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El Telégrafo
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A 5 meses de que se cumplan 65 años del peor sismo en Tungurahua

En Pelileo y Ambato el terremoto motivó diversas acciones

La nueva iglesia Central de Pelileo se edificó cerca a las ruinas de la anterior que fue destruida por el terremoto del 5 de agosto de 1949. Fotos: Roberto Chávez | El Telégrafo
La nueva iglesia Central de Pelileo se edificó cerca a las ruinas de la anterior que fue destruida por el terremoto del 5 de agosto de 1949. Fotos: Roberto Chávez | El Telégrafo
20 de marzo de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Los recuerdos del terremoto de 1949 todavía están frescos en la memoria de  María Etelvina Salán Carrasco.

En aquel tiempo ella  tenía 4 años y, como ahora, vivía cerca de la iglesia Central de Pelileo Grande, que se desplomó con el remezón del 5 de agosto que tuvo una magnitud de 6,8 grados en la escala de Richter y cuyo epicentro estuvo en ese cantón, según el Instituto Geofísico.

“Hubo mucho dolor y muerte como no he visto en mi vida. Espero que nunca más vuelva a suceder”, dice doña María, desde su puesto de venta de fritada cerca de la fachada amarilla de la iglesia de este barrio que prácticamente fue reconstruido sobre los escombros.

La inquietud de esta sobreviviente es válida. ¿Qué ocurriría si volviera a suceder un terremoto de iguales características en ciudades como Pelileo y Ambato?

En esta última (la capital provincial) viven 329.856 personas, según el registro de 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Etelvina Salán tiene su negocio de fritadas cerca al lugar donde el impacto fue mayor.

En los últimos 4 años ocurrieron 2 sismos que causaron nerviosismo en los ambateños y que lanzaron a las calles a empleados públicos y privados, estudiantes, dueños de negocios, etc., pues temían que las edificaciones se les cayeran encima mientras corrían por las calles estrechas del centro.

El primero ocurrió cerca de las 06:54 del 12 de agosto de 2011 y tuvo una magnitud de 7,2 grados Richter. En esa ocasión, la profundidad del evento (238 km) evitó que se produjeran daños y víctimas.

El segundo sucedió a las 08:34 del 18 de junio de 2012. Fue sentido en Ambato, Riobamba, Latacunga, Puyo, etc. Su magnitud fue de 4,6 grados a 12 km de profundidad y el epicentro se localizó en San José de Poaló, en el cantón Píllaro.

Para recordar el sacudón del 49 y educar a la gente sobre el riesgo  latente de nuevos terremotos en la región, el año pasado un grupo de historiadores, cineastas, diseñadores y técnicos de Churofilms Producciones de Quito presentaron, en diversos escenarios y cantones tungurahuenses, el largometraje Viaje a la memoria de la tierra y el fotograma documental 1949, el grito de la tierra.

Ambos trabajos reconstruyen una parte del drama y el vía crucis de los sobrevivientes del terremoto y cuyo valor agregado son 17 películas captadas por corresponsales internacionales que arribaron al país días después del sismo. Gerardo Merino, realizador audiovisual, comenta que el objetivo de estos filmes es concienciar a la población y autoridades del peligro que hay en la zona.

“Cientos de fotografías y videos de personas que captaron imágenes y tomas inéditas han sido adaptados en las películas. Corresponsales de importantes diarios y revistas llegaron después del siniestro y grabaron imágenes que demuestran la fuerza del terremoto, la catástrofe que representó para la población tungurahuense y la unión de la población para ayudar a los afectados”,  explica Merino.

La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) mantiene un plan de capacitación permanente que pretende informar a la gente sobre los peligros de un sismo. Un ejemplo de esto es la campaña ‘Si la tierra tiembla, nos podemos proteger’, desarrollada el año pasado en diversas instituciones educativas.

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