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El Telégrafo
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Ambato rescata los dulces tradicionales elaborados con frutas y en leña

Los asistentes quedaron maravillados con la nueva forma de presentar al tradicional arroz con leche que fue servido en copa de vidrio con dos tipos de leche y adornado con plantas naturales.
Los asistentes quedaron maravillados con la nueva forma de presentar al tradicional arroz con leche que fue servido en copa de vidrio con dos tipos de leche y adornado con plantas naturales.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
15 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Regional Centro

¿Qué es el dulce de membrillo? Esta pregunta la hizo un chico de 13 años llamado Rodrigo en  la Plaza Cívica y Mercado Urbina, en el centro de Ambato.

Allí se celebró el primer Festival de Dulces Ambateños con fines turísticos y de conservación de las tradiciones culinarias. “Una vez mi abuela me habló de esta fruta, pero nunca supe qué era”, añadió el estudiante de la Unidad Educativa Bolívar, que como otras  personas y comerciantes, pasaba el rato sin perder los detalles.

“El membrillo es una fruta de piel amarillenta y pulpa áspera y granulosa y tiene varias pepitas. El dulce que se obtiene es muy sabroso y nutritivo”, le explicó Estela Reinoso, una de las concursantes en el festival mientras le obsequiaba el pegajoso postre en un pequeño recipiente de plástico.

El membrillo se volvió un producto exótico porque casi ya no se lo siembra, a pesar de que fue el compañero de mesa de las familias ambateñas hace 50 años.

“Hay poco ya. Lo conseguí en el cantón Cevallos en una propiedad donde hay árboles de membrillo muy antiguos. Otra porción conseguí de una señora mayorcita en la plaza Primero de Mayo. El membrillo se pela, se corta en cuatro trozos para extraer las semillas y se pone a hervir mezclando continuamente. Se añade limón y otros ingredientes secretos. Se come con pan, galletas o queso. Mis abuelos lo usaban como complemento del plato de fanesca”, dijo Reinoso.

 El membrillo, según los nutricionistas, contiene vitaminas y minerales. Tiene una acción cicatrizante, ayuda a eliminar el ácido úrico y es desinfectante. Esta y otras informaciones obtuvieron gratuitamente los asistentes al festival.

En la zona central del mercado se ubicaron cinco mesas con manteles blancos. Las participantes sobre ellas colocaron sus preparaciones espesas, coloridas y sabrosas en recipientes de plástico transparente que permitían apreciar sus matices y texturas.

El dulce de guayaba gustó mucho a los niños. Las participantes del concurso lo presentaron en recipientes de plástico transparente para que las personas pudieran observarlo.

Había también dulce de frutilla, durazno, manzana local, babaco, higo, tomate de árbol, guayaba y arroz con leche. Ana Lucía Chugchilán vestía un impecable delantal y usaba gorro y guantes blancos. “A mí me tocó preparar arroz con leche. Se cocina y cola el arroz y en la leche pura se añaden las especies, como azúcar, canela, pasas, crema de leche y condensada. Esta costumbre se ha perdido y agradecemos por este tipo de eventos que permiten informar a las nuevas generaciones”, manifestó Chugchilán, quien trabaja 12 años en este mercado.

Una mesa se adecuó para los miembros del jurado calificados que fue integrado por María Custode,  reina de Ambato; Salomé Marín, presidenta de la Comisión de Turismo del Municipio; chefs profesionales, entre otros.

“Dentro de los parámetros de calificación constan color, textura, preparación, higiene y conocimiento con puntaje del 1 al 5. Felicito a los organizadores para rescatar las técnicas ancestrales culinarias que hay que mantenerlas por cultura de identidad”, aseguró Patricia Llerena, gestora gastronómica del Instituto Tecnológico Superior Agronómico Luis A. Martínez.  Las concursantes prepararon los dulces en ollas de barro y con leña. Esta condición se cumplió al pie de la letra y eso le confirió a los productos un sabor diferente y delicioso. “Estas frutas se dan en nuestra zona. Son nutritivas y se pueden usar en diversas preparaciones, como tortas, pan, colada, postres, dulces y más. Son recomendables para todas las edades, especialmente, para los niños y adultos mayores”, añadió Llerena.

Las personas no dejaban de sonreír al saborear los manjares. Las participantes, en cambio, se mostraban inquietas y trataban que sus espacios de exhibición permanecieran limpios y ordenados.

“La manzana ambateña es adecuada para hacer dulce. Se cocina pelada y en agua. Luego se la vuelve a lavar y se deja al fuego dos horas. Eso es todo”, explicó Patricia Sislema, participante. (I)

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