Publicidad

Ecuador, 29 de Marzo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La tranquilidad del lugar se altera todos los miércoles cuando inicia la feria de productos

Simiátug, ‘una boca del lobo’ que alberga el comercio de la Sierra Centro

Montañas y animales, como llamas y ovejas, forman parte del paisaje de Simiátug. La temperatura promedio de esta zona durante el día es 13° centígrados. Fotos: Diana Holguín / El Telégrafo
Montañas y animales, como llamas y ovejas, forman parte del paisaje de Simiátug. La temperatura promedio de esta zona durante el día es 13° centígrados. Fotos: Diana Holguín / El Telégrafo
12 de mayo de 2015 - 00:00 - Diana Holguín Rodríguez

Simiátug - Bolívar.-

El pueblo quieto, callado y con pocos transeúntes deja de serlo cada miércoles en Simiátug. Las calles centrales de una de las parroquias más recónditas de Bolívar se llenan de productos y comerciantes que a viva voz ofrecen hortalizas, frutas, comida preparada, animales para la ganadería, ropa, zapatos, electrodomésticos, artículos para el hogar y hasta celulares con sus accesorios.

El panorama luce colorido, ollas, cartones, artesanías y grano integran el cuadro. Los vendedores se esmeran por ofrecer los mejores precios y al llamado de: “Caserita (o), pregunte, ¿qué le damos?” intentan ganarse a los compradores y comerciantes de diferentes cantones del país.

En medio de todos sobresale Patricio Padilla, quien viaja 2 horas desde Ambato para vender helados en cono, cubiertos de chocolate y crema. El frío, que en Simiátug alcanza los 13°C durante el día y puede llegar a 8°C en la noche, no es impedimento para la próspera venta, que en ocasiones va acompañada de un intenso sol.

Los demás puestos, improvisados en alrededor de unas 10 cuadras, se instalan desde las 05:00. Muy cerca de la feria comercial, un grupo de  hombres se toma un tiempo para el descanso. En Simiátug practican voleibol como primera alternativa deportiva, seguida del indorfútbol. No importa si los rivales no se conocen; en ese momento conforman equipos, mientras sus compañeros se dedican al comercio.

El vaivén de los caminantes en la feria continúa hasta cerca de las 18:00. A esa hora María Paguay espera haber vendido todos los panes que trajo desde su natal Riobamba. Ella conoce el sector desde hace tres años y sabe que su producto tiene buena acogida en Simiátug.

Antes de que llegue la noche, la neblina, acompañada de una leve llovizna, envuelve la zona, especialmente en abril y mayo cuando el invierno está por terminar.

Cada miércoles llegan a Simiátug comerciantes de diferentes puntos de Bolívar y de otras provincias. Más de 300 ocupan las calles céntricas.

Los comerciantes ajenos a la zona se marchan, pero aún permanecen algunos simiateños con sus kioscos ubicados en los alrededores de la iglesia o en sus tiendas instaladas en sus propias casas.

La mayoría de los pobladores de esta parroquia de Bolívar descansa en sus hogares desde las 19:00. En las casas solo se escuchan las canciones nacionales de la radio y los murmullos de sus habitantes, que son indígenas en el 95%.

La identidad del sector se nota en la vestimenta de cada persona. La mayoría aún conserva los trajes típicos: en el caso de las mujeres, coloridos anacos; y los hombres visten ponchos, cada uno con su respectivo sombrero.

Esteban Poaquiza, secretario  del Gobierno Parroquial de Simiátug, asegura que el quichua era la lengua más usada, pero que ahora solo es hablada entre los ancianos y muy poco entre niños, que solo conocen las palabras básicas, como ‘pagui’ (gracias).

Sus raíces se remontan a más de 100 años, cuando se asentaron las primeras comunas que le pusieron el nombre de Simiátug, que traducido al español significa ‘Boca del lobo’, porque en aquel tiempo se cree que existían muchas manadas de este mamífero carnicero.

En la Asociación de Desarrollo Integral Simiátug Samai trabajan 129 mujeres en la confección de artesanías. Cuentan con 5 locales de distribución en Quito.

Actualmente, la zona, legalmente constituida por 38 comunas, está caracterizada por la organización, debido a que predominan las entidades de apoyo privado, como la Fundación Runacunapac Yachana Huasi, integrada por 18 comunidades y el Centro Parroquial, que a más de ofrecer capacitación cuenta con la radio comunitaria.

También existe la Asociación de Desarrollo Integral Simiátug Samai, que acoge a 129 artesanas dedicadas a la elaboración de artesanías.

Carmita Toalombo es una de las fundadoras. Trabaja en la confección de carteras y monederos desde 2000, cuando en la época de la dolarización buscaba una nueva alternativa de subsistencia. Gracias a su trabajo, que es distribuido a otras provincias, ahora es el principal sostén de su familia.

Otras líneas de trabajo están orientadas a la fabricación de quesos y cosechas de hortalizas, especialmente el fréjol.

Los pobladores aseguran que la comunidad está en proceso de desarrollo, aunque aún los servicios como internet son precarios, por la falta de antenas en el poblado.

Las vías de acceso también son un tema pendiente, especialmente aquella que conecta con Ambato. La más usada desde Guaranda (47 km) está en buenas condiciones hasta Salinas (20 km), pues desde allí el camino está en construcción.

La poca frecuencia de buses que solo parten hasta la capital de Bolívar (Guaranda) en 3 horarios matutinos sigue siendo una excusa para que la mayoría de sus habitantes flete camionetas o, en el más extremo de los casos, caminar al menos 3 horas hasta la población más próxima en donde pueden encontrar transporte.

Para los simiateños el trajín del transporte ya es una costumbre, siempre habrá un nuevo día donde pondrán sus puestos o se convertirán en el centro de comercio de la Sierra Centro. (F)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media