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Deudas de la burocracia colonial en el asiento del cantón Chimbo

Deudas de la burocracia colonial en el asiento del cantón Chimbo
08 de junio de 2017 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, historiador/cronista oficial de Ambato

Uno de los curiosos documentos ubicados por mi investigación en el Archivo Histórico de Chimborazo, que guarda la Casa de la Cultura, tiene que ver con deudores a la Hacienda Pública. Sus protagonistas son altos funcionarios locales del asiento de Chimbo y de la Villa de Riobamba, sobre todo gente de rangos militares que hacían y deshacían la suerte de nuestros pueblos en la vida colonial. A pesar de la destrucción que por la acción del tiempo y sus circunstancias muestran los documentos, he podido transcribir de su paleografía lo que comparto para información del público e interés de historiadores.

Las deudas por cobrar tienen una rémora desde 1674, es decir que la sinvergüencería de los burócratas tenía un retraso de 53 años a la fecha que se fija el presente documento por 1727.

“El castellano Simón Días Ayllón…, que tiene cargo público (falta un costado de la página) del asiento de Chimbo y sus fiadores, adeuda 40 pesos 3 reales y medio de los tributos y demás efectos de su cargo en los 4 tercios corridos desde Navidad del año de 1674 hasta la fecha en que se festejó San Juan en 1676.”

“El General don Manuel Rubín de Celis debe 456 pesos 3 reales y medio, y un tomín (moneda española equivalente a un tercio de un adarme o un octavo de un castellano), del alcance que resultó de sus cuentas finales que dio en esta Real Contaduría de los tercios de Navidad de 704 y San Juan de 705, de la cobranza de tributos y demás efectos que fueron de su cargo  en el Corregimiento de Chimbo, por comisión de esta Real Contaduría. El General don Juan Esteban de Villavicencio y Thorres, difunto corregidor que fue del asiento de Chimbo, y sus fiadores: el Maestre de Campo don Manuel Diez Flores, el Sargento Mayor don Juan de Velasco, don Joseph Dávalos y Larraspuru, don Pedro de Nájera y Vilches, don Vicente de Villavicencio y Thorres, los cuales dichos, principal y fiadores, deben 878 pesos 4 reales y medio de resto del alcance de las cuentas finales que dio en esta Real Contaduría de los tributos y … (Mutilada la esquina de otra página)

…desde esta Navidad de 1717 hasta San Juan de 1720. Debe el dicho General, don Juan Esteban de Villavicencio, sus bienes, albaceas, herederos y 2.060 pesos, por los mismos en que se le remató el oficio de Alférez Real de la villa de Riobamba para su hijo don Joseph Anselmo de Villavicencio y Maldonado, con la calidad de poderlo ejercer durante su menor edad, que unos y otros hacen 2.938 pesos 4 reales y medio.

Debe además el dicho General 325 pesos como fiador del Capitán don Miguel de Villavicencio y Thorres, en quien se remató un oficio de Regidor de la villa de Riobamba, con fecha 20 de mayo de 1704 en la cantidad de 650 pesos. Debe dicho General 1.690 pesos de resto de 2.000 pesos en que fió al Capitán don Miguel de León y Mendoza, en el remate que se le hizo del oficio de escribano público de Cabildo de la villa de Riobamba a los 16 de octubre de 1706. (21 años de deuda al Estado por uno que cobra y no perdona) Debe dicho General el importe de las tiras del tribunal mayor de cuentas para la revisión de las que dio en esta Real Contaduría dicho General. Firman: Fernando García Aguado, Joseph Suárez de León. 

No deja de mirarse como sorprendente el hecho de que la burocracia se transmita generacionalmente los cargos. La constancia está en el padre de don Joseph Anselmo de Villavicencio y Maldonado, que se infiere es el Capitán don Miguel de Villavicencio y Thorres, que reserva para su hijo el cargo de Alférez Real, y que además lo ejerce durante su menoría de edad, y encima de eso no paga. Añadiríamos a esta suerte de privilegiados, que eran quienes gozaban desfachatadamente de estatus social, injerencia y altas consideraciones. En lo moderno, son modelos a seguir en el marco de privilegios que les favorece la democracia. A más de lo que queda dicho, el documento fija que “2.060 pesos por los mismos en que se le remató el oficio de Alférez Real de la villa de Riobamba para su hijo”. ¿Qué pasaba en América, y particularmente en Chimbo, si las leyes de la época dicen que el cargo de Alférez Real era gratuito? Lo que hacía el alférez era cargar la bandera en los actos públicos como integrante del cabildo, en los días de fiesta y en esos rituales que hasta ahora nos persiguen.

El privilegiado alférez era símbolo del esbirrismo porque cargar la bandera era sinónimo de cargar al propio Rey. (O)

 

 

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