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La prensa guayaquileña y el 15 de noviembre (III). El caso de El Universo

La prensa guayaquileña y el 15 de noviembre (III). El caso de El Universo
28 de noviembre de 2016 - 00:00 - Ángel Emilio Hidalgo, Historiador

Un día antes de la matanza, los abogados Puig y Trujillo ya habían convencido, a la mayoría de los obreros, que el asunto del cambio era vital para conseguir mejores condiciones económicas. De esto último se hizo eco El Universo, quien buscaba al “responsable de la situación”, señalando al Gobierno: “¿qué ha hecho este para contener -se preguntaba- el desastre económico que ha venido empujando a la nación hasta el abismo?”, al tiempo que se escandalizaba por la falta de energía eléctrica en Guayaquil.

El 14 de noviembre de 1922 es fecha clave para entender el cambio de posición de El Universo, ante lo que ellos llamaron el “acallamiento” de la prensa, por parte de los huelguistas. Y es que el 15 de noviembre aparece la noticia de que el día anterior, los obreros se tomaron los periódicos más importantes de la ciudad, demandando mejoras en sus pagos, particularmente los voceadores de EL TELÉGRAFO y los tipógrafos de El Universo.

Ante ello, los editores de El Universo se dirigen a los manifestantes con un mensaje imperativo: “Obreros: la Prensa está de vuestro lado, estad vosotros al lado de la Prensa”. Este llamado parece una advertencia, pues entre líneas se lee: “cuidado con ponerse en nuestra contra, pues nosotros les hemos defendido”.

Al día siguiente, es decir, el 16 de noviembre, sorprendentemente, El Universo no condena la reprochable matanza contra los trabajadores de Guayaquil y vuelve a publicar la nota, en páginas interiores, titulada “La prensa acallada”.

Sobre el episodio de la cruel embestida de los gendarmes, en el titular “El sacrificio de un pueblo”, los editores recriminan “el desconcierto y la locura de los extremos”, con los argumentos siguientes: “…hemos visto brotar inusitados y censurables abusos dignos de inmediata represión y condena. Entre estos, ninguno más detestable que la especie de sitio impuesto a la ciudad, presionándola por el hambre, sin advertir que con estos arbitrios se atentaba contra desgraciados ancianos, enfermos y niños; que el incalificable procedimiento de envolver a la población en la más completa oscuridad durante las noches y la agresiva actitud asumida contra la prensa”.

Como vemos, El Universo reprocha los sabotajes eléctricos y el ataque a la prensa de los huelguistas, pero no condena el crimen de Estado cometido el día anterior. Finalmente, los “responsables” de la catástrofe serían los trabajadores arrastrados “por el derrotero de extremas e inaceptables pretensiones y hasta en desafueros e irrespetos a las autoridades cuyo tino y sagacidad manifestados en esta emergencia, hemos tenido ocasión de manifestar favorablemente en nuestras ediciones anteriores”. Así se expresa El Universo, en contra de esos “extremistas” que con su “maldita huelga” habían “irrespetado” el régimen de autoridad, propiciando el violento desenlace.

Y al final del editorial, atribuyen la derrota de los trabajadores al “haberse visto obligados por falta de preparación, a entregarse en manos de asesores, extraños a su organización que podían empujarlos a los azares de la política”. Recordemos, sin embargo, que en días anteriores, el periódico había aplaudido las gestiones de los “asesores”.

El 19 de noviembre de 1922, El Universo se justifica por el cuasi silencio de los días anteriores, con estas palabras: “Lejos de nosotros el sujetarnos a la imposición de la bota rebosante en sangre hermana y generosa. Antes que guardar silencio ante este desgarramiento de todo derecho y de todo sentimiento humanitario, hemos reservado todo el ardor de nuestra protesta para arrojarlo al rostro de los asesinos, cuando haya amainado la primera efervescencia y hayamos podido juzgar los sucesos bajo un prisma más sereno y justiciero”. Como vemos, retóricamente, los editores hacen un acto tardío de contrición, aunque no existe el llamado a la justicia para que determine quién ordenó disparar a los huelguistas.

En conclusión, diario El Universo asumió la tesis de la oligarquía bancaria, solicitando la baja del cambio y la incautación de giros. Finalmente, no condenó a tiempo la masacre del 15 de noviembre y más bien reprochó a los obreros y artesanos, la ejecución de medidas “extremas”. De esta forma, influyó en la construcción de la opinión pública, a partir del alineamiento político que tomó, aupando los intereses de la burguesía e incluso coincidiendo, en determinados momentos, con la posición del gobierno de José Luis Tamayo. (O)

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