En política toda crisis se resuelve con una renuncia. El presidente Moreno lo ha entendido así cuando unas malhadadas declaraciones han puesto en entredicho toda la agenda política del Gobierno.

Eduardo Mangas, el secretario de la Presidencia, que en Ecuador vendría a hacer las veces de un primer ministro, ha renunciado. Se trata de la principal baja en estos 7 meses de Gobierno y aunque el golpe es fuerte, el Mandatario se había quedado sin opciones.

Mangas revivió el fantasma del fraude electoral. El movimiento CREO, finalista de la segunda vuelta, recibió un dulce caído del cielo. Por eso se movió rápidamente a la Fiscalía para pedir investigaciones.

Las declaraciones filtradas de Mangas se volvieron radiactivas porque además minaban la principal estrategia política del Gobierno. Al decir que las conversaciones con la oposición solamente eran para que ella se sintiera escuchada ponía en una difícil situación al Jefe de Estado.

Su política de mano extendida quedaba en el aire porque empresarios y movimientos sociales se empezaron a preguntar, ¿qué hago aquí? Paralelamente, alimentaba la versión de que la ruptura con Rafael Correa era un tongo. Es decir todo lo hecho políticamente por el Gobierno quedaba deslegitimado: lucha contra la corrupción (Mangas dijo que la conformación del Frente de Transparencia se hacía para restar importancia a la autodenominada comisión contra la corrupción), distanciamiento con el correísmo, diálogo con los otrora adversarios.

Por más que el ahora exfuncionario dijera que era una reflexión personal, Moreno no podía mantenerlo porque eso hubiese sido aceptar a una persona que piensa radicalmente opuesto a él en un cargo clave. A eso se suma el frente que se abrió en la Asamblea: correísmo y oposición se aliaron para pedir explicaciones, lo que auguraba un tortuoso debate, un problema capaz de minar la credibilidad del Ejecutivo de cara a un proceso electoral que se avecina crucial.

El Gobierno sufre una baja, pero apuesta, por lo menos temporalmente, por un perfil técnico: Andrés Mideros, con el objetivo de reforzar la administración. (O)