La quebrada de Itulcachi, en el sector de Pifo, fue catalogada como un sitio predilecto por cóndores para poner sus huevos cerca de la ciudad.

Esta categorización fue conocida ayer, martes 27 de junio, durante un taller organizado por la Secretaría del Ambiente en Quito. En su intervención, el ornitólogo Juan Manuel Carrión destacó la importancia del cuidado y protección de las quebradas, por ser espacios habitados por animales representativos como el oso andino, el puerco espín e incluso por las aves andinas, que emplean estos sitios para anidar.

El descubrimiento de este nido, según el ornitólogo, es el resultado de los procesos de investigación y monitoreo de la cordillera que permanentemente realiza el Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino, del que forman parte la Fundación Zoológica del Ecuador, Peregrine Fund y el Centro de Rescate Ilitio.

Hernán Vargas, Sebastián Kohn, Juan Manuel Carrión, Max Araujo, Rubén Pineida y Fabricio Narváez fueron los responsables del monitoreo permanente del nido en Itulcachi, realizado durante enero y febrero de este año.

El hecho cobró importancia no solo porque el cóndor es una especie en peligro de extinción, sino también por la ubicación del nido.

Para Carrión, el Distrito Metropolitano es un espacio de gran importancia para la conservación de la especie, pues ya se han registrado otros casos similares en las afueras de la ciudad. “Esto demuestra que incluso en áreas no protegidas y con presencia humana, es necesario tomar acciones para asegurar el cuidado de la especie”.

En este sentido, la Fundación Zoológica del Ecuador desarrolla una campaña de educación ambiental con la comunidad de Itulcachi, para que los ciudadanos se conviertan en los protectores de este tipo de espacios y de su fauna.

“Es importante realizar acciones de valoración de las quebradas quiteñas, que aún se encuentran en el imaginario colectivo como espacios poco deseables e insalubres, cuando en realidad guardan tesoros del patrimonio natural”, asegura Carrión.

También recalcó la importancia de que los ciudadanos no busquen el nido, ni intervengan en espacios habitados por cóndores ni otros animales, pues los podrían ahuyentar y poner el peligro. (I)