstinencia en la Cuaresma creció María Alonzo (75 años) en Manta. Aquellos días de penitencia no los olvida y mantiene las tradiciones de sus padres.

Destaca que el jueves dejó toda la comida preparada, porque el Viernes Santo no usa cuchillos. “Dejé hecho todo porque el Viernes Santos es más sagrado todavía”.

En Semana Mayor, la playa —para ella— es solo para caminar, no para bañarse. Esas creencias les ha inculcado a sus hijos desde pequeños. 

Juan Flores (76 años) está sentado en una esquina del barrio Perpetuo Socorro. Piensa en los días de la Semana Mayor. De aquellas tradiciones que había antes mantiene algunas, aunque su familia ya no las practica.

El día del vía crucis pasa en su casa meditando. Al llegar las 19:00, acude a misa y luego se suma a la procesión. Recuerda que en su natal Santa Marianita (parroquia mantense), desde el Jueves Santo no se trabajaba; las familias pasaban encerradas. Se dejaba todo listo ese día para acudir a la iglesia.

En esos días, “coger machete era malo, decían que salía el diablo”, cuenta. Recién el Domingo de Pascua se volvía escuchar algo de música, luego de 6 días de calma.

Manuel Zambrano (89 años) destaca que en su juventud, los miércoles y viernes de la Cuaresma no se comía carne. Las comidas se basaban en mariscos y queso. “Sigo respetando esos días. Estamos perdiendo esas tradiciones...”, sostiene.

El historiador Joselías Sánchez indica que en Manabí, “una provincia que ha sido muy católica, existen tradiciones y leyendas respecto a la Semana Mayor”.

Se decía, por ejemplo, que a las personas que durante esos días se bañaban en el mar, les crecía una cola. También los abuelos decían  que no se debía golpear a los hijos durante la semana, porque cada golpe lo recibía Cristo. “Nunca se hizo un hijo en Viernes Santo, y estaba prohibido comer carne...”.

Asimismo, habla de los 13 platos que representan a Jesucristo y los 12 discípulos, y 7 dulces que simbolizaban las 7 virtudes capitales. “Eso se hace en el campo; todavía en ciertas partes de Junín y la zona de La Esperanza”.

Otra de las leyendas nombra a la ruda (planta medicinal). El Viernes Santo a las 00:00 a quien la ve florecer se le presenta el diablo y lo vuelve rico. Los manabitas, particularmente en Pedernales, creían que si alguien comía pollo en estos días le “aparecía una gallina con sus pollitos y le picoteaba los pies”.

El sacerdote Patricio Sánchez, párroco de la iglesia Perpetuo Socorro de Manta, sostiene que la gente de la Costa es muy tradicional en acompañar a Cristo en el via crucis.

“El Viernes Santo se trata de estar con Jesús. Es un espacio para recfordar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”. Sin embargo, los mayores creen que las nuevas generaciones ya no se interesan en estan tradiciones religiosas. (I)

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