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El Telégrafo
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Tras denuncia periodística, el Ejército birmano admite crimen de 10 rohinyás

Miles de musulmanes rohinyás viven una catástrofe humanitaria por huir de la persecución y violencia ejecutada por el Gobierno de Myanmar.
Miles de musulmanes rohinyás viven una catástrofe humanitaria por huir de la persecución y violencia ejecutada por el Gobierno de Myanmar.
Foto: AFP
12 de enero de 2018 - 00:00 - Redacción y Agencias AFP y EFE

El Ejército birmano reconoció que asesinó a 10 rohinyás (grupo musulmán bengalí del norte del estado de Rakáin). Esta declaración se efectuó, luego de que Wa Lone, de 31 años, y Kyaw Soe Oo, de 27 años,  periodistas de la agencia Reuters, fueron encausados el miércoles en Birmania por vulneración de “secreto de Estado”.

Los asesinatos se registraron el 1 septiembre de 2017 en la aldea de Inn Din, en el estado de Rakáin. Esta localidad era investigada por los periodistas acusados de obtener secretos oficiales, a raíz de una investigación sobre la situación en el oeste del país que es calificada de “limpieza étnica”. El delito del que son   acusados podría costarles hasta 14 años de cárcel.

Tras el reconocimiento del Ejército, ayer la representación de la Unión Europea (UE) en Birmania (Myanmar) reclamó al gobierno de la Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, una investigación “exhaustiva y creíble” de la violencia en el estado.

La comisión militar birmana encargada de investigar la fosa común donde estaban los cadáveres determinó que soldados y vecinos de la comunidad budista, de mayoría en el país, mataron a 10 miembros de la minoría rohinyá, musulmana, porque creían que pertenecían al rebelde Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA).

Antes de este pronunciamiento, el Ejército birmano negó los abusos contra los rohinyás, pese a las múltiples denuncias.

Desde que la Nobel de la Paz llegó al poder en 2016, más de 70 personas fueron detenidas acusadas de difamación en redes sociales, incluidos periodistas que exponían pruebas de delitos.

6.700 rohinyás murieron
Reporteros Sin Fronteras  calculó que al menos 6.700 rohinyás murieron a causa de la violencia entre el 25 de agosto y 24 de septiembre.

Sin embargo, la Oficina de Información de la Consejería de Estado, bajo el mando de Suu Kyi, solo reconoce las muertes de 371 rebeldes, 15 efectivos gubernamentales y 28 civiles.

Zeid Ra’ad Al Hussein, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos,  uno de los más críticos con Birmania en este asunto, llegó a decir que la actuación del Ejército contra los rohinyás parece sacada de un manual de limpieza étnica.

Asimismo, no descartó que un tribunal internacional considere en el futuro como genocidio los actos contra esas personas.

Birmania no considera a los rohinyás una etnia nacional, los trata en su mayoría de emigrantes bengalíes y les impone numerosas restricciones, incluida la libertad de desplazamiento.

En cifras, casi 700.000 personas de esta etnia huyeron a Bangladés.

La libertad de prensa
Tras la detención de los periodistas Wa Lone y Kyaw Soe Oo, el pasado 12 de diciembre, durante una cena con policías, se multiplicaron los llamados internacionales a favor de su libertad.

“Es una detención arbitraria. El hecho es que las autoridades acusan a estos periodistas por hacer su trabajo. Deberían ser liberados inmediata e incondicionalmente”, declaró David Baulk, investigador de Fortify Rights, en un comunicado.

Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas, así como las ONG Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras, también   pidieron la liberación inmediata de los dos reporteros.

Para los defensores de los derechos humanos este encausamiento es señal de un retroceso del país del sudeste asiático en la vía de la democracia. Desde la disolución de la junta militar en 2011, Birmania vio florecer los medios independientes, pero algunas leyes amenazan la libertad de prensa. (I)

La policía escoltó a Kyaw Soe Oo (centro), periodista de Reuters, después de una comparecencia judicial en Yangon. Foto: AFP

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