Riobamba.-

Visiblemente emocionado Edwin Colcha, guía de montaña de 25 años, se alista para su próximo viaje hacia el nevado El Altar. En esta ocasión liderará un grupo de siete turistas españoles que llegaron al país con el objetivo de conquistar la cumbre de esta elevación catalogada como una de las más difíciles de escalar por su compleja geografía.

Este volcán ya extinto se diferencia de otros nevados por sus picos en forma de herradura, cada uno  lleva un nombre. El más grande, llamado Obispo, tiene una altura de 5.319 m s. n. m.

Según andinistas, desde este lugar se puede apreciar los volcanes Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo y Sangay. El Altar además posee los picos: El Canónigo, El Tabernáculo, La Monja Grande, La Monja Chica, Los Frailes y el Acólito.

Edwin, quien ya suma 125 ascensiones al nevado, se prepara a diario para esta tarea. Ha recorrido las praderas, suelo arenoso y el mismo hielo desde que tenía 16 años.

Pero lo hacía para pasar el tiempo con amigos, ahora la experiencia de conocer el territorio “como la palma de su mano”, lo ha llevado a formar parte del proyecto que intenta proponer a los turistas una nueva ruta.

Normalmente quienes suben al Altar suelen ingresar por la parroquia La Candelaria, del cantón Penipe. El ascenso por este sitio (3 horas a lomo de caballo) premia a los aventureros con espectáculos naturales como la Laguna Amarilla y el Valle de los Collanes.

Pero Edwin planea guiar a los turistas por un nuevo sendero que inicia en la parroquia Quimiag, de Riobamba. Hasta el lugar se puede llegar en auto, a partir de allí el viaje continua caminando o a caballo, todo depende de la resistencia y clase de experiencia que se tenga y busque. La travesía dura alrededor de cuatro horas y se llega a la parte trasera de la cumbre de El Altar.

Al salir de Quimiag y adentrarse en comunidades como Puelazo, Santa Ana, La Loma y San Martín, el paisaje va cambiando drásticamente. Se puede observar líquenes, musgos y polylepys, plantas y árboles nativos del lugar.

El sonido de las aves empieza a cautivar el oído de los aventureros y  el avistamiento de cóndores se vuelve un privilegio. El panorama se vuelve más intenso al observar las lagunas: estrellada, verde y azul, (debido a la acumulación de minerales) y que con la luz solar sacan a relucir una mezcla de colores.

“Y al llegar a la zona misma de El Altar, la vista es espectacular. Desde allí se aprecia el Chimborazo y el Sangay, el clima es muy variable por lo que hay que aprovechar el momento preciso para captar los cautivadores paisajes”, señaló Colcha.

Inversión municipal

Esta vía ha existido desde siempre pero no contaba con la señalización apropiada. Por tal motivo la dirección municipal de Turismo de Riobamba invirtió $ 30 mil para instalar señalética y hacerlo más seguro.

Además se capacitó a guías nativos de la zona. Hoy está actividad  represente una fuente de ingreso para ellos y sus familias. Uno de los servicios que los guías brindan es viajar a caballo, ideal para quienes llevan carpas o equipo de fotografía, además de su acompañamiento, pues nadie mejor que ellos conocen los encantos y rutas más seguras.

“Las señalética se colocó sin causar impacto a la Naturaleza. No permitimos el ingreso de autos, pues la idea es que los turistas disfruten de los paisajes durante las caminatas, y la posibilidad de acampar”, acotó Balvanera Cruz, titular de la dirección municipal de Turismo.

De esta forma se suma un sendero más hacia El Altar, con todas las garantías necesarias para una experiencia inolvidable y segura. “Ellos escogerán la ruta que más les agrade, en ambas hay  fascinantes encantos y serán atendidos con cordialidad”,  mencionó Carlos Flores, habitante de Quimiag.

Seguridad

En el marco de este proyecto se analiza el incremento de las seguridades para el aventurero. Según el ECU 911 el año pasado se reportaron dos alertas por desaparición de 15 turistas, quienes fueron rescatados por Policía Nacional.

También se planea elevar las seguridades para el ascenso al volcán Chimborazo, el cual recibe a más de 50 mil turistas al año. En 2016 treinta personas se extraviaron por condiciones climáticas adversas.

“Por ello es vital que cada grupo de escaladores primerizos viaje con su respectivo guía, pues además de conocer el lugar y el clima, saben qué hacer en caso de emergencias”, acotó Balvanera Cruz. (I)