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Así consta en escritura pública firmada ante notarios y sacerdotes

En Píllaro, en 1661, se fija la virginidad de Felisiana de Aldás en 210 pesos

Por los enseres que contenían y los muebles diversos muchas casas de antaño se han convertido en museos en la región centro y atraen a cientos de visitantes. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
Por los enseres que contenían y los muebles diversos muchas casas de antaño se han convertido en museos en la región centro y atraen a cientos de visitantes. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
10 de mayo de 2015 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, historiador/cronista oficial de Ambato

No es extraño leer en documentos de la vida colonial de Tungurahua, el precio que se ponía a la virginidad de las mujeres que iban a ser entregadas a sus potenciales maridos.

Estos datos constan en escrituras públicas celebradas con testigos ante notarios que de todo dan fe, más que los médicos.

De ello certificaban sus padres y, como en el presente caso, hasta los sacerdotes que viven rodeados de vírgenes en este mundo y en el del más allá. Baltasar Carriedo, el terrible Mazorra, recibió a la hija de don Antonio Solano de la Sala con los 8 mil pesos en que se tasó su virginidad en 1777.  

Otro documento de 1743 indica que don Juan de Mora pagó en Ambato 2.875 pesos por la virginidad de su mujer por vía de arras proternúpticas.

Según datos históricos, se pagaban arras como valor anticipado de reconocimiento del novio a la novia, sobre todo en la Edad Media.

Si el concepto de las arras tiene que ver como un anticipo, la mujer tenía un compromiso que no solo era de la familia, sino público, por cuanto podía saltar a la sociedad el escándalo con el repudio que no solo recaía en la mujer, sino en la familia en general.    

‘Cartas de arras’ se celebraban solo entre gente acomodada y por condiciones de alta moralidad.

Para cubrir valores de anticipo al matrimonio, la mujer, que además celebraba ‘Carta de dote’, entraba a la sociedad conyugal con bienes de capital que eran excluyentes a los  que de mancomún adquirieran, como veremos en este texto.

Resulta interesante saber que cuando se realizaban ante un escribano, “se fijaban 20 maravedís por una virgen y 10 por una viuda o por una joven aldeana”.

Esto menospreciaba a la mujer pueblerina. En el caso que estamos tratando, por referirse a una mujer de Píllaro, dice:   “…y por la virginidad y limpieza de doña Felisiana  de Aldás le señala por arras propternupcias  210 pesos de a ocho, y cuatro rreales.

En el monto de esta dote viene a quedar toda ella en 2.000 pesos de a ocho reales que confiesa caber en la décima parte de sus bienes”.

En otros casos

Contrástese con el precio que se fija para las antecesoras que corresponden a la élite de la nobleza de la época que, en este caso, no importa si viven en villas o en las haciendas de sus acomodados terratenientes.
Mirando otros casos se trataba de ponerle un precio a la mujer que iba a entrar en matrimonio.

Este precio lo pagaba el novio, o también lo asumía el padre de la novia que entregaba a su hija con tierras, joyas, esclavos y más bienes, como consta en este documento de doña Feliciana.

Litigios sobre dotes y arras pueden verse en los matrimonios basados en  intereses de fortuna y poder, de muchas familias ecuatorianas, ya entrado el siglo XIX, época hasta la que llega la mentalidad medieval anclada en políticos conservadores.

Las élites del poder político tienen juicios largos sobre dotes y arras, por ejemplo, el que llevó por décadas el coronel Nicolás Vásconez, casado con doña Antonia Jijón, con los herederos de Joaquín Sánchez de Orellana su primer marido. Vásconez fue concuñado de Juan José Flores.

Datos en la historia

Vayamos a  Santiago de Píllaro ancestral y enigmático, ubicándonos en el documento con fecha del 20 de mayo de 1661.

Concurren ante el Escribano de su Majestad y Público “Francisco Barragán de Córdoba, residente en este pueblo…dijo que por voluntad de Dios Nuestro Señor  y con su gracia está casado y velado según orden de esta santa madre iglesia con doña Felisiana de Aldás.

Cuando se contrajo dicho matrimonio tenía por bienes suyos los que bajo irán declarados, apreciados por personas puestas de consentimiento del otorgante y de dicha doña Felisiana que lo fueron el Ayudante  Antonio de Orosco y Alférez Martin de Linares…”.

Se añade que su mujer le ha pedido otorgue el dicho “inventario de dote  y recibo en forma para que en todos tiempos conste, los bienes que al matrimonio llevó doña Feliciana de Aldás… otorgó haber recibido de la dicha su mujer los bienes que aquí irán incertos:

Una caja con cerradura y llave en 10 patacones. Dos vestidos de mujer con sus lligllas de bayeta de Castilla tasados en 50 patacones.

Dos pares de zarcillos de oro, los unos con piedras coloradas y los otros con piedras verdes con perlas, en 15 pesos. Un topo de oro con 7 perlas grandes en 14 patacones. Cuatro topos de plata que pesan 7 onzas en 7 pesos.

Un cucharón y 2 cucharas que pesaron 8 onzas en 8 patacones. Más una totuma de plata que pesó 6 onzas en 6 patacones.

Dos candeleros de asofar y una basinilla en 8 patacones y 4 reales. Dos barretas de hierro que pesaron 34 libras en 20 pesos.

Dos rejas de arar de hierro y 10 hoces en 15 pesos. Una  hacha de basta nica (?) en 4 pesos.

Una caballería de tierras de pan en 100 patacones. Diez cuadras de tierras que están por bajo de dicho pueblo en 100 patacones.

Unas casas y huerta de 7 cuadras en 250 patacones. Una paila grande que hace 3 botijas de agua.

Otras 2  paylitas pequeñas y una sartén en 15 patacones. Dos artesas de madera en 7 pesos.

Más una  cama con su cuja labrada y un colchón, 2 sobrecamas, 2 sábanas de rruán de Castilla y 6 sábanas de rruán de cayapas y 4 almuadas.

Siete camisas de rruán de Castilla de mujer y hombre en 40 patacones. Un vestido de paño fino de Latacunga, 3 pares de medias de seda y un sombrero y unas ligas con punta de oro, todo en 114 patacones.

Un aderezo de espada y daga en 15 pesos. Dos sillas y un sillón de caballería con sus frenos en 30 patacones. Dos bestias mulares en 50 patacones.

Dos burros en 10 pesos. Tres sillas de asentar en 4 pesos. Un bufete grande redondo en 8 pesos.

Ciento y diez cabezas de obexas de Castilla  a 4 reales cada cabeza, montan 55 pesos.

Ochenta cabras a 4 reales en 40 pesos. Cinco vacas y 2 bueyes en 40 patacones.

Un escritorio grande con 11 cajones en 4 pesos. Una escribanía con cerradura y llave de embutido ya forrada y tacholeada en 15 pesos.

Un solar en la ciudad de Ambato que linda con Isabel Núñez y don Gerónimo de Villacreses y otros linderos.

Otro solar en la ciudad de Hambato que linda con las casas de los tamberos del pueblo de Píllaro y con Beatriz de Xerez y Diego Rodríguez de Santiago y el camino real en 70 patacones”. (O)

Las firmas se celebraban con testigos de honor

“Los bienes declarados en este caso suman 1.789 patacones de a ocho y 4  reales que confiesa  Francisco Barragán de Córdoba ser y pertenecer a doña Felisiana de Aldás por habérselos dado todo el licenciado Mathías de Aldás cura y vicario de este dicho  pueblo por el amor  voluntad y erranza que ha hecho doña Felisiana de Aldás desde que nació y por servicio personal hasta que tomó estado con Francisco Barragán de Córdoba y lo continuará siempre cuya voluntad y amor tiene así mismo a los hijos de los susodichos…” (?).

En la parte pertinente a lo de su virginidad se lee: “… cuando el matrimonio contraído fuere disuelto por muerte o por vida o por otro cualquiera caso de los que el derecho permite,  volverá los bienes desta dote o su precio a Felisiana de Aldás o a sus hijos y herederos o a quien por ella fuere parte ligítima, sin pleito alguno y por la virginidad y limpieza de Felisiana  de Aldás  le señala por arras propternupcias  210 pesos. En el monto de esta dote viene a quedar en 2.000 pesos que confiesa caber en la décima parte de sus bienes, y caso que no quepan en los bienes muebles e rraíces que en adelante adquiriere, que estos han de estar siempre afectos a esta dote y procurará que vayan en aumento y no en diminución. En cuyo testimonio así lo otorgó y firmó de su nombre…siendo testigos Eugenio de la Cerna, Alguacil Mayor del asiento de Hambato, Blas Zapata, Cristóbal Barba de Rivera, constan firmas ante Gerónimo de Montenegro (Los di gratis, doy fe)”. (O)

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