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La mujer evoca los recuerdos de la parroquia durante el auge bananero de la united fruit company

Alicia, la guardiana de la historia de Tenguel

Alicia Chica observa el río desde el puente de Tenguel. Al fondo el antiguo edificio de la United Fruit Company. Foto: Víctor Haz / El Telégrafo
Alicia Chica observa el río desde el puente de Tenguel. Al fondo el antiguo edificio de la United Fruit Company. Foto: Víctor Haz / El Telégrafo
11 de marzo de 2015 - 00:00 - Víctor Haz

Su casa parece un pequeño museo: jarrones de plata, antiguas herramientas agrícolas colgadas en la pared, viejas máquinas de coser a pedal y pequeñas piezas arqueológicas descansan en una estantería de madera bien cuidada. Hasta una vitrola forman parte de la colección que  atesora Alicia Chica Villón. Tiene una vida llena de anécdotas, recuerdos e historia de Tenguel y que hoy comparte con estudiantes y docentes de esta parroquia rural de Guayaquil.

Todos la buscan y la conocen por ser la guardiana de la historia de Tenguel. Es más, nadie como ella recuerda en detalle la llegada de la bananera extranjera United Fruit a la zona en 1933. “Me gusta hablar de la historia de este pueblo, del que tengo tantos recuerdos grabados en mi memoria, de cuando era chica y joven”, sostiene esta mujer que a sus 70 años aún se mantiene activa. Es miembro de la Cruz Roja parroquial y del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) local.

No es difícil localizarla. Su casa no pasa inadvertida: una vivienda cuya fachada llama la atención por tener paredes de tablones, muy propio de las construcciones que existían en las décadas del 20 y 30 del siglo XX, y está ubicada en pleno centro de la población.

   En el exterior conserva una antigua y pequeña locomotora, de esas que se utilizaban para transportar a los obreros de las haciendas. “Es que en Tenguel estuvo asentada por algunos años la United Fruit Company (compañía estadounidense) que se dedicó a la producción y exportación de banano”, dice doña Alicia, tras mencionar que la empresa le dio un movimiento comercial a la localidad.

En una de las paredes de la sala de su casa, Alicia  Chica tiene una colección de herramientas que se usaban en la época de la United Fruit Company. Foto: Cortesía

Viejas fotografías y herramientas, como palas, picos, hoces, hachas y otros instrumentos agrícolas, cuelgan de una de las paredes de la sala, evocando la época de la United en Tenguel.

Un poco más abajo de la estantería saca algunas botellas de vidrio que se utilizaban para envasar la leche, todas con  un sello que las distingue: United Fruit Company. Junto con ellas muestra 2 pequeñas estatuillas de una cultura indígena, halladas hace años por un morador y que se las obsequió para su singular colección.

Su mayor tesoro es una vitrola marca Victor con fecha 1 de febrero de 1904 (cuando ni siquiera existía la conocida casa discográfica RCA Víctor). El aparato aún suelta melodías y para demostrarlo lo pone en funcionamiento: da vuelta a una manivela y coloca la aguja en el disco de vinil del antiguo sello Onix; en ese instante se escucha una pegajosa guaracha. Aquella música cubana invade por varios segundos la sala de su hogar.

“Algunos objetos han sido regalo de personas y otros son los que tenía mi padre, Luis Chica”, comenta Alicia. De su álbum de fotografías muestra algunas que refieren al Tenguel de las décadas del 30 y 40. Hay fotos de los paseos de la gente en el río que también era usado como balneario, el puente de madera, las calles pedregosas y edificaciones donde funcionaban las oficinas de la compañía.

Junto a la sala tiene una pequeña oficina con un escritorio viejo pero bien cuidado, sobre este reposan varios objetos. Entre ellos se distingue una placa de vidrio que le entregó el 23 de noviembre de 2013  el Consejo de Participación Ciudadana  y Control Social (Cpccs) por su lucha social y activa participación en el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de Guayaquil.

La conversación gira en torno a su infancia y juventud. Nació en la antigua hacienda Las Mercedes (cantón  Balao) el 30 de noviembre de 1944, es la última de 9 hermanos,  de quienes solo 4 sobreviven, pero ella es la única que vive en Tenguel, al sur de Guayas, provincia que limita con El Oro. Al sitio fue a vivir con su familia cuando apenas tenía 5 años.

De su infancia  lo que más rememora es la riqueza agrícola de la hacienda y luego de la parroquia, las frutas propias de la zona como el cauge, el guineo, el mamey, el caimito y hasta las naranjas eran sus favoritas.

Una vitrola del año 1904, marca Victor, es uno de los legados que atesora en su domicilio y que aún funciona a pesar del  tiempo. Foto: Cortesía

Recuerda como si fuera ayer el intenso trajín de aquella época, donde los hombres tengueleños madrugaban para trabajar en las haciendas de propiedad de la United Fruit Company, donde sacaban los racimos de banano, los enfundaban y llevaban en hombros a las barcazas para ser trasladados hasta Guayaquil.

La bananera norteamericana se asentó en 1933 en la parroquia, tras comprar la entonces hacienda Tenguel al Banco Territorial a un costo de 80.000 sucres, una suma insignificante para la época, comenta Chica, tomando en cuenta su inmensa producción. Los terrenos se dividieron en fincas y campamentos a donde llegaron obreros de diferentes puntos del país.

Su padre Luis Chica fue el contador de la hacienda y por eso tuvo esa cercanía con la actividad productiva; lamenta que en ese entonces los tengueleños se acostumbraron a las comodidades que les proporcionaron los “gringos”, quienes construyeron el hospital, la escuela, el camal y hasta una lechería.

“Los gringos pagaban el 7% de las utilidades que percibía la hacienda y con ellos los lugareños estaban contentos, pero quién podía cuestionar entonces la inmensa fortuna que amasaron y si en verdad pagaban el precio justo”, cuestiona con algo de indignación y desilusión. Dice que en la actualidad varios pobladores de esa época aún consideran a los norteamericanos como sus benefactores, cuando en realidad los explotaban.

Hubo un hecho que marcó Tenguel para siempre: empezaba la década del 60 y comenzó el declive de la producción bananera. La compañía comenzó a liquidar a los trabajadores y aquello provocó un gran malestar.

“Se formó entonces un  sindicato y con ello las protestas se generalizaron; la situación se volvió insostenible y la compañía decidió abandonar Tenguel en 1964”, recuerda. Con la reforma agraria las tierras pasaron a manos del antiguo Instituto Nacional de Colonización que las repartió a los lugareños; años después la entidad se transformó en el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (Ierac).

Paralelamente a esto, ella estudiaba la secundaria en Cuenca, donde se graduó de secretaria contadora y regresó poco tiempo después para convertirse en la reina del Club de Leones de la parroquia (1966).

Se ausentó del país  5 años  para luego retornar a Tenguel y laborar desde 1977 en el entonces Ietel, como jefe de la central telefónica. Allí permaneció durante 33 años hasta que llegó la jubilación.

Hace 10 años colabora con la Cruz Roja parroquial. Tenguel es una población susceptible a inundaciones y su tarea se extiende a llamar a las autoridades cantonales y provinciales cuando se produce una emergencia.

Las autoridades como el director del hospital Emir Hadatty, el presidente de la Junta Parroquial, Julio Simbala; y la promotora del Centro de Atención Municipal Integral (CAMI), Elvira Asencio, admiran su vitalidad y templanza.

Solo una cosa le incomoda: que a algunos tengueleños les falta empoderarse de lo suyo. Hace poco se construyó un malecón y la mayoría de sus calles está adoquinada, pero le disgusta que no cuiden la obra. “Algunos se acostumbraron a la época de la United Fruit, que les daba todo hecho y no hacen el esfuerzo por mejorar lo suyo”.

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