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El Telégrafo
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A la costa y Cumandá son narraciones de gran referencia histórica

Las novelas ambateñas se inspiraron en Atocha

Este sendero de la quinta Atocha fue el preferido del escritor, pintor y poeta ambateño Juan León Mera.
Este sendero de la quinta Atocha fue el preferido del escritor, pintor y poeta ambateño Juan León Mera.
Foto: Roberto Chávez /El Telégrafo
20 de agosto de 2016 - 00:00 - José Miguel Castillo

En la quinta Atocha todavía siguen intactos 2 rincones que fueron utilizados como sitios de inspiración y de transcripción por los escritores ambateños Juan León Mera y Luis Alfredo Martínez.

El primero de ellos fue el autodidacta autor de la novela indigenista Cumandá que fue concluida en 1879. “Era una época en la que las colonizaciones al Oriente todavía no empezaban y con su trabajo ayudó a promoverlas”, refiere Betty Miño, directora del Centro Cultural de la Universidad Técnica de Ambato (UTA) y que ha investigado a los escritores ambateños durante 26 años.

Martínez en cambio fue el autor de A la Costa. Este texto se sumergió en los acontecimientos de la Revolución liberal del 5 de junio de 1895. Es una obra testimonial y realista publicada en 1904. “Ambas narraciones tienen aspectos en común. Son descriptivas e influyentes para su tiempo y narran con lenguaje coloquial aspectos del segregacionismo y el regionalismo ecuatorianos”, dice Miño.

Los protagonistas son 2 parejas que provienen de una ascendencia marcada por la tragedia. En Cumandá todo empieza con el incendio de una hacienda ubicada al sur de Riobamba en 1790.

Mientras que el telón de A la Costa se levanta con los terremotos de 6,6 y 7,2 grados en la escala de Richter del 14 y 15 de agosto de 1868. Los epicentros fueron localizados en Carchi e Imbabura.

Carlos y Cumandá se enamoran en un escenario amazónico extraordinariamente descrito. Al final, la rubia nativa que no encajaba con los záparos fallece y su compañero descubre que se trataba de su hermana que fue secuestrada siendo niña durante una revuelta indígena.

Salvador y Consuelo (A la Costa) tejen su tierna historia de amor en la hacienda El Bejucal en el inicio de la época dorada de las exportaciones cacaoteras en la provincia del Guayas. El rubio y enfermizo Salvador abandonó sus ideas conservadoras e inició una migración tortuosa hacia el Litoral como lo hicieron miles de sus coterráneos en medio de una guerra civil que causó cambios profundos en el país.

“Salvador murió de polineuritis malaria y dejó a su esposa con un hijo en gestación. La misma enfermedad que contrajo Luis A. Martínez cuando fue administrador de la hacienda Valdez en 1902. Falleció el 26 de noviembre de 1909”, explica David Medina, guía profesional.

Los sitios de sosiego e inspiración

Cuando Juan León Mera fue secretario del Senado de la República replicó la exuberante vegetación amazónica en un rincón de la quinta Atocha de su propiedad de 5 hectáreas, ubicada en la parroquia del mismo nombre al noroccidente de Ambato. Ese lugar todavía existe.

Para llegar hasta allí, se debe partir de la Casa Museo Juan León Mera, cuya edificación pintoresca de adobe y bahareque se destaca en el entorno natural. El paseo toma 5 minutos. Son 89 gradas de piedra en descenso al sendero empedrado y cercado, de 1,5 metros de ancho.

Esa senda está próxima al río Ambato. Se la identifica por el espectacular enramado de los árboles ornamentales de sangre de drago. El ramaje espeso y entrelazado se prolonga por 46 metros de longitud. “En este lugar, Mera sembró la cubea yoa, cedros, sangre de drago, cipreses, eucaliptos, aguacates y más plantas. De tal forma que creó un pedazo de la Amazonía que le sirvió de inspiración para escribir su novela”, comenta Juan Pablo Toaza, guía de la Casa Museo.

El rumor de la corriente y la luz que se filtra por las hojas mecidas por el viento crean un ambiente tranquilo mientras los turistas avanzan hacia la ribera. “Adecuó un microclima excepcional y bajaba con su familia para que sus hijos se bañaran en la orilla. Fue allí donde empezó a gestar esta famosa obra que es un clásico de la Literatura ecuatoriana. Se adecuó ahí la fuente de inspiración de esta tragedia romántica”, explica Miño.

El otro recodo es el cuarto de tejido en la casa museo. En aquel rincón, Rosario Mera Iturralde, hija de Juan León, transcribía los textos que le dictaba su esposo, Luis Alfredo Martínez, mientras yacía inmóvil en su lecho cuando se recuperaba de la polineuritis malaria que contrajo en la Costa.

“Entre Quito, Atocha y Piura se escribió esta novela de la mente de Martínez, pero con la transcripción de Rosario Mera, quien hizo este trabajo paciente en la salita de costura. Estos rincones están cargados de energía familiar por los que caminaron hombres de pensamiento universal que amaron profundamente a su patria”, asegura Miño. (I)

DATOS

Las quintas La Liria y Atocha forman parte del Jardín Botánico Atocha-La Liria de 14 ha. Es un área natural urbana en Ambato con 167 años de historia. Se formó en 1849.

El Jardín Botánico, las casas museo y los rincones se levantan a un costado de la Av. Rodrigo Pachano y El Carrizo en la parroquia Atocha. Es una zona con buena gastronomía y la visitan 35 mil turistas al año.

Las quintas se conectan con un puente de unos 80 metros de longitud que lleva a la avenida de las palmeras que sembró Mera. El ingreso a estos sitios turísticos cuesta $ 0,50 y se recorre en 2 horas.

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