Siempre habrá gente acuciosa que guardará las hojas sueltas, mediante las cuales se ha tratado, y se trata, de ‘informar’ o de comunicarse con las personas, en asuntos de intereses sociales mayoritarios.

Una de ellas, con la que me he encontrado entre mis averiguaciones, es la que comparto a continuación. Está relacionada con el pensamiento de los militares ‘jóvenes’ de aquella época.

Ya que, según los historiadores de cierta tendencia, “la conspiración había sido tramada por oficiales jóvenes del Ejército en reuniones militares secretas.

La Revolución juliana abarca el período de dichas juntas de Gobierno Provisional… Antes de la presidencia de Isidro Ayora gobernaron durante 9 meses de 2 Juntas de Gobierno Provisional.

La primera de ellas fue creada por la Junta Provisional Militar presidida por el teniente coronel Luis Telmo Paz y Miño, el 10 de julio de 1925. Esta fue designada por la Junta Suprema Militar compuesta por representantes de las reparticiones de cada una de las unidades militares del Ejército y encabezada por el mayor Juan Ignacio Pareja.

Todo esto a raíz del golpe de Estado del 9 de julio de 1925 conocido como Revolución Juliana”. (Diego Proaño, Revolución Juliana).

Al paso del tiempo vale la pregunta, con esta hoja de nombres extraviados: ¿Fue por amor a la Patria o por captar el poder?

Para muchos, el poder será lo más lucrativo fabricando constituciones  y leyes para gente que, desde la Colonia, aprendió muchas formas de obediencia. Es bueno saber que hay 2 discursos claros.

Uno, que las élites hacen las constituciones de acuerdo con sus intereses; y dos, que hay que hacer que la gente aprenda a respetar “lo que dice la Constitución”, como a una Biblia tras de la cual están como autores los fantasmas de la manipulación.

El Ejército de la República convencido de que los sagrados intereses del país, no podían continuar a merced de un régimen de gobierno que se encontraba en absoluto divorcio con la voluntad nacional.

Prácticamente no tenía dirección e implicaba una desorganización completa; convencido, así mismo, de que por el más elemental concepto de dignidad no podía servir de instrumento para mantener un orden de cosas que carecía de títulos legítimos, que no poseía elementos de firmeza y estabilidad, que no reflejaba la opinión pública.

Que se conservaba a pesar de la enorme corriente popular levantada por el abandono de los más esenciales problemas de la vida nacional, especialmente respecto de la profunda crisis económica, agravada recientemente de manera que exigía una acción urgente.

Enérgica e inaplazable, ha resuelto desconocer al actual Gobierno y proceder a organizar una Junta integrada por elementos de comprobada honorabilidad que inspiren plena confianza a toda la nación y que sintetice las aspiraciones de la hora presente.

“El Ejército, movido por los más sanos propósitos, aspira a que este movimiento patriótico sea apoyado con entusiasmo por el Pueblo Ecuatoriano y, consciente de su fuerza y de sus deberes, garantiza la conservación del orden y el respeto de los derechos de todos los ciudadanos.- Quito a 10 de Junio de 1925.

Alférez Carlos Abarca, Tnte.  Virgilio Guerrero, Tnte.  Agustín Patiño, Tnte.  José A. Guerrero, Alférez Manuel Martín Icaza, Tnte.  Manuel Martín Icaza, Tnte.  José Morán Estrada, Tnte.  Luis Rodríguez.

Además, Tnte.  Cristóbal Espinoza, Tnte.  Samuel Jarrín, Tnte.  Pedro Icaza, Tnte.   Carlos Baquero, Tnte.  Carlos Chiriboga, Tnte. Alberto Arroyo, Tnte. Alberto Hidalgo, Alférez Cristóbal Toledo, Tnte. Federico Strube, Alferez Luis A. Sierra P., Alférez César León...” (Tomado de una hoja suelta tamaño doble oficio “Editorial Chimborazo – Imprenta, Papelería, Encuadernación.- V.A. Cabrera M.”  Documentos “Antonio Tobar”- De mi archivo personal en Andignato).

Según este documento, la cifra de militares inconformes es de 153, de los cuales hay 54 alféreces, 47 tenientes, 34 capitanes, 2 sargentos mayores, 3 tenientes coroneles y 13 nombres sin grado militar.  

De estos nombres, en 1977 hice una paciente recolección de documentos de Luis Telmo Paz y Miño en bibliotecas colombianas para enterarme de la toponimia ecuatoriana elaborada como diccionario.

Estudiosos genealogistas tienen aquí un buen material para establecer los vínculos de antecesores y sucesores en las formaciones generacionales ligadas a las armas.

Aquí se notan los ecos del siglo XIX y su esquema imaginario. Ver, por ejemplo, a un Solano de la Sala, como Teniente Coronel, me hace retroceder en el imaginario al descuartizador de indios en las masacres de la insurrección de los estancos en Tungurahua.

Una cosa curiosidad de esta lista es que no aparecen apellidos indígenas, con lo cual, la idea de racismo elitista en el ejército, es una prueba que se contrapone a la conformación de la tropa. (O)

Breves apuntes sobre los rangos de los militares

Los rangos suben desde soldado, cabo, sargento 2°, sargento 1°, subteniente, teniente, capitán 2°, capitán 1°, mayor, teniente coronel, coronel, general de brigada, general de división, secretario de la defensa. “El Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas es el Presidente de la República y es el único facultado para usar el grado de general de 5 estrellas.  El Alto Mando se representa por el Secretario de la Defensa Nacional y solo se denomina General Secretario, 4 estrellas. De ahí la escala se divide así: Generales: General de División, Águila con tres estrellas. General de Brigada, Águila con dos estrellas. General Brigadier, Águila con una estrella. Jefes: Coronel, Tres estrellas. Teniente Coronel, Dos estrellas. Mayor Una estrella.  Oficiales: Capitán primero, Tres barras de la misma longitud. Capitán segundo, Tres barras también pero la barra del medio es ligeramente más pequeña. Teniente, Dos barras. Sub-teniente, Una barra. Tropa: Sargento primero, 3 cintas con bordes del color que representa a su servicio, al igual que todos los elementos de tropa. Sargento Segundo, dos cintas. Cabo, una cinta. Soldado de primera que no es un grado, es una distinción pero igual cobra un poquito más”. (O)