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Los ecuatorianos debemos estar atentos a los problemas de la ‘Vecina del Norte’

Los ecuatorianos debemos estar atentos a los problemas de la ‘Vecina del Norte’
27 de abril de 2017 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, historiador/cronista oficial de Ambato

Esta es una historia triste contada en un dolorido libro. No lo van a contar nunca “los medios masivos de intoxicación” como dice su autor. Tampoco los reproductores virtuales del escándalo ajeno o los incitadores de que nuestra desmembrada región de la Patria Grande. Son más de 20 años de vigencia del  “recetario neoliberal”, donde “se privatizaron las más importantes empresas públicas y la salud, la educación y la cultura se convirtieron en negocios rentables para capitalistas nacionales o internacionales. Colombia es un país militarizado al extremo, hasta el punto que hoy tiene un ejército de 500.000 efectivos y cuenta con más policías y soldados que profesores, médicos o enfermeros. Esto hace que, en términos de inversión militar con relación al PIB, sea el tercer país más militarizado del orbe, solo superado por Israel y Burundi”. Este desmesurado gasto militar ha sido posible por la “ayuda” de Estados Unidos, que le suministra al Gobierno colombiano más de dos millones de dólares diarios para la guerra interna.

La Vecina del Norte, ese núcleo formado por la disposición monárquica de tener en América una Nueva Granada, que ahora más nos suena a fruta bélica que a la que trajeron los pelucones trasatlánticos para sus jardines subtropicales. La Vecina del Norte, creada por los parecidos que iban encontrando los viajeros que con la conquista empezaron la desarticulación de América india, una tierra de flores y de frutos, de oro y de esmeraldas, de café y de bananas; fue para los mestizos, como nosotros, una especie de Patria Grande colonial, donde teníamos virreyes y aristócratas, mandones y engominados que se enseñorearon en su capital de la santa fe católica por supuesto.

Y la hicieron distinguida, educada y llena de más universidades que de conventos, que tenían hacia el Caribe la nueva Cartago o Cartagena de las Indias para defenderla de invasores; que tenían en Venezuela su cuartel y en Quito los monasterios.  

Esa misma Nueva Granada que la tomó Bolívar para tratar de convertirla en una sola república, pensando que los ilustrados de peluca, los hacendados despóticos, los aniñados que habían olfateado  la revolución francesa iban a cambiar los modos de pensar de los codiciosos y sediciosos, de los corruptos y sobornables, con las traducciones de los Derechos del Hombre, cuando los hombres todavía no eran ni los indios varones, ni los negros esclavos uniformados y domesticados para que defiendan a sus amos a mano armada; cuando peor se iba a pensar en las mujeres indias, en las mulatas o en las mestizas. Esta Nueva granada es la que nos presenta, tal y como la ve el historiador Renán Vega Cantor.

El libro es fresco, es de hace apenas un año, (2016) y está publicado por ‘Ocean sur’. Su autor es profesor universitario, doctor de la Universidad de París VIII, y ha contribuido enormemente a esclarecer con su pensamiento crítico, lo que ocurre en Colombia y América Latina, por medio de tantos libros, como el presente: Elogio del pensamiento crítico/Ensayos iconoclastas, de donde van hilvanándose estas citas. Para ciertos medios de manipulación, así como para empresarios devotos de la inversión extranjera, del libre comercio y demás negocios rentables, ecuatorianos, la vecina del Norte es un buen modelo de economía. Solo que este autor dice:

“No es difícil documentar la magnitud de la horrorosa desigualdad de la sociedad colombiana: hay 20 millones de pobres y 7 millones que viven en la miseria. Es decir que uno de cada dos colombianos es pobre y uno de cada seis es indigente.

El desempleo afecta, según cifras oficiales, a dos millones doscientas mil personas y si a ellas les sumamos las que sufren el subempleo y otras formas disfrazadas de desempleo, tenemos que el desempleo real cobija a nueve millones, el 41% de una población económicamente activa de 20 millones”. La Vecina del Norte está bordeando los 50 millones de habitantes (49’090.937 habitantes) que viven en 1’142.000 km2. ¿Cómo está distribuida la tierra y en manos de quién están las mejores propiedades y cómo está el abandono por la violencia? Para una república vecina como la ecuatoriana es importante que se sepa lo que pasa allá porque nos atañe directamente. La migración colombiana de los desempleados es una realidad para la cual hay que estar preparados no solo legalmente, sino moral, afectiva y sicológicamente. (O)

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