Klaus Jungbluth Rodríguez, a pesar de su primer apellido alemán, por un bisabuelo, es ecuatoriano y está orgulloso de serlo. Este guayaquileño de 38 años ha logrado que su país, a pesar de tener montaña y nieve en los Andes, esté presente por primera vez en unos Juegos de Invierno, en Pyeongchang-2018.

Jungbluth, un hombre cosmopolita, que se aficionó al esquí mientras estudiaba en República Checa y Noruega, vive en Australia y está casado con una italiana, se propuso un día colocar a su país en el mapa de los deportes de invierno.

"Ecuador no tenía una federación de deportes de invierno. Fue en junio de 2016 que se logró formar", explica Jungbluth a la AFP.

Ecuador es un país andino, de montaña y nieve, pero han tenido que pasar

23 ediciones de los Juegos y casi cien años para que participe.

En el país sudamericano, para hacer esquí de montaña, los más atrevidos deben ascender a pie miles de metros.

"En Ecuador no es posible esquiar. Hay nieve, pero solo en lo alto de las montañas, a más de 4.000 metros. No hay condiciones para practicar deportes de invierno. La persona que está interesada debe ver la forma de practicarlo en otro lugar".

Jungbluth Rodríguez competirá en los 15 km de esquí de fondo el próximo jueves, un premio que le llega cinco años después de su primer contacto en la nieve, en Italia.

"Es una satisfacción muy grande y un gran orgullo representar a tu país.

Es mucho más especial cuando eres el primero. Fue un sacrificio muy duro. Es por eso que es una recompensa enorme".

Una afición nacida en Europa

En 2006 se marchó a Europa a estudiar, donde estuvo cinco años, hasta 2011, entre República Checa y Noruega. Allí practicó halterofilia pero se aficionó al esquí, aunque sin probarlo.

"Al terminar mis estudios en Europa. regresé a Ecuador y empecé a entrenar con unos roller esquíes. Ahí empezó todo. Mientras viví en Europa, practiqué otro deporte, la halterofilia, a nivel competitivo.

Debido a lesiones en mis rodillas me vi obligado a buscar un deporte diferente sin impacto a las articulaciones y fue ahí cuando elegí el esquí de fondo".

En Ecuador empezó con esquíes sobre ruedas en mayo de 2012, mientras que en marzo de 2013, con más de 30 años, se calzó por primera vez unos esquíes, en Tarvisio, en Italia.

"Una vez al año viajé a Italia con mi esposa a practicar en la nieve".

En el sol australiano

El trotamundos ecuatoriano no paró ahí su periplo por el mundo, y desde hace siete meses, vive en Australia, donde estudia un doctorado en fisiología del ejercicio.

"En Australia me preparé solamente en esquí sobre ruedas, porque no hay nieve donde yo vivo, en Sunshine Coast".

Clasificarse a los Juegos le costó dinero, hasta que logró el billete y las autoridades deportivas ecuatorianas se hicieron con los gastos.

"Desde que logré clasificar, el comité olímpico ecuatoriano se ha hecho cargo de los gastos de preparación, pasajes aéreos, equipos de entrenamiento y todo lo que he necesitado. Mientras estaba en el proceso de clasificación todo fue costeado por mi parte".

Jungbluth desconoce si el país desarrollará programas para promover el esquí.

"¿Cuál es el futuro del esquí e Ecuador? Es una pregunta difícil, y que me la hago yo también. Sin yo vivir al momento en Ecuador, el futuro es incierto, porque yo sería la persona indicada para promover esto y congregar más gente interesada en el deporte. Lamentablemente al momento tengo otro proyecto importante en mi vida que es el doctorado y debido a esto estaré lejos del país".

Pero el pionero ecuatoriano cree que habrá quien siga su ejemplo en Ecuador.

"Antes de que alguien sea el primero, las personas ven las cosas muy difíciles y eso los desmotiva. Pero al saber que alguien lo ha podido ya lograr, deciden atreverse y se motivan más. Me gustaría mucho que en los próximos Juegos Olímpicos clasifique un hombre y una mujer en el esquí de fondo. Sé que hay un grupo de chicos ecuatorianos que practican snowboard en Estados Unidos".

Jungbluth ha marcado el camino. (D)