Con el fin de dar un tratamiento técnico a las aguas servidas, la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa) planea construir una planta con tecnología biológica.

Las industrias también deberán mejorar su método de tratamiento de los líquidos residualesEsta obra, según los técnicos, reemplazará a 16 sistemas menores que actualmente funcionan en diversos sitios de la ciudad.

Rafael Maldonado, gerente general de Emapa, manifestó que este proyecto fue diseñado hace cuatro años. “Incluye, también, la edificación de un conducto de aguas servidas y estaciones de bombeo. El costo ascendería a 31 millones de dólares”, expresó.

Uno de los colectores a los que se refiere Maldonado es el Víctor Hugo, cuya construcción empezó hace cuatro meses y servirá a los barrios de la zona alta como Huachi Grande, Nueva Ambato, Picaihua, La Presidencial y San Antonio, entre otras.

De igual forma, los colectores Terremoto, Quebrada Seca, Lalama, Izamba, Marginal y Pisocucho, entre otros, forman parte de este proyecto.

Algunas de las estaciones pequeñas como la de la avenida Indoamérica y El Peral, pese a funcionar con una efectividad del 85%, también serían reemplazadas.

Los estudios de factibilidad arrancaron hace año y medio, y estuvieron a cargo de la consultora cuencana Acsam.

Omar Landázuri, director del Ministerio del Ambiente (MAE) en Tungurahua, señaló que la licencia ambiental para esta obra está en proceso de regularización.

“La Emapa cuenta con todo el apoyo de nuestra parte, ya que este plan contempla el cuidado del ambiente y del agua”, comentó.

La financiación de este proyecto estará a cargo del Banco del Estado.

La estructura estará en el sector de Las Viñas, junto al puente curvo del paso lateral de Ambato. Ocupará 13 hectáreas y su construcción durará entre un año y medio y dos.

El sistema que utilizará esta planta es único en el Ecuador, ya que empleará una especie particular de bacterias que intervienen en el proceso de purificación del agua, al igual que lodos activados que harán las veces de filtros de los desechos presentes en el líquido.

En esta parte, según Maldonado, la colaboración de las industrias que operan en la ciudad jugará un papel muy importante, puesto que por el sistema biológico de la planta, si existen químicos, grasas y metales pesados en las descargas, las bacterias que intervienen en el proceso de purificación de agua, morirán.

Javier Fernández, ingeniero ambiental, explicó cómo las industrias deben hacer las descargas de las aguas residuales con contenidos químicos.

Primero deben ser recogidas en tuberías especiales, ya que dependiendo del químico o metal, podría traspasar conductos normales y caer en terreno cultivable. Después deben reposar en una piscina de oxidación aeróbica para la descomposición.

“Luego se realiza la medición de reducción de metales pesados y se vierte hacia el alcantarillado normal”, dijo Fernández.

Otra de las novedades de la planta es que aprovechará las emisiones de biogás causadas por la descomposición de la materia orgánica en el relleno sanitario de Chachoán, para la generación de energía eléctrica que ayudará al funcionamiento de la estructura.

Hugo Ordóñez, morador de una zona cerca al colegio Guayaquil (donde estará el colector), dijo que a pese a los problemas suscitados en el tránsito, este proyecto a la larga beneficiará a la urbe.