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Punto de vista

De novelas, editoriales, medios y crítica

De novelas, editoriales, medios y crítica
27 de septiembre de 2016 - 00:00 - José Antonio Figueroa

La anterior semana tuvo lugar en el Centro Cultural Benjamín Carrión, de Quito, un encuentro internacional en el que se reflexionó sobre la crítica, la situación de las editoriales y la prensa cultural, así como los nuevos medios y prácticas de lectura y escritura, a partir de la novela latinoamericana. Este fue un evento importante en la agenda cultural de la ciudad, en la que se contó con la presencia, entre otros, de importantes críticos como Wilfrido Corral y Christopher Domínguez, así como jóvenes narradores ecuatorianos, tales como Sandra Araya y Jorge Izquierdo, además de autores con sólida trayectoria en la narrativa nacional, como Leonardo Valencia. Dentro del abanico de discusiones de este evento quisiera poner énfasis en 3 temas que considero de gran urgencia en los debates nacionales sobre la cultura: el papel de la crítica, las debilidades y retos que tenemos como país en el ámbito editorial y la crisis del otrora promisorio campo de los estudios culturales. La sola presencia de Christopher Domínguez muestra cómo en países tan cercanos por profundas tradiciones compartidas, como México, la crítica es un campo plenamente constituido, a pesar de que ese país se encuentra viviendo una de las crisis más profundas de su historia posrevolucionaria. Por lo demás, en el encuentro se recordó que crítica es un derivado de crisis. En contraste, en Ecuador ni siquiera hemos asumido aún el consenso  existente en muchos lados de que el crítico es un mediador y un constructor de audiencias y públicos. La ecuación es muy sencilla: sin críticos no hay públicos y sin públicos no hay actores o autores. Ecuador comparte con otros países el carácter punzante de la crítica y el hecho de que esta sirva para las inclusiones y las exclusiones, tan evidentes en los círculos intelectuales y creativos. Pero mientras en otros países este hecho se atenúa por la institucionalización de la crítica, en Ecuador la desinstitucionalización de la cultura promueve un tipo de crítica alejada de su función de mediación y de creación de públicos, lo que ayuda a reducir el campo de la creación y aleja a la sociedad de la producción cultural. Otro hecho derivado de la desinstitucionalización de la cultura tiene que ver con el déficit que se vive en Ecuador en el campo editorial. Este está conformado por equipos profesionales y técnicos que garantizan la circulación de los bienes culturales y estéticos, y tiene que contemplar obligatoriamente a los creadores, a los mediadores y al público. Los déficits estructurales que se viven en el campo editorial inciden directamente en la producción cultural, en la distribución y, evidentemente, en el consumo. No hay ejemplos más patéticos que los de instituciones públicas o de autores aislados que después de un gran esfuerzo logran publicar y los libros quedan arrumados en el botadero de cualquier edificio público o en cualquier esquina de la casa del autor. En este campo está todo por hacer en el país.

Finalmente, en el encuentro de novelistas se hizo evidente la crisis por la que atraviesa el campo de los estudios culturales. Este campo tan promisorio hace unos años atrás, se originó en Inglaterra cuando los intelectuales se vieron obligados a salir de su estrecho círculo, presionados por una sociedad cada vez mas letrada y politizada. Muchos de los problemas planteados desde Inglaterra, con la mediación de intelectuales de Estados Unidos, encontraron eco en sociedades de Latinoamérica, donde los intelectuales siempre han estado cercanos a la política. La crisis de los estudios culturales pueden entenderse por el caos que se ha promovido en distintos departamentos de los Estados Unidos, pero hay que preguntarse si esta es razón para decretar su defunción. El encuentro de novelistas demostró que muchos de los interrogantes que ahí se formularon no pueden responderse a partir de una vuelta a un canon puro de la literatura. Repensar la crisis y la vigencia de los estudios culturales desde el Sur, es quizá uno de los retos más fascinantes del futuro de la cultura en nuestros países. (O)

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