“Hasta el año 2000, los únicos aparatos electrónicos permitidos en las aulas ecuatorianas eran la calculadora y la computadora de mesa; en clases de Matemáticas e Informática. Hoy varios dispositivos digitales son los mejores aliados de maestros y alumnos al momento de enseñar y aprender”.

La autora de esta frase es la maestra tungurahuense María Rebeca Sánchez, de 55 años, quien es docente en la Primera Escuela Bautista, ubicada al sur de Ambato, y tiene a cargo el quinto año de Educación Básica.

Ella pertenece a una generación de maestros que por décadas ha venido enseñando asignaturas como historia, geografía, ciencias naturales, y otras, por medio de libros, notas escritas y dictados, entre otros mecanismos.

Los nuevos sistemas educativos contemplan el uso de laptops, tablets, proyectores de diapositivas, reproductores de música, y más dispositivos móviles y digitales; a fin de dinamizar y facilitar la labor del educador.

“Este es el mejor ejemplo de que cuando la tecnología es bien utilizada se convierte en una herramienta poderosa y de alcance mundial”, agrega la maestra.

Si bien para profesores jóvenes, de entre 25 y 40 años, el uso de estos aparatos no es nada novedoso, para docentes de generaciones anteriores fue un proceso difícil y demorado, pero que indudablemente mejoró su trabajo.

Salto tecnológico

Después de 2 décadas usando instrumentos didácticos convencionales como libros, tizas y notas escritas, Sánchez incorporó en su programa educativo tablets y laptops.

En sus clases estos dispositivos están enteramente a su cargo y no reemplazan los textos históricos, talleres de lectura y dictado; y otros mecanismos de enseñanza.

Pero sí han elevado la calidad de su labor, según afirma. Eso es evidente en el nivel de asimilación de los alumnos y en las notas obtenidas al final de cada parcial.

En 2010 la docente ambateña  junto a otros 25 profesores del plantel en el que han trabajado por más de 16 años, asistió a un curso de nuevas tecnologías educativas.

Este taller terminó con lo que el personal docente del plantel califica como ‘décadas de retraso pedagógico’.

“Los primeros beneficiarios fuimos los maestros. Aprendimos a manejar la computadora, elemento básico de la educación actual; y el internet, canal principal de difusión noticiosa de la actualidad”, comenta Marcelo, también docente del centro educativo.

Pese a que el uso de celulares y tabletas está prohibido en clase, los chicos están muy acostumbrados a estos aparatos. En sus hogares y horas libres emplean gran parte del tiempo para divertirse, investigar y conseguir toda clase de información, lo que convierte a estos aparatos en aliados de la educación.

En la clase de historia, que tiene lugar en las primeras horas de lunes a jueves, la maestra reemplaza la tradicional lectura en libros por lecturas en tablet.

Tras una intervención de 3 minutos el aparato va pasando por las manos de cada estudiante, hasta llegar al fin del texto y sin llegar al aburrimiento. Ello se nota en el rostro de los chicos, quienes no presentan ningún signo de tedio tras el ejercicio matutino.

Aceptación

Para Norma Salinas, psicóloga de la Universidad Técnica de Ambato, este comportamiento es normal en edades juveniles.

“Solo mencionar la palabra tablet o celular despierta el interés inmediato de niños y adolescentes. Esto se debe a que ellos asocian mental e instantáneamente estos dispositivos con juegos y entretenimiento”, dijo.

Otra de las herramientas que los docentes usan en las aulas es la computadora portátil. Hace 10 años, el profesor debía llevar al aula un sinfín de carteles, papeles,

carpetas y libros, pero hoy, toda la información que se guardaba en este mobiliario, es posible guardar en una laptop.

Esta es una de las principales ventajas que presenta el computador portátil, el cual además ahorra  tiempo en las sesiones de escritura, más conocido como dictado.

“El maestro leía un libro, en su mayoría histórico, en voz alta y los chicos debían escribir con agilidad y sin faltas de ortografía; lo más rápido posible. Hoy se suele reemplazar el libro por una tablet y el cuaderno por un computador”, asegura Lorena Escobar, docente de la escuela Joaquín Lalama, de Ambato.

Eso sí, añade Escobar, hay que tener cuidado en no descuidar la redacción en papel, pues con este método moderno la habilidad de escribir en papel puede malograrse.
La proyección de imágenes y diapositivas por medio un reflector, reproductor de CD para clases de audición comprensiva y dictados, y DVD para la reproducción de videos, son técnicas adicionales que se emplean hoy en día.

“Historia y geografía son asignaturas que por lo general son reforzadas con videos y presentaciones de diapositivas en las que se explica de forma lúdica, los acontecimientos y lugares más destacados de nuestra nación”, agregó Escobar. (I)

Las redes sociales simplifican el envío de tareas

El empleo de una red social en la enseñanza moderna merece un capítulo aparte. Si bien los estudiantes de educación básica no manejan perfiles propios de Facebook, Twitter o ‘WhatsApp’, debido a los peligros actuales que presentan estas herramientas digitales para menores de edad, el envío y recepción de tareas, mensajes a padres y comunicados importantes también se realizan por estos medios.

“Por lo general son los padres de los alumnos y demás representantes legales los que manejan las redes sociales. Hay varios grupos de Facebook que involucran a los padres, entre ellos redes de maestros, asignaturas y talleres extracurriculares, por medio de los cuales nosotros podemos mantenernos enterados de actividades especiales, rendimiento escolar de nuestros hijos y convocatorias a sesiones ”, señaló María José Suárez, madre de un alumno de la Escuela Bautista.

Suárez además destaca la importancia de las actividades deportivas y extraescolares, para el desarrollo de los jóvenes. “Es importante mantener un equilibrio entre las clases, una buena alimentación, socialización y actividades de distracción, como los deportes. Esto deben vigilarlo los padres, pues, si bien el uso de dispositivos tecnológicos es útil en la educación actual, su abuso podría conducir a cuadros de obesidad infantil, diabetes, baja autoestima, enfermedades coronarias y déficit de atención. (I)