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Estas costumbres se efectúan hace más de un siglo y son impulsadas de generación en generación

El Animero ayuda a los difuntos a descansar en paz

El Animero es el personaje más sobresaliente en esta temporada de difuntos en las provincias de la zona. Foto: Elizabeth Maggi / para El Telégrafo
El Animero es el personaje más sobresaliente en esta temporada de difuntos en las provincias de la zona. Foto: Elizabeth Maggi / para El Telégrafo
02 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Las tradiciones y costumbres por el Día de Difuntos se mantienen vivas en Chimborazo. Mientras unos consideran que la muerte es solo un descanso, otros creen que es el pago por los pecados que se deben redimir en un purgatorio para luego alcanzar la paz.

En los 10 cantones de esta provincia se conmemora a quienes se han ido con rituales diversos. Uno de estos incluye al Animero, un personaje indispensable en esta temporada, porque los creyentes  ven en él el puente para que sus familiares fallecidos alcancen la felicidad y el descanso eternos.

En el cantón Penipe este personaje abre su ritual a las 23:00. Recorre las principales calles de la cabecera cantonal. En su mano izquierda lleva una calavera y en la derecha, una campana con la que anuncia su presencia a los fieles que lo espían tras las cortinas. De su cuello cuelga un crucifijo que apenas se agita con el paso cansino mientras pide oraciones para que Dios se apiade de los desencarnados que sufren.

Este culto tiene más de 100 años y ha recaído en familias que se comprometieron con esta labor por generaciones. Su presencia infunde temor y respeto en los fieles. Algunos, incluso, se esconden a su paso. “El tener esa conexión con los muertos, sin duda, es algo celestial. Por esa razón, nos da miedo mirarle al rostro mientras canta lastimeramente en el cementerio”, dijo Carlos Chimbo, vecino de Penipe.

Hay otro ‘Animero’ también en Riobamba. Sin embargo, en esta ciudad se complementa su ritual con eventos culturales como conciertos de música sacra, presentación de obras de teatro relacionadas con los difuntos y festivales intercolegiales.

El Animero recorre las calles céntricas y preside una procesión a la luz de antorchas. El cortejo arriba a  la explanada de los Ferrocarriles del Ecuador, ubicada en las avenidas Daniel León Borja y Carabobo.

Para los habitantes de la parroquia San Luis, del cantón Riobamba, que se caracteriza por ser una de las más productivas de Chimborazo, la muerte es un estado que merece mucha atención.

Por eso los funerales se realizan en las noches, cuando todos los habitantes han terminado sus labores y pueden acompañar a los dolidos el tiempo necesario.

El Día de los Difuntos se escoge al ‘prioste de las almas’ que se encarga de recorrer las esquinas del cementerio con lámparas fabricadas con algodón y que arden con alcohol. De este modo recibe a los feligreses que visitan a sus muertos. Leonardo Santillán, presidente de la Junta Parroquial de San Luis,  explicó que se ofrecen 2 misas: a las 05:00 y a las 11:00. “Se dedican a las almas para que descansen en paz. Sabemos que la muerte es una etapa más, pero debemos estar pendientes de aquellos que se quedan vivos así que todos acompañamos como parte de nuestra cultura”, señaló.

A 10 minutos de allí está la parroquia Punín, reconocida por su gran riqueza arqueológica. Para sus habitantes la muerte es otra ocasión para compartir la gastronomía propia de esos días como las guaguas de pan y la colada morada.

Juan Manya, presidente de la Junta Parroquial, dijo que estos días la gente alista comida para compartir en el cementerio con sus seres queridos. “Es parte de nuestras creencias, comemos allí con la persona que amamos”.

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