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Ecuador, 28 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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La soledad aparece en las festividades

A pesar del ambiente festivo evidente en las calles, como se da en el barrio San Carlos y Cotocollao (al norte de Quito), la Navidad no se vive de la misma manera entre las personas de diferentes edades. La soledad afecta más a los adultos mayores.
A pesar del ambiente festivo evidente en las calles, como se da en el barrio San Carlos y Cotocollao (al norte de Quito), la Navidad no se vive de la misma manera entre las personas de diferentes edades. La soledad afecta más a los adultos mayores.
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
24 de diciembre de 2016 - 00:00 - *Kléver Paredes Barrera

Felicidad, amigos, regalos, familia, buenos deseos, visitas, sorpresas, programaciones, ventas, abrazos, novenas, fe. Es Navidad y para la mayoría de personas se presenta así: marcada por la valoración comercial y social.

Para otras es muy diferente. Es la  fecha del año cuando más sienten soledad y se presentan polos opuestos: alegría y tristeza, miedo y esperanza, ansia y decepción.
Hay seres humanos que están en esta  fecha sin compañía. Según la Encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento (SABE) 2009-2010, existen 132.365 personas mayores y  40.770 que viven en extrema pobreza e indigencia en Ecuador.

Hoy serían más, pues tras seis años la población de los mayores de 60 sobrepasó el 1’300.000.

Por medio de SABE también se determinó que el 7,5% de este colectivo vive solo entre los 60 y 64 años; el 10,8%, entre los 65 a 74 años y el 14,4% desde los 75 en adelante. Los que viven con su cónyuge, en los mismos grupos de edad, representan el 14,2%, 21,9% y el 18,5, en igual orden.

Una amenaza

La Navidad para quienes están en los asilos, hogares de ancianos, casas de retiro o como se les quiera llamar tampoco viene cargada de una alegría completa.

No hay que olvidar que la soledad es una de las principales amenazas de las personas mayores. Experimentan un sentimiento de vacío y más dolor en este mes.

Las condiciones socioeconómicas también están relacionadas con la manera como ellos viven durante estas fechas.

Uno de cada cuatro adultos mayores manifiesta que vive bien o muy bien, más de cuatro de cada 10  lo hacen en condiciones regulares y más de tres de cada 10 en una situación mala o de indigencia.

Los riesgos para el grupo de personas mayores que se hallan solas están latentes, a pesar de que es una época de alegría y positivismo.

Para ellos recibir una funda de caramelos o participar en un programa solo por esta época no es suficiente cuando el resto del año viven postergados.

Desde el punto de vista geriátrico en estas fiestas se incrementa un sentimiento de ‘balance del ciclo vital’, en el que se contraponen experiencias, bienes acumulados en la vida, herencias y la familia.

Diversos estudios, además, prueban que existe una relación de riesgo y el aumento de cuadros emocionales y afecciones cardiovasculares. En este aspecto, las mujeres son las más perjudicadas por ser numéricamente mayoría.

En Ecuador, el 53% de las mujeres mayores de 75 años son viudas y su vida transcurre junto con algún familiar o simplemente solas.

La etapa de la vida

La vejez es una de las etapas en la cual fácilmente se puede experimentar la soledad. Por definición, este período va acompañado no solamente de una sucesión de pérdidas en lo laboral, sino también en lo social, familiar y la aparición de algunas discapacidades físicas.

Debido al envejecimiento de la población, en el mundo cada vez existirán más casos de depresión y soledad en las personas mayores.

Para 2050, habrá 2.000 millones de pobladores con edades de 60 años y más, en comparación con los 928 millones que hay actualmente.

La mayoría de estas personas vivirán en países de bajos y medios ingresos, alcanzando el 80% de la población en estas naciones.

¿Qué es la soledad?

Si bien se habla de la soledad, especialmente como experiencia subjetiva, no existe un concepto general y conviene aclarar el término.

En principio es una condición de malestar emocional que surge cuando una persona se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía para las actividades deseadas: físicas, intelectuales o para lograr intimidad.

La experiencia de soledad, en el fondo, según una investigación del Centro de Humanización de la Salud de España, es la sensación de no tener el afecto necesario deseado, lo cual produce sufrimiento, desolación, insatisfacción y angustia.

Puede distinguir entre aislamiento y desolación, es decir, entre la situación de encontrarse sin compañía y la conciencia de deseo.

En efecto, no es lo mismo estar solo que sentirse así. Estar no siempre constituye un problema verdadero para ellos.

Todas las personas pasan tiempo solos y está bien para conseguir ciertos objetivos. A veces buscan la soledad porque ciertas cosas no pueden hacerse de otra manera.
Cuando esta condición humana es buscada o deseada no constituye una crisis para las personas de todas las edades.

Sentirse solo es algo más complejo y paradójico, ya que puede ocurrir, incluso, cuando se está compañía de los familiares, amigos o conocidos.

La soledad es una experiencia subjetiva que se produce cuando no se está satisfecho, las relaciones no son suficientes, o no cómo uno las quisiera. Por eso se habla de soledad objetiva y soledad subjetiva. La primera hace referencia a la falta de compañía y la segunda la padecen las personas que simplemente sí se sienten solas. (I)

Hay personas que pasan de la convivencia en el hogar a días familiares

El envejecimiento de la población es un fenómeno que sucede en todo el mundo. En los países desarrollados se registra en un periodo más prolongado; mientras que en las naciones en vías de desarrollo sucede de manera acelerada.

Este amplio grupo tiene sus particularidades de vida y formas propias de expresar sus sentimientos.

La proporción de personas mayores que viven en soledad, entendida como una de las formas de convivencia en el hogar, alcanza el 32,2% en Europa, con tendencia a la estabilización.

En España viven en soledad el 24,1 % de los mayores. Existe una diferencia de 16 puntos entre los países analizados.

Hay un patrón geográfico en la distribución de esta forma de convivencia: por un lado aparecen los países mediterráneos (España, Portugal, Grecia e Italia en cierto modo) con proporciones más bajas, pero crecientes en los últimos años; y por otro los nórdicos (Dinamarca, Finlandia y Suecia) donde la tendencia es mayor, aunque en retroceso.

Estas diferencias son el resultado, posiblemente, de descenso de la mortalidad y rupturas diferentes, que han dado lugar a familias más simples (soledad o parejas solas) o familias más complejas, según datos del blog envejecimiento en red.

La proporción de mujeres mayores que viven solas casi dobla la de los hombres en España y toda Europa.

La menor cantidad de hombres y mujeres que sienten soledad en España, comparada con el resto del Viejo Continente, indica que existen más estrechas relaciones mediante redes familiares y sociales, que facilitan otras formas de convivencia y que evitan ese estado emocional (mayor contacto con hijas o hijos u otros familiares, u otras personas), o convivencia en pareja, formas en la que España supera la media europea.

Pero esta menor proporción también puede evidenciar inadaptación de la vivienda a la vida en soledad, o escasez de recursos económicos o de conocimientos para acondicionarla, o una insuficiencia de servicios comunitarios que favorecieran la autonomía del individuo en soledad.

La aparente riqueza familiar española y de otros países mediterráneos ha ocultado hasta ahora una deficiencia crónica en las políticas sociales de atención a las personas adultas mayores. Esto será más notorio con el incremento del
grupo etario. (I)

Datos

Las personas mayores deben expresar sus sentimientos, comunicar y aceptar las situaciones que producen nostalgia. Con ello se da lugar a expresarlas. Esto ayuda a evitar el malestar que las angustia.

Si siente nostalgia de las navidades pasadas, debe tratar de vivir esa misma experiencia con los hijos o con otros familiares. Es una forma de trascender y enseñar una linda costumbre de una generación a otra.

Si tiene un caso cercano de depresión, trate de no forzar a esa persona a estar feliz. Es mejor ofrecer cosas pequeñas, por ejemplo pedirle que sea parte de lo que él desea.

Las personas con mayor riesgo de sufrir este tipo de síndrome son aquellas que tienen problemas pendientes y no resuelven situaciones pasadas. Una de las maneras de estar y sentirse mejor es enfrentar estas situaciones. (I)

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