Si en la región andina hay una fiesta que encierra historia, tradición, simbología, sincretismo y ritualidad esa es la Mama Negra.  Detrás de la cual hay un grupo de colaboradores que hace posible la celebración: los ‘jochados’.

Para el historiador latacungueño, Marco Karolys, el festejo de la Santísima Tragedia o Mama Negra inició en 1550, pero desde 1963 el Municipio la celebra también como parte de la fiesta de independencia de Latacunga. “Hace 53 años un grupo de amigos del barrio Centro efectuó el primer desfile como una sátira a la comparsa original que organizan en septiembre los devotos, donantes y vivanderas del mercado Pichincha para la Virgen de Las Mercedes”.

La nueva fiesta dejó de lado lo religioso y acentuó el espectáculo que se manifiesta desde la designación de los 5 personajes: Mama Negra, Rey Moro, Capitán, Ángel de la Estrella y El Abanderado. Esto ocurre en agosto a poco más de 2 meses del llamativo desfile que este año será el 5 de noviembre.

Un comité se encarga de seleccionarlos de entre decenas de candidatos. “Los ganadores deben ser honorables, trabajar por la ciudad y ser latacungueños de nacimiento”, dice Patricio Sánchez, alcalde.

Seleccionar a la Mama Negra demora más. En 2016 esta nominación recayó en Ángel Rocha Vidal, abogado y catedrático. Una vez escogidos los personajes, en septiembre empiezan las ‘jochas’  que a decir de Edmundo Rivera, presidente de la Casa de la Cultura de Cotopaxi, son de origen precolombino andino, pero que se popularizaron en Latacunga  con el mestizaje y también se institucionalizaron. “La ‘jocha’ era como un trueque. Se pedía una colaboración que más tarde se devolvía. Hoy se usa para alquilar bandas de pueblo, hacer las comparsas, comida y bebida. Y no se devuelve”.

Las jochas (que en kichwa significa pedir) son un protocolo infaltable y los latacungueños creen firmemente que “sin jochas no hay Mama Negra”. Son un minifestejo.

Los ‘jochantes’ visten ponchos y sombreros serranos. Regalan prendas similares a los ‘jochados’ y si estos se las ponen aceptan automáticamente contribuir con la fiesta.

A cambio reciben un ‘agrado’ o regalo: una canasta con frutas y cárnicos acompañada de artistas, bailes  y  pirotecnia. Entre septiembre y octubre se celebran unas 40 jochas. Luego se alista el cambio de mando y las comparsas. (I)