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El Telégrafo
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La instalación de una planta de tratamiento sigue estancada hace dos años

Ambato planifica un nuevo relleno sanitario

El relleno actual funciona en el Complejo Ambiental Chasinato, a un costado de la carretera Ambato-Píllaro. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo.
El relleno actual funciona en el Complejo Ambiental Chasinato, a un costado de la carretera Ambato-Píllaro. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo.
14 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

A la nueva administración municipal de Luis Amoroso le queda algo más de un año para adecuar un nuevo sitio en el que se deberán tratar técnicamente alrededor de 220 toneladas diarias de residuos sólidos que producen más de 340 mil personas.

De no actuar con agilidad, la capital tungurahuense podría tener problemas sanitarios.

Las primeras ‘señales’ son percibidas actualmente por los viajeros que se trasladan a diario por la carretera que conecta Ambato con Píllaro.

“El olor que causa la basura en descomposición nos obliga a cerrar las ventanas. Es insoportable”, se quejó Luis Rosero, pillareño.

El relleno sanitario a donde llegan los desperdicios de los ambateños está ubicado en el Complejo Ambiental Chasinato. Cuenta con 16 hectáreas y entró en funcionamiento en 2004.

Para Francisco Mantilla, recientemente posesionado como gerente general de la Empresa Pública Municipal Gestión Integral de Desechos Sólidos (Gidsa), el tiempo apremia.

“Prácticamente recibimos una entidad en la que estamos trabajando desde cero en el tema ambiental. El nuevo relleno deberá estar funcionando máximo en un año y medio”, aseguró.

Según este funcionario, el estudio de prefactibilidad estableció que el sitio adecuado es la quebrada Cenicero, en la parroquia Cunchibamba (sector Canisloma), al norte de Ambato.  “En ese lugar se podrá implementar este proyecto con una utilidad para más de 50 años, pues cuenta con 1.200 hectáreas”, precisó.

En cuanto al mal olor, dijo, eso ocurre porque la planta de tratamiento de lixiviados (líquidos producidos por la descomposición) necesita mantenimiento inmediato porque los filtros ya están saturados. “Todo esto demanda de gran cantidad de recursos”, explicó.

También puntualizó que se necesita comprar nuevos quemadores para que el gas metano, provocado por la descomposición, se combustione continuamente y evitar una explosión. Hoy, de las 220 toneladas de desechos, cerca de 200 son desperdicios orgánicos y la mayoría proviene de las curtiembres.

El proyecto para instalar una planta procesadora de desechos, que fue anunciado hace 2 años con la empresa Anpestrid a un costo de $ 9 millones, continúa estancado porque no se gestionó la licencia ambiental y la materia prima (cartón, plásticos y metales) no es suficiente para producir adoquines, bloques y fertilizantes.

De hecho, afirmó Mantilla, Anpestrid plantea rescindir el contrato y pide un pago a Gidsa de $ 2.4 millones.

Adicionalmente, el Ministerio del Ambiente multó a la empresa municipal, en la administración anterior, con $ 62 mil debido a la contaminación que causa el actual relleno en la vía a Píllaro.

En opinión de Edwin Casanova, presidente de la fundación Dream Planet, el actual relleno sanitario se volvió un camuflaje para un problema latente. “La solución es montar una planta de reciclaje, pero lamentablemente no se agilizaron los acuerdos”, aseguró.

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