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Entrevista / rosana alvarado / primera vicepresidenta de la asamblea nacional

“Si el machismo mata, el feminismo emancipa y dignifica a la humanidad”

Foto: Asamblea Nacional
Foto: Asamblea Nacional
24 de marzo de 2015 - 00:00 - Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

El machismo representa un peligro mortal para las mujeres. Esta es la conclusión de la primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Rosana Alvarado, quien en entrevista a diario EL TELÉGRAFO reflexiona sobre las garantías constitucionales para la mujer en la sociedad.

Aclara que no existe desde el Estado disposición alguna sobre la iniciación sexual, un tema que ha generado diversas reacciones tras las declaraciones del Secretario Jurídico de la Presidencia, Alexis Mera. Dice que más bien la postura es proporcionar a los adolescentes y a la familia información adecuada sobre sexualidad.

¿Considera que los temas de derechos reproductivos de las mujeres deben ser abordados desde el Estado o debe ser una tarea de las mujeres, organizaciones y gremios?

Es obvio: el Estado tiene que garantizar, proteger, defender derechos y proporcionar información verificada científicamente, porque esa es la información que combate mitos, que destruye tabúes, esa es la información que educa. Eso debe hacer el Estado. Si la Constitución ha reconocido y diferenciado los derechos sexuales de los derechos reproductivos, la ley y la política pública son las encargadas de hacer que se cumplan esos derechos. Ahí es importante decirlo: este Gobierno es el que ha logrado desarrollar indicadores, establecer mecanismos de revisión y ponderación, llevar en estadísticas temas tan sensibles como el embarazo adolescente, mortalidad materna... Temas tan complejos que aunque revelan tareas pendientes, demuestran avances importantes en la política de salud: en Ecuador disminuye el embarazo adolescente y el número de muertes maternas. En Ecuador hay política para la prevención de embarazos no deseados, para la planificación familiar, para la entrega de métodos anticonceptivos y para la administración de la píldora anticonceptiva de emergencia. Esa ha sido la manera en la que el Estado aborda el tema.

¿Cómo deben procesarse los credos, creencias y opiniones personales en un asunto de salud pública, más si esas opiniones vienen desde los hombres?

El primer artículo de la Constitución del Ecuador establece que, así como el país es un Estado constitucional de derechos y justicia, es un Estado laico. Ambas afirmaciones son iguales en importancia, ambas se incluyen en los principios fundamentales del Estado. El Estado laico no tiene religión. Pero ese mismo Estado laico no admite ningún tipo de discriminación, de manera que una persona, si así lo desea, puede profesar su creencia, su fe, su culto, su religiosidad o su espiritualidad en libertad. Por esa razón la Constitución de Montecristi estableció en el Artículo 3, sobre Deberes primordiales del Estado,  el numeral 4 que dice: “Garantizar la ética laica como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico” para que ninguna creencia intervenga en la política pública, para que ningún dogmatismo elabore leyes, para que ninguna fe disminuya derechos y para que el machismo no continúe diciendo que las mujeres “nos dejamos” violar.

¿Ustedes creen que la iniciación sexual debe retrasarse desde unas disposiciones estatales? ¿Hasta dónde debe estimularse este tipo de políticas en los jóvenes?

No ha habido ‘disposiciones estatales’ sobre la iniciación sexual. Eso no es posible disponer. Desde el Estado la política definida ha sido alertar sobre las consecuencias para hombres y mujeres sobre el inicio temprano de la sexualidad. Se ha mencionado que son importantes los valores, pero no valores confesionales sino valores que promuevan responsabilidad, integridad, verdad, honestidad en las decisiones para decidir frente a campañas mediáticas que estimulan y promueven la precocidad sexual casi en la niñez... (la industria de la moda, de los concursos de belleza infantiles, de los juguetes...). Si un adolescente quiere iniciar su sexualidad, debe estar informado y consciente de los riesgos que asume, de las dificultades que puede enfrentar.

Al parecer existe una corriente de opinión que señala o indica cierto grado de ‘responsabilidad’ de las mujeres en algunas conductas violentas de los hombres. ¿Para ustedes esta corriente responde a falta de información o a un machismo estructural de nuestras sociedades?

Las mujeres siempre, todo el tiempo, estamos enfrentando violencia. Es violento y canalla responsabilizarnos a nosotras por los crímenes que se cometen contra nosotras. Siempre he dicho: el machismo y la violencia contra las mujeres son fenómenos muy ‘democráticos’: están presentes y repartidos en toda la sociedad; nos ataca a todas: niñas, adolescentes, mujeres adultas, universitarias, amas de casa, mujeres rurales, indígenas, mestizas, analfabetas, ricas, pobres, solteras, casadas... Pero lo peor que podemos hacer para enfrentar el machismo es renunciar al feminismo.  Si el machismo mata, el feminismo emancipa, libera, dignifica a la humanidad. El feminismo hizo que Manuela Cañizares conspirara, que Manuela Sáenz libertara, que Dolores Veintimilla denunciara en su poesía, que Matilde Hidalgo votara, que Nela Martínez revolucionara, que Dolores Cacuango agitara y encendiera la luz de las mujeres indígenas insumisas. Todas ellas, mujeres feministas que han sido reivindicadas precisamente en la Revolución Ciudadana. El feminismo nos dio sufragio, trabajo, seguridad social, salario, permiso de maternidad, horas de lactancia, reconocimiento del trabajo ‘doméstico’ y de la economía del cuidado. Yo reivindico el feminismo.

¿Cómo evalúan la reacción a las declaraciones del Secretario Jurídico de la Presidencia?

Las declaraciones del Secretario Jurídico (Alexis Mera) entrañan un doble peligro: porque son machistas y porque fueron dichas por un funcionario de alto nivel. La tragedia es mayor porque ese criterio está presente en la Iglesia, en la política, en la academia, en la cultura, en los medios de comunicación. Por eso yo no me quedo en la personalización de las declaraciones sino que cuestiono las tesis que hay de por medio: ‘las mujeres no se valoran’, ‘hay que enseñar a las mujeres’, ‘si las violentan es por responsabilidad de ellas’. Eso es puro machismo. Y el machismo es el peligro mortal al que estamos expuestas las mujeres. Advierto una poderosa y creciente conciencia crítica, no sólo de las mujeres sino del conjunto de la sociedad para detener el machismo.

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