El agua salía a borbotones del hidrante ubicado en el interior del redondel de las avenidas Morán Valverde y Teniente Hugo Ortiz, en el sur de Quito. Eran las 10:00 y lo peor había pasado.

David Jácome, su esposa y su hijo aprovechaban el maná para abastecerse con tanques, canecas y botellones. La crisis el agua había terminado pero ellos no lo había notado.

El jefe de familia y su prole salieron de su casa en Turubamba hacia el valle de Los Chillos. Pensaban llenar los recipientes en este punto, pero en el camino se encontraron con el hidrante abierto así que aprovecharon para evitarse el viaje.

Los Jácome, al igual que miles de personas, todavía no tenían agua en sus casas. Padecieron la suspensión del servicio ocasionado por un deslave que tapó un canal que era prioritario para la capital. Nadie sabía lo frágil que era el suministro, hasta el miércoles pasado cuando la ciudad celebraba sus fiestas.

Ayer por la mañana el alcalde Mauricio Rodas proclamó victoria. Anunció que el líquido ya circulaba por el canal dañado desde las 03:00 por lo que algunos barrios sedientos ya contaban con agua.

Fue una jornada de contrastes. No más de un kilómetro al norte de donde un hidrante se convertióa en un oasis en el desierto, Édgar Mejía llevaba dos canecas a bordo de un coche que normalmente transporta cilindros de gas.

Empujaba su carga por la calle José María Alemán, más conocida como ‘La J’, en  Solanda. Este soldador titulado contó con resignación que había pedido el día libre en su trabajo. La próxima semana le tocará quedarse una hora más para compensar.

“La suspensión de clases tiene a toda mi familia en la casa y sin agua no pueden vivir. Por eso salí temprano al parque de la UPC a esperar la llegada del tanquero. Me tomó unas dos horas, pero conseguí lo que quería”, dijo.

Su esposa Janeth fue más crítica. Dijo que la crisis del agua sacó lo peor de las personas. Reclamó que en tiendas, micromercados y panaderías de la zona se especuló con el precio del agua embotellada.

“Un botellón que normalmente cuesta $ 1,30, máximo $ 1,35, lo vendían hasta en $ 6. Es el colmo, no se puede abusar así de la necesidad de la gente. Pero ni modo, hubo que comprarles, porque si no, con qué cocinábamos”.

A esta pareja la sequía puso sus vidas patas arriba. Cumplían una visita social, el miércoles pasado, cuando se enteraron del accidente de El Troje.

Corrieron para su casa pero solo alcanzaron a llenar un par de baldes y unas cuantas ollas. Con eso sobrevivieron hasta el el jueves. “Pobres mis guaguas, les mandé medio sucitas ayer (el jueves) a la escuela. Por suerte suspendieron las clases y hoy (ayer) pueden quedarse tranquilas en la casa hasta que regrese el agua”, lamentaba la señora.

Y aunque la crisis fue superada el desabastecimiento demoró en irse. En la plaza donde se ubica la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Solanda, medio centenar de personas hacía fila para recibir un poco de líquido de un tanquero del Ejército.

Marcia Moscoso llevaba una hora esperando pero lucía tranquila. El desorden del jueves había desaparecido. “Había gente que mandaba a los abuelitos con tanques y baldes para que causaran pena y los atendieran más rápido”. Por suerte, la crisis terminó. (I)

Personal municipal construye cunetas de coronación y palizadas para reducir el riesgo de un nuevo alud que deje sin agua a la capital. Foto: Mario Egas / et

Atención

Servicios fueron parciales
→El Registro Civil atendió parcialmente ayer. De 08:00 a 13:00 trabajando en el área de pasaportes y defunción. También se cumplió con los matrimonios previamente agendados. El lunes laborarán normalmente hasta las 18:00.

Tanqueros abastecieron
→El alcalde Mauricio Rodas calculó en 31.000 los litros repartidos hasta ayer a través de tanqueros en las zonas sin agua.

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El exceso de escombros causó alud, según Rodas

El alcalde Mauricio Rodas dijo ayer que los datos preliminares sobre el deslave que causó la suspensión de agua en parte de Quito permite deducir que se trató de una negligencia.

Según Rodas, los indicios con los que cuenta el Cabildo llevan a suponer que el cubeto sur de la escombrera El Troje II había sido saturado con desechos de construcción por la empresa privada que administra el sitio.

De acuerdo con Rodas, aunque el sitio aún contaría con la mitad de la capacidad de almacenamiento para la que fue habilitado, la contratista habría acumulado material en el límite de la escombrera.

Esto habría provocado la fractura de una de sus paredes y el deslave que taponó el acueducto del sistema de agua Pita-Puengasí.

El Alcalde sostuvo que si las suposiciones se confirman, el gobierno local podría incluso dar por terminado el contrato de manejo del espacio de disposición de escombros unilateralmente.

Santiago Andrade, gerente de la empresa municipal de gestión de residuos sólidos, señaló que el Cabildo vigila de forma constante las operaciones en las escombreras de la ciudad.

Añadió que la concesionaria de la operación fue advertida de la existencia de problemas, pero que habría desoído.

Sin embargo, estas explicaciones no convencen a todos. La concejala independiente Daniela Chacón aseguró ayer que los informes presentados por la entidad municipal mostrarían negligencia en el control de la operación del contratista.

La exvicealcaldesa dijo que debido a ello, en la próxima sesión del Concejo Metropolitano se discutirá sobre responsabilidades, riesgos del futuro de las operaciones y un plan para este tipo de compañías.

Entre tanto el concejal Carlos Páez (AP) pidió una investigación profunda para determinar responsabilidades. (I)

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CRONOLOGÍA

Los problemas con los servicios básicos, como el que ocurrió en Quito los pasados tres días, no han sido una curiosidad en los anteriores 100 años. Algunos de estos hechos fueron plasmados en reportajes periodísticos, documentales de TV e incluso han sido utilizados como elementos en el cine. Aquí, un apretado resumen.

6 /junio 1958

→A dos meses de la caída del dictador venezolano Marco Pérez Jiménez, la ciudad de Caracas vivió una severa escasez de agua potable que pasó a la fama cuando el futuro Nobel de Literatura Gabriel García Márquez la describió en una crónica que fue publicada en la revista Momento.

Fiel al estilo del realismo mágico que lo haría mundialmente famoso, el escritor colombiano (entonces periodista) narra el problema del servicio básico a través de las peripecias de un (¿supuesto?) ciudadano alemán: Samuel Burkart.

13-14 /julio 1977

→Durante dos días de 1977, gran parte del Estado de Nueva York (EE.UU.) no tuvo electricidad por la sobrecarga de una línea debido a la caída de un rayo.

28 /octubre 2009

→El expresidente Hugo Chávez pide a los venezolanos restringir el consumo de agua, proponiéndoles ‘duchas de tres minutos’. El país atravesaba una gran escasez.

8 /marzo 2016

→El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, decretó ese día un plan para el ahorro de energía y agua, estableciendo una meta diaria de 5%.

La nación sudamericana venía sufriendo una crisis energética desde el año pasado, que amenazaba con producir apagones.

Aunque esta situación se derivaba principalmente, según denunciaron grupos opositores, de problemas en el manejo del sistema de generación del país, se vieron agravados por los efectos del Fenómeno de El Niño ocurrido en la transición 2015-2016. (I)