Para llegar a Julcuy, hasta el más intrépido conductor baja la velocidad; es que ir a más de 70 kilómetros por hora se convierte en deporte extremo, por lo angosto de la vía y sus pronunciadas curvas.

Atrás queda el bullicio de la vía Jipijapa-Paján; el verdor de la zona envuelve el camino de 10 minutos hasta la iglesia del lugar. No hay más de 2 mil personas, pero los chivos sí sobrepasan los 3 mil, por lo que las personas de la localidad tienen en la crianza de este animal uno de sus principales ingresos, junto al cultivo de maíz, sandía, mango, cereza y barbasco, entre otros productos de ciclo corto.

Años atrás el ingreso era más extremo, con un camino lastrado, y el trayecto duraba mínimo 20 minutos, en época de verano, porque en invierno se superaba la media hora de ruta.

La comunidad de Julcuy se ha unido para llevar a cabo un proyecto que sea sustentable, que los ayude a potenciarse como parroquia. “En octubre tenemos el festival del seco de chivo, pero necesitamos atraer a más personas”, destaca Ruth Chóez, quien tiene animales de crianza y también prepara el delicioso y exótico plato.

El proyecto va encaminado a resaltar los vestigios arqueológicos que se encuentran en el lugar, donde hay evidencias de la cultura Valdivia (3.500 a. C. a 1.800 a. C) a  la cultura Manteña (800 a. C. a 1532 d. C.).

Para llevar a cabo el plan, la Prefectura de Manabí, en sesión de Concejo nombrará a Julcuy como Patrimonio Arqueológico de Manabí. La medida es impulsada por el departamento de Turismo de la Prefectura, con el apoyo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, destaca Leonardo Hidalgo, director de Turismo, Riesgos, Reforestación y Medio Ambiente de la Prefectura.

Las investigaciones en la zona las han llevado, principalmente, los arqueólogos Florencio Delgado, Augusto Oyuela y Freddy Acuña. En los estudios se ha determinado que en el lugar hay rastros de civilizaciones de hace 5.000 años.

Las últimas evidencias las encontró el pequeño Jonathan Chóez, mientras jugaba al filo de un barranco en el sector del barrio 29 de Junio. Chóez, padre del menor, es el presidente de la naciente Organización de Servicios Turísticos Julcuy, entidad que se encargará de fomentar la llegada de visitantes al lugar.

Cecile Bricard, antropóloga que forma parte del equipo de técnicos del GPM, indica que Julcuy era un lugar donde se distribuían los granos de la zona. “Quizás sea un sitio con un estrato social más bajo, en comparación con Agua Blanca (donde se asentaba el señorío de Salangome)”.

Hidalgo destaca que la Prefectura de Manabí hará un primer aporte de $ 5.000 para que el grupo de la localidad se organice. “Hay $ 25 mil más para empezar con la infraestructura, que incluye un centro de información, así como un museo”, explica.

Óscar Chóez cuenta que las excavaciones empezaron desde 2003, en el sector de La Tola. “Han venido estudiantes de Estados Unidos de universidades como la de Florida y California, así como de la San Francisco de Quito. El arqueólogo Florencio Delgado puso las primeras pautas, pero hay que seguir, tenemos que fortalecer esto”.

En la parte turística, una de las encargadas por parte del GPM es Esther Laaz, quien resalta el potencial que tiene la zona para recibir a visitantes durante todo el año.

El proyecto apunta a abrir 2 senderos turísticos, a través de los cuales las personas podrán acceder hasta los lugares donde las culturas precolombinas tuvieron sus asentamientos.

“Con una hora de caminata se puede llegar hasta unas lagunas de agua azufrada, similares a la que hay en Agua Blanca. Además hay unas cavernas, que adentro tienen una especie de mesas y sillas, que muy probablemente eran utilizadas para prácticas ceremoniales”, destaca Chóez, quien es de los más emocionados con el proyecto.

En Julcuy los vecinos están organizados y entre ellos se apoyan para que despierten habilidades y las oferten a los turistas. (I)

Datos

Julcuy está ubicado a 10 minutos de camino en carro desde la vía Jipijapa-Paján, en la parte sur de Manabí.

En la sesión del Consejo Provincial de este lunes se nombrará a Julcuy como Patrimonio Arqueológico de Manabí. La medida es impulsada por el departamento de Turismo de la Prefectura, con el apoyo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

En este sector rural de Jipijapa hay más de 1.500 personas, en su mayoría dedicadas a la agricultura y crianza de chivos.

El proyecto de turismo arqueológico incluye la creación de una asociación. Entre los primeros planes está la construcción de un centro de información. Las personas de la comunidad serán las encargadas de explicar a los visitantes la importancia de la zona durante la época precolombina.