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Punto de vista

Donación permutatoria de la laguna Colta (Cucha). 1778

Donación permutatoria de la laguna Colta (Cucha). 1778
31 de agosto de 2017 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, historiador/cronista oficial de Ambato

Al pasar por la laguna que ahora simplificadamente la conocemos como laguna de Colta, en la provincia de Chimborazo, y observable desde la carretera que conduce de Riobamba hasta Cuenca, conviene tener elementales informaciones como su etimología, que a mi entender tiene una hibridación puruhá-quichua. Se cree que ‘culta’ hace referencia al ave emblemática que habita sus aguas heladas, un patillo gris con pecho blanco que anida entre las totoras de sus riberas. En quichua, la palabra ‘cucha’, que castellanizadamente pronunciamos ‘cocha’, significa laguna o reservorio de agua. Allí, a la orilla de la ‘Laguna de los Patos’ está la primera iglesia cristiana levantada por la conquista, conocida como Iglesia de la Balvanera. Este lago se ubica paradójicamente en medio de colinas áridas. Se sabe que tiene estimativamente unos 2 kilómetros y medio de longitud por 1 kilómetro y 100 metros más de ancho, en su punto más amplio. Hasta hoy, muchos indígenas que se sienten puruguayes, habitan sus entornos. Son los señores étnicos de Sicalpa.

Sucede que ahora nos vamos a ocupar de una historia guardada en el Archivo Histórico de la Casa de la Cultura de Chimborazo. Se trata de una “Donación el uno al otro el Dr. Dn. Miguel Vallejo y el Dr. Dn. Joseph Vallejo Montemayor”, como consta en la epígrafe del documento escrito en “la villa del glorioso apóstol San Pedro de Riobamba, en 12 días del mes de febrero de 1778 años”. De entrada, esto quiere decir que la codicia por las tierras de sus entornos, tiene como protagonistas a un ‘canónigo’ que fue de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de Quito; el Dr. Dn. Miguel Vallexo Peñafiel”; y a un abogado de la Real Audiencia de Quito, se trata de “el Dr. Dn. Joseph Vallexo Montemayor”. Lastimosamente, y por la estrategia de los protagonistas, no se ponen linderaciones para ubicarnos exactamente en la delimitación del predio, pero, como además se incluye “el hato de Panza”, que como muchos predios de la época eran generalmente inmensos, bástenos los datos para inferir que estamos, quién sabe, refiriéndonos a gran parte de esta territorialidad.

“Dijeron el dicho Dr. Dn. Joseph que se halla convenido de uniforme voluntad con el expresado Dr. Dn. Miguel Vallejo, devolverle al susodicho la Hacienda de Colta con todas sus mejoras que la tiene donada el dicho Dr. Dn. Miguel al relatado Dr. Dn. Joseph, por escritura pública otorgada ante Don Miguel Rosales, escribano de cabildo que fue de esta villa, y así mismo el hato de Panza que le tiene dado y legado en el poder, testamento por mirar el adelantamiento de dicho Dr. Dn. Joseph, quien cede todos sus derechos, acciones y servidumbres en el modo que más convenga.

Y el referido Dr. Dn. Miguel Vallejo le compensa esta devolución de dichas fincas con hacerle donación permutatoria dándole el valor de la Hacienda de Colta y hato de Panza con sus montes, en paños azules buenos  de su obraxe de Lito (Licto), a dos pesos vara, según la tasación jurídica que se hiciere reconociendo en la Hacienda de Colta los 3.500 pesos de censo principal y sus gravámenes, según constan por las escrituras y todo el valor que montare la tasación ha de pagar el dicho Dr. Dn Miguel en dichos paños dentro de un año de la fecha de esta escritura y en su defecto, satisfará en plata sellada usual y corriente, dentro  del mismo término. Con sus intereses, y si hubiese mora en el cumplimiento de esta obligación, en todo lo cual ciertos y sabedores de lo que en este caso les pertenece y como mejor proceda en él firme sea…”.

Como se habrá dado cuenta, los protagonistas de esta historia tienen el mismo apellido Vallejo. Es un convenio familiar porque el documento explica que “con ánimo benéfico y el amor paternal   que tiene dicho Dr. Dn. Miguel al mencionado Dr. Dn. Joseph, por haberlo proayjado (prohijado) y haberle servido mucho fiel y legalmente, le hace esta donación permutaría”. Es posible más bien que haya sido su propio hijo, porque le ha dado el mismo apellido y le ha educado para que llegue a ocupar el alto cargo de Abogado de la Real Audiencia en Quito. Datos que se nos muestran contundentes. “Y el dicho Dr. Dn. Joseph, otorgante también de este instrumento con humildes y rendidos agradecimientos, aceptó esta escritura otorgada a su favor”. (O)

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