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“Entrenar junto a Floyd Mayweather Jr. fue increíble”

Carlos Andrés Mina Caicedo, boxeador amateur.
Carlos Andrés Mina Caicedo, boxeador amateur.
Fotos: Miguel Jiménez / El Telégrafo
10 de septiembre de 2017 - 00:00 - Xavier Tamba

“Carlos Andrés es un hombre galáctico”, opina Katherine Mercado, pareja del boxeador y madre de Derrick Bossli, el niño que procreó con él hace dos años. Galáctico, sí, porque desde que la cortejaba le viene dedicando versos donde la compara con el Sol, la Luna y las estrellas.

También le ha regalado rosas y otros detalles bonitos. No se casan aún, pero ella se siente amada. Próxima a cumplir 21 años (el 9 de noviembre), la joven no se anima todavía a retornar al atletismo, del que se retiró para atender su embarazo y dedicarse a la crianza de Derrick.

Su relación comenzó hace cinco años en Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), pues aunque ambos nacieron en Guayaquil, por distintas cosas de la vida se radicaron en Quito. Al hablar de él, Katherine resalta su tesón y perseverancia, deplorando, a la vez, que sea celoso y algo cascarrabias.

Katherine y Derrick acompañan al peleador a una de sus prácticas en el gimnasio que CDP tiene en Cotocollao; al verlo lanzar golpes contra un saco, los otros exponentes que ensayan en el sitio sienten admiración. “Es un ejemplo a seguir, ha sacado la cara por el país”, indica Vinicio Cobo, entrenador del centro.

Esa fascinación se desprende de la medalla de bronce que Mina se colgó en la categoría 81 kilos del Campeonato Mundial de Boxeo Aficionado que se escenificó en Hamburgo (Alemania), del 25 de agosto al 2 de este mes, luego de un ciclo de preparación en el mismísimo gimnasio donde el estadounidense Floyd Mayweather Jr. se alistó para medirse con el irlandés Conor McGregor, el último 26 de agosto.

 ¿Cómo vive los logros importantes de su carrera?

Al principio es una alegría tremenda, pero cuando vengo al país el trato sigue siendo igual. A más de que te dan una medalla o un papel (diploma olímpico en 2016), con eso yo no compro nada, también tengo hambre. Vengo de un mundial, algo muy grande, la felicidad la paso con mi familia, con mi hijo; gane o pierda, la alegría de estar con mi niño es enorme.

Luego de quedar quinto en los Juegos Olímpicos de 2016 y tercero en el Mundial Amateur de Hamburgo, ¿qué le falta para ser primero en una competencia global?

He venido trabajando, siento que mejoro. Me fui a entrenar a Estados Unidos con el apoyo de la empresa Intaco, ella pagó todos los gastos: pasajes, hospedaje, comida... Esto fue para mejorar mi preparación y aumentar mi rendimiento, sin eso no hubiera conseguido esta medalla de bronce. Así gané experiencia, entrenando con los mejores; estuve en el gimnasio Mayweather Promotion y eso es muy útil para tener buenos resultados.

¿Cuántas veces ha enfrentado al cubano Julio César La Cruz, campeón olímpico en 2016, que lo venció en las semifinales del mundial?

Cuatro veces, me ha ganado tres combates y yo lo derroté en uno. Le gané el año pasado en una pelea de la Serie Mundial de Boxeo (WSB), en Cuba; la pelea se dio a cinco asaltos. Pese a perder en Alemania, el trabajo con el equipo técnico fue óptimo, hicimos cosas que no se hicieron en los Juegos Olímpicos de Río. La organización fue mucho mejor y me llevó también a hacer mejor las cosas, analizábamos a los rivales después de cada pelea que tenían para así no caer en sus mañas. Todo eso se hizo con el entrenador cubano Pedro Pablo Salgado, con quien estuve en el mundial.

¿Cuánto y en qué se superó en este último año, entre los Juegos Olímpicos de 2016 y el Mundial de Hamburgo?

En Estados Unidos estuve con entrenadores nuevos y sentí que pude hacer lo que quería, creé mi estilo. Esta gente me entrenó de acuerdo a la forma en la que yo definía mi estilo, ellos lo respetaron y según eso me fueron orientando. Me decían que estaba bien lo que hacía, pero que debía estar pilas con ciertas cosas, dándome más instrucciones para que siguiera mejorando, no me impusieron nada, me perfeccionaron. Como no conocían de mí, fueron a lo que estaba haciendo y creando.

¿Cómo nació esta oportunidad? ¿Con quién trabajó?

¡Fue algo increíble! Yo busqué los contactos en Estados Unidos y me dieron el del mánager de otro púgil, quien habló con Floyd Mayweather Sr., el padre de Floyd Mayweather Jr., yo casi no me lo creía. Entonces conversé con personas de la empresa Intaco, quienes me manifestaron que me apoyarían con lo que fuera necesario para que tuviera una mejor preparación. Estuve tres meses en Las Vegas bajo las órdenes de Floyd Sr.

¿Cómo describe la experiencia de entrenar en Las Vegas?

Empecé el primer día, apenas conocía a Floyd Sr. Estaba tres horas en la ciudad y él me dijo que nos fuéramos al gym; yo estaba muy cansado, pero me puse a realizar las ‘mascotas’ (golpear en las manoplas). Como era mi primer día me confundía mucho porque yo no sé inglés, lo único que sé decir es ‘hi’ y ‘bye’ (hola y chao).

¿Y cómo se comunicaban? Floyd Sr. no habla español.

Las personas de Intaco que viajaron conmigo saben inglés y me traducían; además, en el gym había boricuas, mexicanos y otros latinos; se hicieron amigos míos y me merodeaban. Esto es un círculo, cuando hay talento tratan de jalarte hacia ellos. Esta gente se pegaba a mí, traducía lo que Floyd padre me decía.

¿Cuál fue la mejor lección que le dio Mayweather padre?

Todo lo que él me enseñaba trataba de hacerlo al 100%, quería aprovechar porque sabía que estaría únicamente 20 días antes de ir al premundial de Honduras, donde debía clasificar al mundial. En ese poco tiempo aprendí mucho, le saqué el jugo a la preparación de Floyd Sr. Como yo tenía mi propio estilo él trabajó según eso, con mi rapidez e inteligencia. Floyd Sr. me decía que tenía errores de amateur, porque cuando tiraba mi derecha no golpeaba con el puño sino con la palma de la mano y eso no hace efecto. Así que aprendí a pegar de lleno con el puño. 

¿Tenía la expectativa de conocer a Floyd hijo?

Claro, estaba con su padre, en el gym de Floyd Sr. Él entrena ahí, así que lo conocí; nunca me tomé una foto con él porque todo el mundo lo busca, pero como es una persona muy importante no le da chance a mucha gente. Personas de diferentes estados del país viajan a Las Vegas para visitar ese gimnasio. La primera vez que lo vi él no sabía nada de mí pero después le contaron de Mina. Llegaba al gimnasio y saludábamos, a veces chocábamos los puños, en otras nos dábamos la mano. Yo le decía: ¡Qué hubo pues, qué tal!

 ¿Usted vio parte de la preparación de Floyd Jr. para su pelea con el irlandés Conor McGregor?

Exacto. Floyd Mayweather Jr. bajaba al gym para hacer sparring, hacer aparatos. Cuando él entraba el gimnasio se volvía un escándalo, una fiesta tremenda. Lo que más me gustó es ver de cerca sus técnicas de defensa, es un boxeador muy defensivo, eso es bueno; también observaba su manera de ejecutar el golpe de derecha, cómo metía el puño, fue muy interesante.

¿Cómo es el carácter del padre de Floyd Jr.?

Es muy carismático, alegre, le gusta bailar, divertirse. Cuando estuve en su casa me mostró un premio que le habían dado, algo parecido a un Óscar. Los primeros días que estuve en Las Vegas solo entrenaba conmigo, pero luego de dos meses vino Floyd hijo a alistarse para su combate con Conor, así que a él también lo atendía, igual que a otros muchachos que estaban en la cartelera de Floyd Jr.

Luego de este paso, ¿se siente tentado a convertirse en boxeador profesional?

Me gustaría hacer historia, yo ya cumplí mi objetivo en el amateurismo; estuve en unos Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos y he llegado a un mundial. Cumplí con traer al país grandes alegrías, aunque no llegué donde tenía mis objetivos, creo que el pueblo se siente contento con lo que he hecho. Aparte de todo eso, hasta el día de hoy no he recibido algo útil para mi vida, algo que me dure para siempre, por ejemplo no tengo una casa propia, que a otros deportistas sí les han dado. ¿Y a mí por qué no? Tengo que sacrificarme para tener algo, ahora gané un bronce mundial, vengo haciendo historia para Ecuador en el boxeo.

Pero usted está en el Plan de Alto Rendimiento.

Soy parte del Plan de Alto Rendimiento, al igual que otros deportistas. Estar en ese plan es parte de mi trabajo. Como toda persona, en cualquier empleo uno debe trabajar para recibir su mensualidad, pero fuera de eso no hay nada.

¿Terminará este ciclo olímpico con los juegos de Tokio 2020 o se hará profesional?

Mi objetivo es estar en los Juegos Olímpicos de 2020, no quiero llegar allá solo por estar en unas olimpiadas, pues ya estuve en unas, sino porque estoy seguro de que puedo sacar una medalla olímpica; así como sé lo que doy, también sé lo que puedo traer. Podría ser profesional ahora mismo, nada me impide que esté en Tokio 2020; actualmente el boxeo puede ser uno solo, si estoy con una carrera profesional también puedo competir en unas olimpiadas. Eso ya está permitido por la AIBA, estoy analizando esa posibilidad.

¿Asistirá a los Juegos Bolivarianos en noviembre?

Lo estoy pensando; si esto sigue así no siento que sea cuestión de ir, sacar una medalla, alegría por aquí y por allá, y ya, porque al final yo soy quien se está jodiendo, el que está recibiendo los golpes, golpes que valen más de lo que voy a recibir. Si me hago profesional dejaría de asistir a varios torneos amateurs; solamente podría estar en eventos grandes: mundiales, olimpiadas y panamericanos.

¿Cuando era niño imaginó que sería púgil?

Cuando era niño empecé a jugar fútbol, el fútbol es lo que se mira en los barrios. Yo jugaba fútbol en equipos de barrio en Quito y después en Puerto Quito, cuando me fui a vivir para allá. Conocí el boxeo por casualidad a los 14 años; era algo que no se veía y quise cambiar la monotonía, me dije: quiero ser boxeador, no quiero ser futbolista porque hay muchos niños con una pelota. Jugaba fútbol hasta los 13 años, era volante extremo y usaba el 7. Jugué en Liga de Quito y El Nacional, pero de más pequeño, porque a mis primos les gustaba, ellos me llevaron de 10 u 11 años. Estuve poco tiempo.

¿Qué cosa siempre quiso de niño y nunca pudo tener?

Yo me crié en la calle, en albergues, en casas de cartón en el Guasmo Sur de Guayaquil. Si tú quieres un carrito no lo vas a tener así de fácil, tienes que robárselo a otro niño. De tantas cosas que no se pueden tener me acuerdo cuando vivíamos en El Panecillo, en Quito. Una señora vendía papas con carne frita en un parque... ¡bien rico! Entonces había otros niños que decían: “Papi, dame dinero, o papi, cómprame eso”. Yo estaba entre esos niños y me preguntaba, ¿a quién le digo papi, a quién le pido? Eso fue triste para mí. Tenía 8 años.

¿No conoció a su padre?

Somos nueve hermanos, yo soy el cuarto, nos criamos con mi mami. A mi padre lo conocí recién, después de que vine de los Juegos Olímpicos de Río. Como se regó la bomba del boxeador Carlos Mina apareció mi papá. Me buscó, saludamos, todo bien, pero yo no siento mucho cariño por él. Sé que es mi papá, pero es como cualquier otra persona porque nunca compartí con él, se llama Alberto Jaramillo. Mi padre no me reconoció, por eso llevo los apellidos de mi madre.

¿Cuál es la travesura que más recuerda?

Una vez en Esmeraldas jugábamos a lanzarnos piedras de esquina a esquina con otros niños, uno de ellos me rompió la frente. Aquí en Quito, en cambio, con mis primos salíamos de noche a buscar borrachos para robarles los zapatos, las chompas o ver si tenían dinero en los bolsillos. Andábamos cinco, yo tenía 7 años y era el más chiquito. Siempre querían dejarme en la casa y yo le decía a mi hermano Nixon que me llevara; entonces cogíamos a los borrachos, los embolsillábamos y cuando los policías pasaban con la sirena nosotros corríamos. Para mí vivir todo eso era normal, ni siquiera sentía que era malo.

¿Qué es lo más lindo que recuerda de su infancia?

Entre todo eso había felicidad, la que más sufría era mi mami, ella aguantaba hambre, no comía por darnos de comer a nosotros, a mí no me importaba porque era chiquito. Ahora que estoy grande comprendo. Si ahorita tuviera hambre y solo hubiera un plato de comida yo me moriría de hambre y se lo daría a mi hijo.

¿Y qué hacía su madre para conseguir las cosas?

Lavaba ropa, cocinaba, también trabajó en la calle como trabajadora sexual... Ella se jodía por tener una televisión nueva, un colchón, cobijas nuevas... Cuando mi mamá conseguía algo y lo llevaba a la casa los hijos nos alegrábamos. Yo me alegraba mucho y decía ¡esa es mi mami!

¿Qué tan lejos está de cumplir su propósito de mandar a construir una casa grande para su madre y hermanos?

Todavía sueño con eso. A veces pienso que ellos creen que yo tengo mucho dinero, que lo puedo hacer ahora, pero no puedo, pago arriendo. Sí quiero comprarle una casa bonita a mi mami (María Rosa Mina Caicedo). En algún momento se cumplirá, ojalá no sea tarde.

Como cantante de hip hop, ¿hace cuánto comenzó su carrera bajo el seudónimo de Jeanthes Space?

De donde yo vengo, de la calle, se crece con la música, pero mi primera canción la compuse a los 17 años. Tengo unas 20 canciones grabadas en estudios caseros, la última la grabé en 2011. El boxeo y la música son dos carreras muy diferentes, hay que darles tiempo para que brillen.

¿Y a qué le canta?

A todo lo que hay afuera cuando abro la ventana. No me gusta cantarles a las señoritas para que muevan el c..., las nalgas. Yo soy de los que le cantan a las mujeres, a los niños, a los jóvenes, a los paisajes... me agrada que muevan la cintura, pero también la conciencia. 

¿Le gustaría incursionar en la política?

Yo no sé nada de política, ni un carajo, no sé si los políticos estén trabajando en eso, pero no es normal que un niño pobre tenga que esforzarse dos o tres veces más que un chico de clase alta para brillar o para que se le dé la oportunidad de demostrar su talento. Todos merecemos sobresalir, ser alguien en la vida no debería ser una cuestión de palancas o de dinero. (I)

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