Una corona de plumas multicolores y un collar de semillas son la indumentaria que identifica a Rogelio Santi. Él reside en la comunidad Pomona de Pastaza, donde funciona el ‘laboratorio’ a cielo abierto más grande del mundo.

Es uno de los pocos investigadores indígenas del país que ha alcanzado reconocimiento internacional por su colaboración en importantes expediciones amazónicas. “Tiene 78 años y lleva participando en excursiones por nuestra selva con científicos de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y China, desde 1958. Por tal razón es el guía nativo que mejor conoce la Amazonía en el país y un referente en temas de flora y fauna”, destaca Lourdes Santi, hija de Rogelio.

Entre sus logros está el haber ayudado a identificar 15 nuevas familias de aves que habitan solo en las copas de gigantescos árboles. “Desde niño fue muy curioso y esto lo llevó a explorar zonas boscosas en las que pocos se han atrevido a ingresar, aunque esto le ha traído algunos inconvenientes”, señala Francisco, su hermano menor. Él lo ha acompañado en 10 de las 90 excursiones que ha realizado en toda su vida. En una de estas experiencias sufrió la caída de un árbol, lo que le dejó en cama cerca de 3 meses. Sin darse por vencido se recuperó y continuó con los viajes, en los que aprendió inglés y alemán básico.

“Rogelio aprendió gran parte de los nombres científicos de especies animales y vegetales; por lo que biólogos y zoólogos de diversos países de América llegan a Pomona”, asegura Ismael Aldaz, naturista del cantón Baños. Ha ayudado a escribir libros de biología amazónica y su traducción al kichwa de la Amazonía. (I)