La sede de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confenaie), ubicada en la comunidad Unión Base (a unos 10 minutos de Puyo), muestra un evidente abandono y estado de destrucción.

Uno de los vecinos de la sede y ex dirigente amazónico Antonio Vargas, recordó que en ese lugar se produjeron intensos debates y se evidenciaron discrepancias entre nacionalidades, algunos tratando de incorporar propuestas que beneficien a los pobladores y otros por la captación de la dirigencia.

Cuando Alfredo Viteri era presidente de la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza (OPI) allá por el año 1980, se gestionó la donación del terreno ante el Alcalde de Puyo Rafael Sancho. Y posteriormente, con apoyo internacional, se diseñó la infraestructura y  con la ayuda de un equipo de arquitectos extranjeros de la firma Lagua y el aporte de cerca de un millón de dólares, se consiguió levantar en aquel entonces el edificio, que en primera instancia pertenecía a la OPI y luego fue donado a la Confenaie.

Para lograr la construcción de la sede, durante algunos años, la comunidad Unión Base, zonas aledañas y delegaciones de otras provincias entregaron en largas jornadas su aporte y participación en mingas.    

En la vieja casona no existe ningún servicio básico y la mayor parte del edificio está en ruinaSegún manifestó Vargas, “lo lamentable es que por esta sede y organización indígena han transitado presidentes que nunca buscaron conservar ni dar mantenimiento adecuado al edificio”. Debido a que su estructura es de madera, su tiempo de vida útil habría terminado.

La sede llevaría 10 años de abandono y destrucción. Se conoce que anteriormente disponía de todos los  servicios básicos: agua, luz, teléfono, Internet, equipos de radio, implementos y accesorios de oficina, pero ahora nada  de eso existe.

Igualmente, los ventanales fueron destruidos, los sanitarios ya no están presentes, el techo va deslizándose y las paredes que son de madera día a día van desprendiéndose y en su mayoría se encuentran en el piso; además, casi nada queda de las instalaciones eléctricas.

La edificación, con el paso del tiempo, está siendo consumida por los matorrales que crecen sin medida.  Para Vargas, las discrepancias internas y la oposición política, han impedido incluso que se reciba el apoyo de algunas instituciones de Gobierno y de otras instituciones locales; además, la carencia de un líder ha impedido que se gestione la reconstrucción de la sede.

Años atrás, los prefectos de la Región Amazónica declararon a la sede patrimonio cultural y ofrecieron aportar con recursos para recuperar la edificación; sin embargo, la dirigencia no le ha dado la importancia necesaria y no continuaron  la gestión, impidiendo que se concrete el apoyo, recordó Vargas.