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En la península el profesional dice que persisten problemas como la escasez de agua potable

“Ya no tenemos que viajar a Guayaquil para un trámite”

La gente reconoce a Cambala como uno de los radiodifusores más conectados con la realidad del pueblo. Fotos: Nina Romero / El Telégrafo
La gente reconoce a Cambala como uno de los radiodifusores más conectados con la realidad del pueblo. Fotos: Nina Romero / El Telégrafo
18 de marzo de 2015 - 00:00 - Nina Romero

Carlos Alberto Cambala Montecé (La Libertad, octubre de 1959) habla sin prisa. Se da tiempo para buscar las palabras precisas y cuando las halla las transmite con la voz cristalina que lo distingue como locutor.

Cambala es abogado de profesión y fue concejal durante la primera administración del cantón La Libertad.  Ni las leyes ni la política lo definen, porque los habitantes del cantón lo reconocen como uno de los radiodifusores más destacados de la Península. La vida lo llevó a participar desde una cabina de radio dos procesos autonómicos para ese territorio. El más importante: la provincialización de Santa Elena.

Recuerda que cuando el director del colegio José Célleri de La Libertad (Santa Elena), donde cursaba el cuarto curso, lo llevó por primera vez a la cabina de una radio en 1969, fue “la cosa más bella del mundo”.

Esa tarde, luego de clases, a los 16 años, lo primero que hizo fue leer una cuña de un depósito de colas llamado Chimborazo y poner la canción de Leonardo Favio ‘Fuiste mía un verano’. La evocación lo estremece.

Mientras da un vistazo al pasado, dice que las cosas cambiaron mucho en La Libertad desde entonces, cuando la luz se iba a las 23:00 y la radio La Voz de la Península -donde inició su carrera- dejaba de transmitir.

Poco a poco se ganó la confianza del propietario, su maestro de colegio, y tuvo espacios propios como La Hora del Tango, y cerraba la programación con música nacional.  

Su audiencia no iba más allá de los límites del pueblo costero que por esta época era todavía una parroquia de Salinas y no tenía más de 95.000 habitantes.

Varios años después, cuando la señal se amplió a los cerca de 130 pueblos de la Península, la radio se convirtió en un conductor de su acontecer diario. A Cambala le agrada rememorar los anuncios de la época: “¡Atención, Colonche, en este momento sale el señor Pedro Gonzales con el ganado desde Manglaralto, favor esperarlo”, “La señora María Yagual acaba de salir del hospital de Santa Elena y llegará a las 3 de la tarde a Ballenita”.

La próxima cruzada de Cambala es gestionar el acceso al agua en Santa Elena, y para ello recibe quejas de moradores que no tienen el recurso en sus casas.

Su voz se corta y admite que en aquel momento no había “todo el desarrollo tecnológico que tenemos ahora”.

En la década del 70, los locutores eran amigos cercanos de la gente, presentadores de las fiestas de los pueblos, de las ‘quinceañeras’, y de las carreras de postas, tradicionales de la Península. Por ello pagaban unos cuantos sucres y nunca faltaba un plato de comida.

La radio era entonces también un medio de comunicación en el estricto sentido del término.

Los recuerdos del comunicador se interrumpen con el ir y venir de la gente dentro de una salita de espera junto a la cabina de la radio. Casi 40 años después de su primera aproximación a un micrófono logró adquirir la concesión para su propia estación: Amor FM.

La radio de Carlos Cambala queda en una esquina del barrio Abdón Calderón de La Libertad y es una construcción de 2 pisos, con recepcionista, varios operarios, equipos modernos y múltiples visitas, como la de un equipo de brigadistas turísticos que desea anunciar un taller para niños en una escuela de Ballenita.  

La emisora parece paso obligado de quien desea ser escuchado. “Es la radio más conectada con el pueblo”, afirma uno de los visitantes.

Esta conexión se consolidó en la década del 80, cuando a través del espacio radial Impacto, nace un movimiento cívico que, aunque a paso lento, culminó con la cantonización de La Libertad en 1993. “Ese programa encendió el furor de la ciudadanía”, dice, pues “se ponía el dedo” en las necesidades de la gente, en la falta de servicios básicos, en el desaseo y en general en el abandono al que estaba sometida. Recuerda que la basura de Salinas era depositada en La Libertad.

El proceso autonómico fue cosa de resistencia. Cerca de una década  le tomó a este territorio soleado, comercial y pesquero, convertirse en un gobierno autónomo. “Todos los días la gente llamaba, reclamaba e iba tomando nota de que La Libertad no estaba atendida”.

El radiodifusor participó activamente en la formación de un comité procantonización, y fue esta actividad la que lo catapultó a ser elegido  concejal. “El Municipio comenzó de cero, los comerciantes nos regalaban una grabadora, un escritorio, nuestro primer vehículo fue una bicicleta”, relata y no evita sonreír con sus recuerdos.

Durante los 4 años que permaneció como funcionario municipal estuvo alejado de la radio. Pasado este tiempo, regresó para vivir desde la misma actividad otro proceso importante: la provincialización de Santa Elena.

La provincia 24

Era 2007 y las voces que pedían la autonomía de la Península se agitaban en cada esquina, que parecía un proceso irreversible. Entre las razones principales estaban la desatención de los pueblos peninsulares y una obra pública de administraciones anteriores casi inexistente, según el comunicador. “Desde la radio empezamos la cruzada para enviar gente a Quito, era nuestro bastión”, cuenta.

El relato de Cambala hace que la mente se traslade a esos días de junio cuando el Congreso debatía la posibilidad de crear la provincia 24 de Ecuador. Las imágenes de televisión mostraban cientos de manifestantes apostados en los exteriores del edificio, capaces, incluso, de pernoctar en los parques de la capital por la causa.

Todos ellos salían desde radio Panorama comandados por Cambala, quien hasta ahora guarda con prolijidad los viejos recortes de prensa, como si se tratara de una hazaña propia. Cuenta que la gente se unió y que aportaba de dólar en dólar para enviar los vehículos a Quito, que en apenas 3 días sumaron 34. Los días de tensión fueron 14, lo recuerda con claridad.

“Yo llamaba públicamente a la gente para que se una, apenas lográbamos reunir $ 400 pagábamos al chofer y enviábamos el carro, pero también había que tener para la comida de la gente y cuando el primer debate se perdió, teníamos que enviar más ayuda para aquellos que debían quedarse 2 días más”, relata.

La actividad logística en la radio se extendía hasta las 23:00.

¿Cómo cambió la Península luego de que el Congreso aprobó su provincialización? “Señorita, ya todo está organizado, ya no tenemos que viajar a Guayaquil para un trámite o un permiso médico”, expresa. “Antes teníamos que viajar por una tos”, agrega.

El comunicador destaca obras como el hospital Liborio Panchana, el Centro de Atención Ciudadana o la terminal terrestre de Ballenita.

Claro, falta por hacer. El agua potable no es un recurso del que dispone la mayoría y esta queja la escucha a diario sentado frente al micrófono, pero considera que es consecuencia del crecimiento. “Somos casi 400.000 habitantes”.

La inversión turística privada ha traído desarrollo principalmente al norte, en comunas como Montañita; así también la actividad camaronera, “que es importante”, pero el agua no alcanza.

Son estas realidades las que lo impulsan a continuar en la actividad que escogió desde los 16 años, y  por la que es a veces tildado de polémico. Ahora su nueva cruzada es por la falta de líquido, sobre todo luego de escuchar a una mujer que llama desde El Palmar y con la voz entrecortada le dice que vive frente a la toma de agua, pero a su casa no le llega este recurso. “Yo deduzco que se está dando preferencia a los tanqueros y no a los domicilios. Fíjese qué injusticia”, dice.

DATOS
 
Carlos Cambala nació en La Libertad el 12 de octubre de 1952. Estudió en el colegio José Celleri de esa misma ciudad y se graduó de abogado en la Universidad de Guayaquil.

Es actualmente propietario de Radio Amor 89.3 FM en la Península de Santa Elena. Su eslogan es “En el corazón del pueblo”. Su agenda arranca a las 5:00 am con un programa de música nacional.

La provincialización de Santa Elena fue oficializada en noviembre de 2007 luego de debates en el Congreso. Ese año, Santo Domingo de los Tsáchilas también fue reconocida como provincia.

Debido al cambio político la provincia del Guayas quedó solo con 25 cantones de los 28, que incluían a Santa Elena, La Libertad y Salinas. Durante el debate por la provincialización los votos de los partidos Prian, PSP y del PSC bloquearon la propuesta.  

La población de Santa Elena es de 308.000 habitantes, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), con un mayor componente de población infantil entre los 0 y 4 años.

La provincia está formada por 3 cantones: la Libertad, Salinas y Santa Elena. Limita al norte con la provincia de Manabí, al sur con Guayas y al oeste con el océano Pacífico. Entre sus poblaciones más destacadas por el tema turístico están Salinas, Manglaralto, Montañita, Olón, entre otros.

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